El oxímoron es una figura literaria que consiste en combinar dos expresiones de significado opuesto en una misma estructura, con el objetivo de generar un tercer concepto con un nuevo sentido. El estudio de su etimología demuestra que se trata de una palabra compuesta de dos términos griegos, cuyos significados aproximados son «agudo» y «tonto«, dos términos tan opuestos como un oxímoron en sí mismo.
El oxímoron funciona en un sentido metafórico ya que su significado literal resulta absurdo o incoherente. Por ejemplo: “Su obra está cubierta de una luminosa oscuridad” es un oxímoron que podría hacer referencia a un estilo artístico revelador. La frase “La droga ofrece un placer doloroso”, por otro lado, expresa a la vez la momentánea sensación agradable y los serios problemas a largo plazo que provocan cierto tipo de sustancias químicas, también conocidas como estupefacientes.
Esta figura retórica permite ocultar una intención sarcástica bajo una expresión que, en apariencia, es absurda: “Un silencio atronador descendió desde las galerías hasta el escenario y desconcertó a los actores”.
El oxímoron y otras figuras
De forma opuesta al oxímoron, que espera un esfuerzo por parte del receptor para dar con su significado, el pleonasmo es un recurso expresivo que se vale de una redundancia de variada extensión para reforzar el sentido de una idea. Su presencia, a diferencia del oxímoron, es muy común en el habla cotidiana, como se puede apreciar en los siguientes casos: «Debes subir para arriba«, «No te lo vuelvo a repetir«, «Lo vio con sus propios ojos«. El pleonasmo también aparece en diversas obras literarias, entorno en el cual goza de una profundidad que lo aleja de una mera repetición de conceptos.
Una figura del pensamiento que se suele confundir con el oxímoron es la antítesis, que se construye con la contraposición de frases o palabras que posean un significado contrario. El poema titulado «Es tan corto el amor, y tan largo el olvido» es un claro ejemplo de este recurso, que no expresa una idea contradictoria, sino que refuerza el peso de una haciendo uso de otra, que tenga un sentido opuesto. Fuera del ámbito literario, es común hablar de antítesis cuando se desea comparar a dos personas o dos situaciones, generalmente enfocándose en las características negativas de una de ellas.
La paradoja, por otro lado, se usa para afirmar una contradicción en sí misma, algo que en una determinada cultura parece carecer de sentido. Esto se ve muy frecuentemente en el lenguaje místico, que sugiere la existencia de un plano que no ha sido explorado o aceptado por la ciencia. En un soneto de Pablo Neruda encontramos una estrofa que comienza diciendo «Yo te amo para comenzar a amarte» y culmina con el verso «por eso no te amo todavía«. En un poema de Machado, por otra parte, se da como consejo que nunca se siga su consejo.
Un juicio subjetivo
En ocasiones, se dice que ciertas expresiones son oxímoron por una cuestión de juicio subjetivo. Ese es el caso de frases como “inteligencia militar” o “armas inteligentes”; hay quienes creen que no debería hablarse de inteligencia en el ámbito militar ya que no resultan racionales las técnicas o disciplinas que buscan la destrucción de otros seres vivos.
Algunos oxímoron forman parte del lenguaje cotidiano como “casi siempre”, “apuesta segura”, “accidente afortunado” o “aldea global”. La imprecisión de dichas expresiones puede pasar desapercibida para muchas personas, pero es en parte responsable de la pobreza con la que nos expresamos, de lo desprotegidos que nos encontramos frente a las situaciones formales y a las definiciones técnicas.
Cabe destacar que, de acuerdo a la Real Academia Española (RAE), el término oxímoron debe permanecer sin cambios en plural, aunque también es válido utilizar la palabra oxímoros.