Se denomina penca a la hoja carnosa o al tallo de diversas plantas. El significado puede variar de acuerdo a la región, adquiriendo matices particulares en cada caso.
La acelga, por ejemplo, tiene pencas. Así se llama a sus pecíolos; es decir, a los pezones o ramas pequeñas que sostienen las hojas de esta hortaliza.
Aunque la parte comestible más popular de la acelga son sus hojas, las pencas también sirven como alimento. De hecho, es posible hacer una gran cantidad de recetas con este ingrediente.
Las pencas de acelga rebozadas se preparan con harina y huevo. Primero hay que hervir las pencas para que queden tiernas, luego pasarlas por harina de trigo y finalmente por huevo batido. Una vez sumergidas en el huevo, deben freírse en aceite bien caliente. Otra posibilidad es rebozar las pencas con pan rallado y hornearlas.
También es posible cortar las pencas de acelga en trozos pequeños y saltearlas en aceite con ajo, cebolla y pimientos (morrones). Además sirven para elaborar tartas, tortillas y hasta lasaña y pueden conservarse en escabeche.
En el caso del nopal o tuna, la penca es la hoja. Esta especie forma parte del grupo de las cactáceas y crece como arbusto.
Las pencas de la tuna tienen calcio, potasio y diferentes tipos de proteínas y vitaminas. La medicina tradicional recurre a ellas ya que aportan diversos beneficios al organismo.
Con las pencas de la tuna se preparan ensaladas, mermeladas y jugos. Este producto también se utiliza como cosmético debido a que se le atribuyen propiedades hidratantes y revitalizantes.
Las pencas de banana, por otro lado, son los racimos de este fruto. También existe el cardo penquero, una especie vegetal que se conoce como penca y que en el ámbito científico recibe el nombre de Cynara cardunculus. La penca se encuentra en abundancia en las zonas rurales de Chile y está fuertemente emparentada con la alcachofa, una de las especies más conocidas a nivel mundial.
La penca no solo se siembra en Chile, ya que surgió en el continente europeo y también en el norte de África, más precisamente en la cuenca del mar Mediterráneo; allí se la conoce con el nombre de alcaucil o cardo de Castilla. Los romanos y los griegos tenían una especial afinidad por la penca gracias a sus propiedades nutritivas y las posibilidades que les brindaban a la hora de cocinar. Muchos siglos más tarde, se cuenta que el rey Enrique VIII de Inglaterra estaba obsesionado con esta verdura, y que la comía a toda hora.
La época de cosecha de la penca es el final del invierno y el principio de la primavera, y debe realizarse con especial cuidado para evitar lastimarse con sus filosas hojas. En la cocina, se debe pelar y despinar antes de usar, y luego se puede cocer o servir cruda, troceada de diferentes maneras y tamaños, acompañada de aceite o limón, etcétera. Un detalle a tener en cuenta es que la penca posee un sabor bastante salado de forma natural, por lo cual no ser recomienda agregarle sal antes de probarla.
La flor de la penca es grande y de color morado. Se encuentra envuelta en espinas y florece durante el verano. En España, por ejemplo, se usa para cortar la leche en la elaboración de diversos quesos. También se puede usar para preparar algunas bebidas amargas.
Entre las propiedades nutricionales de la penca podemos destacar su gran contenido en potasio y agua. Además, es baja en proteínas, carbohidratos y grasas, algo que la vuelve ideal para las dietas de adelgazamiento. También contiene magnesio, fósforo, vitaminas A y B9, calcio e hierro.