Para comprender qué es un plumón, primero debemos definir el concepto de pluma. Las plumas son estructuras córneas que cubren el cuerpo de las aves, compuestas por un tubo que está inserto en la piel y por un eje con barbillas que sobresale.
Un plumón, en este marco, es un tipo particular de pluma. Se trata de una pluma delgada que se halla debajo de las plumas de contorno (es decir, del plumaje externo).
Los plumones se caracterizan por presentar un eje o raquis de escasa extensión, cuyas barbillas no se encuentran entrelazadas. Gracias a los plumones, los animales cuentan con una capa aislante que les brinda protección frente a las inclemencias climáticas.
En el caso de las aves acuáticas, el plumón contribuye a la flotabilidad. En ciertas especies, además, las hembras se arrancan plumones para formar sus nidos y para camuflar los huevos.
La mayor parte de las aves, en su primer desarrollo, presentan el cuerpo cubierto del plumón natal. Hay pollos que, de hecho, ya tienen plumones cuando el huevo eclosiona. El plumón corporal, en tanto, es aquel que se sitúa debajo de las plumas de contorno en los ejemplares adultos.
Debido a sus propiedades aislantes, los plumones han sido aprovechados por el ser humano desde la antigüedad. Con estas plumas suelen confeccionarse mantas y abrigos y se rellenan colchones, por ejemplo.
En algunas regiones, por último, se llama plumón al rotulador: un instrumento de escritura también conocido como marcador. El plumón genera un trazo grueso con un pincel o una escobilla de fieltro y resulta ideal para escribir sobre superficies diferentes al papel.
Más arriba se menciona el término raquis, el cual podemos definir sencillamente como un eje flexible desde el cual parrte las denominadas barbas, unas ramificaciones paralelas que forman parte del vexilo o estandarte, la parte laminar de la pluma. Las barbas también tienen una ramificación perpendicular en bárbulas o barbillas, que a su vez dan origen a los ganchillos, cuya función es unirse a los de las barbillas más próximas.
La presencia o ausencia de raquis es uno de los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de clasificar los diferentes tipos de plumas. Por ejemplo, las plumas de contorno (también llamadas típicas), tienen un raquis bien desarrollado; las semiplumas, por otra parte, tienen un raquis cuya extensión supera su barba más larga; las cerdas, en cambio, tienen un raquis rígido con escasas barbas que se ubican sobre todo en su base. Cabe mencionar que el plumón no siempre tiene raquis; de hecho, si lo tiene es de poca extensión, sus barbas son suaves y están desordenadas, o sea que no se entrelazan.
El aislamiento térmico natural es fundamental en los animales, y el plumón destaca por esta función en las aves adultas. Gracias a una serie de hallazgos paleontológicos, hoy en día sabemos que algunas especies de dinosaurios tenían partes de su cuerpo cubiertas de plumas, tal y como las aves. De hecho, los estudios indican que sus características las acercaban más al plumón que a la pluma típica.
La estructura del plumón se considera la más simple de todas las que podemos encontrar en las aves del presente. Esto tiene bastante sentido si recordamos que recubre el cuerpo de muchas especies de aves desde su nacimiento. En otro párrafo mencionamos que sus barbas se encuentran desordenadas, y esto se debe a que sus barbillas no tienen ganchillos con los cuales agarrarse a otras. Esto les da a los pequeños pollos, por ejemplo, su aspecto tan característico, que en un ser humano asociaríamos con la falta de preocupación por el aspecto físico, que describiríamos como «desarreglado».