Una oración interrogativa sirve para averiguar algo por medio de una pregunta. Visualmente se distingue con facilidad ya que lleva un signo de interrogación tanto al inicio como al final. Oralmente, en tanto, es reconocible por la entonación de quien concreta la consulta en cuestión.
Aquellos que se especializan en gramática indican que esta clase de oraciones deja en evidencia el deseo o la necesidad de recibir datos, informaciones o precisiones por parte de cada receptor, además de ser un recurso útil al momento de querer provocar una reflexión o brindar una sugerencia con sutileza.
En el día a día de millones de personas, las oraciones interrogativas adquieren un gran protagonismo ya que son indispensables dentro del circuito de la comunicación. A veces aparecen para refrescar algún conocimiento, como es el caso de preguntas como “¿A qué especialista me habías recomendado?” o “¿Cómo era la letra de ese tema que cantábamos en nuestra adolescencia?”, reforzar ciertos saberes (“Esta receta lleva tres cucharadas de azúcar, ¿no?”) o averiguar una determinada cuestión: “¿Cuánto cuesta el kilo de pan?”, por señalar algunos ejemplos.
Tipos de oración interrogativa
Los tipos de oración interrogativa son numerosos y cada uno presenta rasgos y utilidades que varían entre sí.
En primer lugar, es posible hacer una diferenciación entre la pregunta directa (planteada entre signos de interrogación dejando en claro que se busca una respuesta de parte de quien recibe la inquietud) y la pregunta indirecta (oraciones subordinadas que no suelen incluir signos de pregunta y que están destinadas a averiguar algo referido a consultas ajenas, por ejemplo).
Existe, asimismo, la pregunta abierta que le otorga al receptor libertad para contestar y, como contrapartida, la pregunta cerrada, alternativa que gira a una estructura predeterminada que restringe la posibilidad de responder porque invita a elegir una de múltiples opciones (si / no, verdadero / falso, etc).
En ocasiones, el emisor no se expresa con la intención de recibir una respuesta sino de promover conclusiones o reflexiones en los demás: así, pues, entra en juego la llamada pregunta retórica.
Es frecuente, por otra parte, generar encuestas o responder formularios donde puede haber una pregunta de orden (“Del 1 al 10, ¿qué puntaje le asignás a cada jugador del equipo teniendo en cuenta el rendimiento individual durante el partido de hoy?”) o una pregunta de clasificación (“¿Cómo ordenás, bajo el criterio de sobresaliente, muy bueno, bueno, regular y malo, los siguientes filmes?”).
Cabe destacar, además, que una gran cantidad de empresas, independientemente del rubro en el cual se encuadre cada una, apuesta por encuestas para recopilar datos que sirven para mejorar y saber la visión de los consumidores. En ese marco se aprovecha, entre muchas otras, la llamada pregunta de satisfacción que puede tener una apariencia así o similar: “¿Quedó conforme con el servicio recibido?” o, como introducción a una enumeración con ítems del estilo Absolutamente satisfactoria, excelente, buena, regular y pésima, tal vez surjan interrogantes como “¿Cómo calificaría su experiencia en nuestras instalaciones?”.
Más allá de las referencias brindadas párrafos arriba, es oportuno tener presente que es mucho más extenso el listado de categorización de las oraciones interrogativas, dándole espacio a más de una pregunta de posibilidad y permiso, una pregunta de especificación, una pregunta de petición y una pregunta de interpretación, entre otras.
Características de las preguntas
Conocer las características de las preguntas interrogativas ayuda a saber detectarlas y a formularlas más allá de entender cuándo van, o no, los signos de interrogación.
Estar al tanto de las palabras interrogativas es esencial para arrancar. Se trata de vocablos funcionales que posibilitan la formulación de oraciones interrogativas de estilo parcial. Al hacer hincapié en la sintaxis sale a la luz, por enumerar una cuestión concreta, que en español y otras lenguas europeas este tipo de términos figura en oraciones interrogativas directas posicionado como especificador del denominado sintagma complementante asociado al enunciado interrogativo.
El orden para ubicar sujeto, verbo y demás elementos sintácticos no siempre es igual: a veces, en una oración interrogativa puede alterarse la disposición sin afectar el resultado.
Otro punto a destacar se posa en qué palabras emplear o a qué conceptos responder implícitamente al preguntar. “¿Qué le pasó a ese joven?”, “¿Quién lo acompañaba al momento del accidente?”, “¿Cuándo advirtieron que necesitaba asistencia médica urgente?”, “¿Dónde apareció el cuerpo calcinado?”, “¿Por qué todavía no declaró el testigo clave?”, “¿Cómo se produjo la colisión?”, “¿Cuánto tardó en llegar la ambulancia?”, “¿Cuál es la identidad de la víctima?”.
La oración interrogativa en la práctica
La oración interrogativa en la práctica puede detectarse en un sinfín de situaciones y ámbitos. En los medios de comunicación, es una herramienta fundamental porque los periodistas, para poder informar y reflejar realidades, precisan preguntar. Las consultas, el acto de indagar y el proceso de investigación generan, al mismo tiempo, respuestas que para los científicos son datos generalmente de mucho valor, ya sea práctico o teórico.
También los profesionales de la salud, a fin de arribar a un diagnóstico preciso y poder establecer el tratamiento más conveniente para cada individuo, necesitan respuestas por parte de sus pacientes.
La dinámica comercial, tanto en un local de indumentaria o en una librería como en un restaurante o una dietética, sirve asimismo de referencia a la hora de demostrar cómo los interrogantes aparecen por la necesidad de averiguar el precio de un ítem, su disponibilidad, etc.
Las oraciones interrogativas y sus particularidades, incluso, son enseñadas en un contexto académico y, en el aula, los docentes formulan y contestan cientos de preguntas a sus alumnos, algunas vinculadas a saberes enseñados y otras que trascienden el plano pedagógico y se orientan a asuntos personales o dudas de interés general.