Aprender a conocer, a hacer, a vivir en comunidad y a ser son los pilares de la educación mencionados en el llamado informe Delors.
Los pilares de la educación, desde la mirada de un comité que supo encabezar el político de origen francés Jacques Delors y que presentó ante la Unesco un informe titulado en español como «La educación encierra un tesoro», son cuatro. Esos propósitos u objetivos que la dinámica de la formación pedagógica debería perseguir y cumplir se basan en el aprendizaje asociado al conocimiento, a la acción, a la realización personal y al vínculo social.
En ese estudio se hacía foco en la adquisición de saberes a lo largo de cada etapa de la existencia y en prepararse para vivir en comunidad. Con la idea de modernizar lineamientos y actualizar el debate sobre cómo tendría que ser el acto educativo, tiempo atrás la Unesco respaldó un trabajo teórico denominado «Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la educación«. En este flamante análisis, la transmisión y adquisición de conocimiento se plantea como una tarea de carácter colectivo, un marco donde entran en juego incluso los lazos de la humanidad con la tecnología y con el entorno natural.
El informe reciente invita a adoptar una clase de pedagogía focalizada en la empatía, la cooperación y la solidaridad; implementar un currículo renovado que resulte útil, accesible e interesante; lograr que las instituciones educativas sean espacios de bienestar tanto colectivo como individual, de equidad y de inclusión; posicionar a la docencia como una vocación de espíritu colaborativo que sea fuente de transformación y aprovechar múltiples momentos, instancias y lugares para generar oportunidades educativas.
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ResumenPilares de la educación moderna
Los pilares de la educación moderna apuntan a propiciar el aprendizaje colaborativo que encuentra en la posibilidad de interacción la base para construir conocimiento. Ya no alcanza con estudiar de memoria en las instancias de educación primaria, educación secundaria y educación superior sino que se necesita enseñar a estimular el aprendizaje de modo efectivo y a pensar por uno mismo desarrollando un pensamiento crítico.
La educación inclusiva, el desarrollo emocional, la autonomía de cada estudiante y la inteligencia emocional también son especialmente relevantes dentro de los enfoques pedagógicos que se han ido proponiendo e instaurando en los últimos tiempos. Se ha alentado, al mismo tiempo, un cambio en el sistema de evaluación y se prefiere recurrir a la tolerancia porque cada persona posee un ritmo propio y un camino exclusivo a la hora de aprender algo.
La tecnología educativa es otro motor de revolución en materia de aprendizaje. Propias de esta era son, sin dudas, la educación en línea y la formación multimedia. Cabe recordar que durante la pandemia, ante la suspensión de las clases presenciales, se apeló a la educación a distancia para no interrumpir el proceso formativo de niños, jóvenes ni de los adultos.
Entusiasma saber, incluso, que la inteligencia artificial puede beneficiar a los educandos tanto dentro como fuera de las aulas, mejorar la calidad educativa y favorecer un modelo de educación personalizada que responda a intereses, necesidades y posibilidades individuales.
La innovación didáctica se logra modernizando el contenido curricular, los procedimientos de evaluación y los métodos de enseñanza.
Enfoques y fundamentos pedagógicos
Existen diversos enfoques y fundamentos pedagógicos, algunos de los cuales describiremos a continuación.
La corriente bautizada como constructivismo, por señalar un caso específico, exige un rol activo tanto de los docentes como de los alumnos para que la enseñanza sea un proceso anclado en la interacción, la participación y el aprendizaje logrado en base a acciones. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son grandes aliadas del formato constructivista.
El conductismo, en tanto, aspira a provocar reacciones estudiantiles positivas al acompañar el acto educativo con estímulos que premien la participación y se propicien las prácticas guiadas con el objetivo de lograr la asimilación de saberes.
Las habilidades de cada ser humano y la actividad cerebral, en cambio, resultan esenciales para el cognitivismo, un estilo para el cual es importante incorporar conocimientos desde la comprensión o la reflexión y la vinculación con experiencias u otros saberes. El aprendizaje colaborativo y el aprendizaje experiencial son variedades enmarcadas en el aprendizaje cognitivo.
El humanismo, por su parte, propone una formación integral del sujeto que exalte el potencial de cada individuo concibiéndolo como un ser único. En este modelo se le da valor tanto a la cuestión intelectual como a la instrucción práctica orientada a retos del día a día viviendo en comunidad.
La formación docente debe potenciarse, actualizarse y reforzarse frecuentemente para asegurar calidad educativa y conseguir educadores capacitados e idóneos para los nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje.
Habilidades clave para implementar los pilares de la educación
Para implementar los pilares de la educación resultan imprescindibles ciertas competencias y habilidades clave. Las destrezas o aptitudes van más allá de qué niveles educativos o qué métodos de enseñanza estén en curso: el rendimiento académico alcanza sus picos máximos positivos cuando ciertas cuestiones están aseguradas.
Al respecto no se puede dejar de indicar que la creatividad, la alfabetización, la pericia para la resolución de problemas, la capacidad en relación al trabajo en equipo y las habilidades comunicativas, sumadas a la adaptabilidad y a un perfil propicio para el liderazgo necesitan cultivarse y estar presentes en el aprendizaje a lo largo de la vida.
Ya sea en la educación formal como en la educación no formal, ser alguien proactivo, ingenioso y con autonomía facilita los procesos educativos y la aplicación práctica de todo lo aprendido.
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