La economía de escala es un fenómeno que aparece cuando una empresa logra reducir sus costos a medida que incrementa su producción. De este modo, al aumentar su volumen de negocio, la compañía consigue disminuir sus costos unitarios.
Existen varios factores que pueden derivar en una economía de escala. Pueden tratarse de variables internas que se dan en el seno de la propia entidad o de cuestiones externas que inciden en la marcha de la firma.
Características de la economía de escala
La característica principal de una economía de escala es la relación inversa que existe entre el nivel de producción y el costo unitario de cada producto. Esto supone que el costo unitario cae cuando la cantidad que se produce crece.
Es importante tener en cuenta que el costo de producción se compone de costos fijos y costos variables. Mientras que los costos fijos se mantienen inalterables más allá de los cambios en el caudal de producción, los costos variables crecen a la par de la actividad productiva. Lo que ocurre con los costos fijos es que, al aumentar la producción, se distribuyen entre un número mayor de unidades, lo que deriva en una caída en el costo unitario.
Cómo se logra la reducción de costos
La reducción de costos con la economía de escala se logra de diferentes maneras. Una de las más habituales es la especialización ya que permite ganar eficiencia y achicar el costo unitario. Para especializarse, muchas veces se recurre a maquinaria específica o que implica una innovación en materia de tecnología para propiciar una optimización del proceso productivo.
La reducción de costos también puede obtenerse mediante el inventario. Cuando una empresa puede adquirir materias primas en grandes cantidades y estableciendo contratos a largo plazo, tiende a minimizar sus costos. Otra posibilidad es que acceda a financiación bancaria con intereses reducidos, alcanzando un efecto similar.
Ejemplos de economía de escala
Supongamos que una empresa compra maquinaria y amplía sus instalaciones. De esta forma, empieza a producir más artículos, reduce su costo unitario y obtiene más beneficios.
Cuanto más produzca, más beneficios. El crecimiento de los beneficios a lo largo del tiempo está asociado a que el costo de fabricación aumenta solo una vez, con la adquisición de la maquinaria: una vez que está cubierto el desembolso, ya no hay que descontar ese costo.
Tomemos el caso de una gran cadena de supermercados. Esta compañía compra los productos masivamente y goza de una situación de privilegio para negociar con los proveedores. Así puede ofrecer un precio de venta al público más bajo que otros supermercados.
Monopolio natural
La existencia de monopolios naturales suele asociarse a la economía de escala. En este marco, hay una empresa que está en condiciones de ofrecer la totalidad de la producción de un mercado con un costo inferior al que se conseguiría si la oferta la realizaran varias corporaciones.
Para que exista un monopolio natural, tienen que darse varias situaciones. Por un lado, la economía de escala hace que resulte imprescindible captar toda la demanda de manera tal que los costos puedan rentabilizarse. Sin embargo, dadas las características del producto o servicio, existe un tope que impide que la demanda siga en expansión luego de alcanzar un cierto nivel. Asimismo, en estos sectores hay barreras de entrada por la elevada inversión que debe hacerse para estar en condiciones de operar en la industria, con lo cual no hay un incentivo para la competencia.
El ejemplo clásico de monopolio natural se da con el suministro de agua corriente, que suele estar en manos del Estado. Si hay más de una empresa encargándose del servicio, y se duplica o triplica la red de suministro, no solo no mejoraría la calidad del producto, sino que el costo aumentaría de manera innecesaria.
De esta manera, que haya un monopolio natural en el agua corriente brinda más eficiencia debido a que, con el crecimiento de la productividad, caen los costos medios. Aunque los consumidores están cautivos porque no pueden elegir el proveedor, la sociedad en general se beneficia de la situación del mercado.
Lo opuesto a la economía de escala
Lo opuesto a la economía de escala es la deseconomía de escala. En ese caso, el costo unitario se incrementa a medida que crece la producción.
Al igual que ocurre con la economía de escala, la deseconomía de escala puede surgir por factores internos o externos. La deseconomía de escala interna se vincula a un incremento de los costos administrativos cuando crece la cantidad de unidades que se producen. Esta situación, a su vez, tiene que ver con un aumento de la burocracia, la ampliación de la estructura administrativa y/o fallas al coordinar las actividades.
La deseconomía de escala externa es mucho más frecuente. Se origina por un aumento de los factores de producción, como un incremento de los salarios de los trabajadores a partir de un convenio laboral colectivo o la subida del precio del transporte.
La cercanía espacial
No se puede dejar de mencionar a la llamada economía de densidad, que en ocasiones es confundida con la economía de escala.
En una economía de densidad, la cercanía espacial de los proveedores o de los oferentes permite rebajar los costos. Dicha particularidad se relaciona con la posibilidad, cuando hay una densidad poblacional elevada, de lograr una sinergia que lleve a ahorrar costos gracias a aglomerados o concentraciones.
En la economía de escala, como ya hemos visto, los costos unitarios no tienen vinculación con cuestiones propias del espacio. Por eso las infraestructuras de redes suelen estar asociadas a la economía de densidad y no a la economía de escala.