El vocablo griego élleipsis llegó al latín como ellipsis, que en nuestra lengua derivó en elipsis. Se trata de un concepto que se emplea en la gramática, la teoría literaria y la retórica.
Se llama elipsis a la eliminación de un elemento discursivo cuyo contenido puede reconstruirse gracias a la información del contexto. Esto quiere decir que el receptor está en condiciones de inferir el segmento suprimido.
Por ejemplo: «Los perros ladraban sin cesar. Estaban nerviosos por algo». Como se puede advertir, hay una elipsis en la segunda oración, ya que no se menciona quiénes estaban nerviosos (se elimina el sujeto). Dicha mención resulta innecesaria debido a que, por la frase precedente, queda claro que la mención alude a los perros.
La elipsis también puede consistir en la supresión del verbo: «Laura jugaba en el dormitorio y Pedro, en el comedor». En este caso, la elipsis supone la eliminación del verbo jugar, sin afectar el sentido de la expresión (resulta evidente que las dos personas estaban jugando).
En este caso es importante hacer referencia a otro tema fundamental de nuestra lengua, desde un punto de vista gramatical: el uso de la coma. En primer lugar, este signo de puntuación nos sirve para dividir el discurso en porciones más fáciles de entonar, que nos permitan respirar entre ellas y le den al interlocutor más tiempo para entender su significado. Sin embargo, con la elipsis de los verbos, la coma se vuelve necesaria para reemplazarlos.
Retomando el ejemplo anterior de las dos personas que estaban jugando en diferentes partes de la casa, si omitiésemos la coma obtendríamos una oración en apariencia incompleta: si la última parte fuese «y Pedro en el comedor», daría la sensación de que falta el verbo, el cual debería ubicarse después de la palabra «comedor», por lo cual no sería fácil de comprender. Basta con colocar una coma luego de «Pedro», para indicar que este sujeto está realizando la misma acción que el anterior.
Y esto nos lleva a reflexionar acerca de los riegos que acarrea el uso cada vez más rudimentario del idioma, un fenómeno difícil de enfrentar en nuestra sociedad. El sistema educativo no incentiva a los niños a preocuparse por la gramática, la ortografía y la semántica, sino que continúa imponiendo estos conocimientos como ha hecho siempre: por la fuerza y a base de memorización. Dado que en la actualidad los programas escriben por nosotros, ya no necesitamos poner en práctica lo aprendido en la escuela, y esto empeora con las convenciones de la mensajería instantánea.
La elipsis es la omisión consciente de un elemento del discurso, cuya ausencia no afecta la comprensión precisamente porque se compensa con el uso de otros recursos que componen el contexto. Si desconocemos esta teoría y usamos la elipsis, de forma intencional o accidental, el sentido de nuestro mensaje sí se ve afectado. Es importante recordar que la tecnología no es la «culpable» de esta decadencia, sino que debemos aprender a usarla adecuadamente; de hecho, nos ofrece herramientas de corrección invaluables.
Como figura retórica, la elipsis es una omisión que se aplica para generar un cierto efecto. Muchas veces se recurre a la elipsis para evitar las repeticiones que, de estar presentes, harían que el texto pierda fluidez y ritmo.
En el mundo del cine, las elipsis de tiempo son frecuentes para acortar la duración de una película, eliminando fragmentos que resultarían irrelevantes en la historia. También sirven para que la narración sea posible cuando se pretende contar acontecimientos distantes entre sí. En ocasiones, la elipsis se explicita a través de un aviso (del tipo «Cuatro años más tarde» o «Dos meses después»).