Derecho romano es la denominación que se le otorga al conjunto de las leyes y las normas que permitieron la organización de la sociedad en los tiempos de la Antigua Roma. Se trata del ordenamiento jurídico que rigió entre el año 753 a. C. y el siglo V d. C., cuando se produjo la disolución del Imperio romano.
La historia del derecho romano, por lo tanto, es muy extensa ya que se desarrolla a lo largo de unos catorce siglos. Incluso muchos de sus preceptos llegan hasta la actualidad: se considera que el derecho romano es la base de los códigos civiles de hoy y del llamado derecho continental.
Introducción al derecho romano
Para comprender qué es el derecho romano, hay que tener en cuenta varias cuestiones. Por un lado, se debe saber que derecho es un concepto que alude a las reglas y los principios que hacen posible la regulación de los vínculos sociales. Estas pautas, que expresan un ideal de orden y de justicia, son de cumplimiento obligatorio para todos los integrantes de la sociedad.
En cuanto al adjetivo romano, en este caso hace mención a la Antigua Roma. Así se menciona al periodo histórico protagonizado por la civilización romana, que se organizó mediante un Estado fundado en el siglo VIII a. C. con la unión de diferentes pueblos de la zona central de Italia.
Puede decirse, por lo tanto, que el derecho romano nace con la fundación de Roma. Aunque respecto a este acontecimiento se mezclan leyendas y hechos reales, suele considerarse que dicha fundación tuvo lugar el 21 de abril de 753 a. C.
El derecho romano, en este marco, atravesó varias fases que están relacionadas con la forma de gobierno de este pueblo. En una primera instancia se estableció la Monarquía romana, que fue reemplazada por la República romana. Dicha república luego fue sustituida por el Imperio romano, que tuvo una enorme extensión territorial hasta su caída, generalmente fechada en el año 476.
Sus orígenes y fuentes
La sociedad romana se encontraba dividida en dos grandes grupos: los patricios y los plebeyos. Los patricios eran los descendientes de las curias primigenias y quienes integraron la nobleza primitiva, mientras que los plebeyos carecían de antepasados reconocidos.
Aquellos que se encargaban de las cuestiones legales o jurídicas eran los patricios, que se encargaban de la aplicación de las tradiciones de acuerdo sus propios intereses. Dicha situación terminó provocando el descontento de los plebeyos, quienes comenzaron a demandar que las tradiciones se codifiquen para evitar los atropellos.
El derecho consuetudinario, basado en normas no escritas, fue la primera fuente del derecho romano. Se conoce como mos maiorum a ese conjunto de reglas tradicionales que los romanos tenían que respetar.
La imprecisión de las normas y la arbitrariedad de los magistrados patricios al aplicar el mos maiorum, pues, generó el reclamo de los plebeyos ante los tribunos para que se redacten leyes iguales para la totalidad de las personas. Con la aprobación del Senado romano, se inició un proceso que derivó en la creación de la Ley de las XII Tablas, desarrolladas a mediados del siglo V a. C. y aplicable a ambos órdenes.
Otro momento clave en la historia del derecho romano fue la compilación llamada Corpus iuris civilis, impulsada por el emperador Justiniano I en el siglo VI. En el Corpus iuris civilis se fueron incorporando diversas disposiciones hasta que llegó a conformarse con el Codex Justinianus o Código de Justiniano; el Digesto (la sección más amplia, con obras de varios jurisconsultos romanos); las Institutas o Instituciones; y las Novellae o Novelas.
El derecho romano y el ius
En el derecho romano se entendía que lo justo podía provenir del fas (la voluntad de los dioses) o del ius (las normas establecidas por las personas). El fas, de este modo, se asociaba al derecho divino, mientras que el ius estaba relacionado con el derecho humano.
El ius, a su vez, se dividió con el tiempo en diversos conjuntos de normas o ramas del derecho. Así podemos mencionar al ius civile (orientado a la regulación de las relaciones entre los ciudadanos), el ius gentium (que complementaba al ius civile, centrándose en las instituciones de las cuales podían participar quienes no disponían de la ciudadanía romana) y el ius honorarium (el derecho pretorio, que habilitaba al pretor a concretar la promulgación de los edictos pretorios), por ejemplo.
También existieron diferenciaciones que llegan hasta la actualidad. En este sentido puede hablarse del ius naturale (derecho natural, preexistente al derecho escrito) y el ius scriptum (derecho escrito), o del ius publicum (derecho público) y el ius privatum (derecho privado).
Principales juristas
Los principales juristas romanos son personalidades que han dejado su huella en la jurisprudencia romana, como Gaius, Emilio Papiniano, Domicio Ulpiano, Paulo y Herenio Modestino.
Gaius (también mencionado como Cayo o Gayo) quedó en la historia por sus Instituciones. Este referente de los sabinianos era considerado como una especie de docente. Papiniano, en tanto, fue un jurisconsulto que, entre otras cuestiones, detalló las obligaciones de los funcionarios policiales y los magistrados.
Domicio Ulpiano, por su parte, ostentaba el título de prefecto del pretorio en tiempos del emperador Alejandro Severo y legó tres preceptos fundamentales del derecho: vivir con honestidad, no producir daños a nadie y otorgar a cada individuo lo que le es propio.
Respecto a Paulo, fue un jurista y pretor muy prolífico que publicó más de trescientas obras jurisprudenciales. En cuanto a Herenio Modestino, escribió sobre fideicomisos, la tutela y otras instituciones.
Es interesante señalar que Papiano, Gaius, Modestino, Ulpiano y Paulo fueron los juristas incluidos en la Ley de citas. Esta norma del año 426 establecía que solo estos expertos podían ser citados en los tribunales. En caso de empate en las opiniones, la visión de Papiano era la que debía prevalecer.
Recepción del derecho romano y su influencia
La recepción del derecho romano se produjo en numerosas partes del mundo, con lo cual se concretó la integración jurídica de muchos de sus preceptos e instituciones a diversos sistemas jurídicos.
En este proceso tuvieron una gran importancia los glosadores, quienes en la segunda parte del siglo XI se especializaron en el análisis y la enseñanza del derecho romano en Bolonia y otras zonas del norte italiano. Su labor fue complementada luego por los postglosadores, orientados a favorecer la comprensión del derecho romano y a su aplicación práctica.
Puede afirmarse que el derecho continental que hoy rige en gran parte de Europa se basa en el derecho romano, tomando a la ley como fuente primordial y recopilando las normas en códigos. El derecho romano, de hecho, es el sustento de muchos códigos de comercio y códigos civiles que están vigentes en el siglo XXI.