El término metate, procedente del vocablo náhuatl métatl, se emplea para aludir a la piedra utilizada para moler, de manera manual, diversos tipos de granos. El elemento con el cual se muele sobre esta superficie recibe el nombre de metlapil.
El metate, por lo tanto, es una especie de mortero. En regiones que actualmente forman parte de países como México, Guatemala y Honduras, los pueblos precolombinos recurrían a este artefacto para la molienda de maíz, por ejemplo.
Para usar el metate, primero hay que colocar los granos sobre la piedra. Luego, con el metlapil en mano, deben ser machados hasta triturarlos o conseguir la consistencia y el tamaño deseados.
Existen múltiples tipos de metates. La piedra generalmente tiene forma rectangular: en algunos casos dispone de patas, mientras que en otros carece de ellas. El metlapil, en tanto, suele ser un cilindro, hecho también de piedra.
Lo importante es que el metate sea duro y que tenga una porosidad reducida. Así se facilita su limpieza y se minimizan las mezclas de sabores y la contaminación.
Hay metates sin ningún tipo de ornamentación que solo satisfacen la necesidad de molienda, pero también pueden encontrarse diseños muy elaborados, con apariencia de animales y diversas ornamentaciones. Es interesante mencionar que, sobre todo en comunidades rurales, el metate sigue siendo utilizado en la actualidad.
De todos modos, el avance de la tecnología que propició el desarrollo de licuadoras y molinos que funcionan a base de energía eléctrica convirtió a los metates en utensilios arcaicos. Tiempo atrás, en cambio, eran el recurso más importante de muchas culturas para producir salsas y harinas.
Con respecto a los materiales usados para fabricar el metate, se escogen los más duros y con el menor porcentaje de porosidad, para conseguir los siguientes dos objetivos: que sea más fácil de limpiar, es decir que no queden residuos atrapados en sus poros; evitar que los sabores de los diferentes productos molidos se mezclen.
Por estas razones, lo normal es usar piedra volcánica de un nivel bajo de porosidad, aunque también son comunes la piedra sedimentaria o el barro cocido. El de granito es el que acarrea un coste más alto. Los modelos más antiguos solían tener grabados y otros ornamentos que sirvieran para identificarlos. Como dato curioso, ciertas culturas del pasado lo consideraban una parte importante de las dotes matrimoniales; de hecho, si alguien osaba dañar el metate de otra persona, su acto se tomaba como una afrenta grave.
Dado que el metate es parte de la cultura de algunos países desde hace mucho tiempo, también podemos encontrarlo en ciertos refranes, así como sucede con otros productos típicos. Veamos a continuación algunos de los más conocidos:
*A muele y muele ni metate queda. Significa que la paciencia se termina si alguien insiste demasiado en algo. Es importante, por otra parte, que la expresión «muele y muele» hace referencia a alguien que molesta a otro de manera insistente;
*Mala para el metate, pero buena para el petate. Se dice de una mujer que no es muy dedicada en las tareas del hogar (las cuales se relacionan en la tradición machista con la mujer, pero en realidad no corresponden a ningún sexo en particular) pero es capaz de satisfacer a su pareja en la intimidad;
*Con la que entiende de atole y metate, con esa cásate. Es un consejo que se le da a un hombre soltero, y significa que si encuentra a una mujer que sepa cocinar, que se case con ella;
*Colgarse hasta la mano del metate. Se dice que una persona que usa demasiados colgantes, aros, pulseras u otros ornamentos, o incluso accesorios electrónicos.