Las habilidades sociales son capacidades que un ser humano desarrolla a lo largo de su vida y que favorecen las relaciones interpersonales, es decir, el vínculo con los demás. Son esenciales en vistas a una convivencia armoniosa y fluida independientemente de parentescos, sentimientos o grados de cercanía.
Según se desprende de la teoría, es un recurso fundamental para iniciar y mantener una conversación, propiciar la resolución de conflictos a través del respeto y la cordialidad y poder organizar un trabajo en equipo, por enumerar algunos ejemplos.
En definitiva, las habilidades sociales permiten que las personas puedan comportarse de manera adecuada frente a un prójimo, tener consideración por los demás y expresarse apropiadamente ya sea mediante la comunicación verbal o apelando a la modalidad de comunicación no verbal.
Clasificación de habilidades sociales
Las habilidades sociales, un conjunto de rasgos y conductas que sirven como herramientas para lograr, con asertividad, manifestar ideas, sentimientos o emociones ante un grupo y defender derechos propios sin perder de vista a los ajenos, se clasifican de acuerdo a su complejidad, al campo de aplicación y a otras variables.
Es usual que la escucha activa y los buenos modales, esas normas de cortesía que giran en torno al agradecimiento y a la corrección, se describan como habilidades sociales básicas.
Un buen manejo de críticas, saber pedir ayuda, la empatía, la destreza para una negociación, la regulación emocional y saber decir no cada vez que una situación lo amerite, en tanto, están enmarcadas en el grupo de las habilidades sociales complejas.
Hay, asimismo, habilidades de liderazgo (como la idoneidad para la toma de decisiones y la aptitud para generar motivación), habilidades de gestión de conflictos (entre ellas, la tolerancia y la inteligencia emocional), habilidades interpersonales (conjunto que reúne al respeto por las diferencias y a la adaptabilidad, por ejemplo) y habilidades emocionales (autocontrol, autonomía, etc).
Es interesante tener en cuenta que es muy conveniente trabajar individualmente en habilidades de manejo de la ira para, en momentos de enojo, poder lograr la mayor serenidad posible, no perder la paciencia ni enceguecerse a raíz la rabia.
Por supuesto, cada persona tiene cualidades que le permiten destacarse en algo en especial o expandir un talento en concreto. En este sentido, hay seres humanos con mayores habilidades de organización en comparación a otros; gente con extraordinarias habilidades de ventas que resultan competentes en el rubro comercial y sujetos que asombran a los demás con sus habilidades de observación, por ejemplo.
Beneficios
Las habilidades sociales necesitan cultivarse desde edad temprana ya que generan beneficios en distintas áreas. La salud mental, el desarrollo personal, la educación y el desempeño en el trabajo se favorecen cuando uno tiene herramientas para entablar vínculos sociales y conducirse de manera independiente y segura por la vida. Lamentablemente, en el mundo moderno (y después del aislamiento social que hubo en tiempos de pandemia) el uso excesivo de tecnología está afectando negativamente a los lazos sociales porque se va perdiendo la capacidad de poder desenvolverse bien al estar frente a otros sin pantallas de por medio.
Al saber relacionarse con los demás, depositar confianza en otros y tener garantizada la integración en una comunidad y/o círculo social mejora la autoestima, hay motivación y se motoriza la capacidad para amar y ser amados.
La convivencia en sociedad y el poder para establecer lazos, intercambiar opiniones y cultivar el sentido de pertenencia a un grupo da estímulos, potencia el deseo de progresar e impulsa planes y metas a corto, mediano y largo plazo.
A medida que alguien va extendiendo redes y acumula experiencia en el ida y vuelta con otros sujetos aprende a compartir, a comprender las necesidades ajenas, a desarrollar una escucha empática y a profundizar la capacidad para pedir perdón.
Las habilidades sociales son imprescindibles para abrazar el éxito, servir de ejemplo y conseguir liderazgo. Para ello hay que esforzarse por valorar al prójimo escuchándolo con atención, interpretar el lenguaje no verbal, tener la humildad para reconocer méritos y logros de otros y desplegar un espíritu constructivo basado en la colaboración, la cooperación y el aporte de soluciones.
Técnicas para entrenar las habilidades sociales
Para entrenar y mejorar las habilidades sociales existen diversas técnicas. El objetivo de cada uno de los métodos es contribuir a la mejora de las destrezas orientadas a entablar y llevar adelante relaciones interpersonales. Además, sirven para optimizar la capacidad de adaptación y contribuyen a trabajar la seguridad interna.
Una de ellas se conoce como reestructuración cognitiva y apunta a trabajar sobre los pensamientos.
También es posible aprovechar los beneficios del modelado (procedimiento que se respalda en la imitación de conductas), el ensayo conductual (con pruebas para ejercitar conductas en entornos simulados o reales y experimentos que buscan implementar comportamientos deseados a través de la imaginación) y de la retroalimentación (una devolución con fines de orientación respecto a aquello que se debe seguir haciendo al vincularse con otros por ser un proceder adecuado socialmente y qué cuestiones conviene mejorar o entrenar).