La noción de exoesqueleto se emplea en el terreno de la zoología. Se forma con elemento compositivo exo- (que alude a lo que está en el exterior o afuera) y el sustantivo esqueleto (referente al conjunto de las piezas resistentes y sólidas que, articuladas entre sí, protegen los órganos y dotan de estabilidad y firmeza al cuerpo de un animal).
Como se puede advertir a partir de sus componentes, el término exoesqueleto hace mención a una estructura externa que recubre la superficie corporal de un organismo. También conocido como dermatoesqueleto, se trata de una parte de la piel endurecida y engrosada que puede constituirse como un caparazón, una concha, una placa ósea cutánea o escamas según la especie.
Formación del exoesqueleto
El exoesqueleto se forma de distintas maneras dependiendo del tipo de animal. Puede desarrollarse por la generación de elementos osificados o calcificados en la dermis, como ocurre en los peces y en diversos reptiles, por ejemplo.
Otra posibilidad es que se acumulen sustancias calcáreas o quitinosas sobre la epidermis y así surja un caparazón o una concha. Este proceso se evidencia en artrópodos, moluscos y celentéreos.
Cabe destacar que hay animales que, además de exoesqueleto, tienen endoesqueleto o neuroesqueleto: un esqueleto cartilaginoso u óseo que brinda protección a un sistema nervioso central. Los armadillos o mulitas presentan esta dualidad.
Sus funciones
La función básica de un exoesqueleto es el resguardo de las partes blandas del cuerpo. De todos modos, también brinda otras prestaciones vinculadas al sostén del aparato muscular y a la respiración.
Es interesante señalar que el exoesqueleto, además de cubrir la superficie externa, también se expande por el interior del cuerpo. Puede ingresar en el tubo digestivo, participar en el procesamiento de los alimentos y hasta formar las lentes de los ojos, según el tipo de organismo.
La muda de exoesqueleto
En el caso de los artrópodos (como las arañas y los insectos), estos animales llevan a cabo una muda conocida como ecdisis. Dado que el exoesqueleto no va creciendo, tienen que descartarlo y crear otro nuevo de forma periódica.
Para la ecdisis, el artrópodo produce una enzima que permite la disolución de la zona interna del exoesqueleto. Simultáneamente, fabrica un nuevo esqueleto debajo del anterior que, en una primera instancia, es blando. Por eso, hasta que el flamante exoesqueleto no se endurece, el ejemplar se encuentra en peligro ya que se incrementa su vulnerabilidad.
Una estructura artificial
Cabe destacar que también se llama exoesqueleto a una estructura fabricada por el ser humano que cumple funciones similares o análogas a las del exoesqueleto de los animales. En ocasiones estos exoesqueletos artificiales sirven como armadura.
En el ámbito militar suele investigarse sobre exoesqueletos y se realizan pruebas experimentales. La medicina, en tanto, puede apelar a exoesqueletos para revertir las limitaciones físicas derivadas de ciertas lesiones o de un accidente cerebrovascular.
Podemos encontrar un claro ejemplo de exoesqueleto artificial en la ficción. El personaje Tony Stark, protagonista de historietas y películas de Marvel, crea un exoesqueleto que le permite convertirse en Iron Man, un superhéroe que tiene múltiples herramientas tecnológicas a su disposición.