Puerto es una noción con varios usos. En la informática, el término se emplea para nombrar a una clase de conexión que posibilita el envío y la recepción de información. USB, por su parte, es la sigla correspondiente a Universal Serial Bus, una interfaz que permite la conexión de periféricos a diversos dispositivos, entre los cuales se encuentran los ordenadores y los teléfonos móviles.
El puerto USB, por lo tanto, es un componente que tiene la finalidad de conectar distintos dispositivos entre sí. Una impresora, un mouse (ratón), una webcam y unos altavoces son algunos ejemplos de periféricos que pueden conectarse a un puerto USB, sin olvidar los cada vez más populares discos duros externos y las clásicas llaves de memoria (pendrives).
Aunque existen diversos adaptadores, lo más recomendable es utilizar dispositivos que cuenten con el conector USB para facilitar el proceso de conexión y traslado de los mismos. El puerto USB puede entenderse como una entrada en la que sólo pueden ingresar aquellos artefactos con la ficha apropiada. Así como existen ciertos modelos de mouse que pueden conectarse a un puerto USB, otras clases de mouse presentan características diferentes y deben conectarse a otro puerto (PS/2).
Ventajas del puerto USB
Una de las grandes ventajas del puerto USB es que no exige reiniciar el sistema para reconocer que un periférico ha sido conectado. De este modo, el dispositivo en cuestión puede conectarse y usarse (plug-and-play).
La tecnología USB también cuenta con la capacidad de detectar el programa informático que se necesita para que el dispositivo funcione, procediendo automáticamente a su instalación. Entre los aspectos más cuestionados del puerto USB, en cambio, se encuentra su ancho de banda reducido para transferir los datos.
La generación 3.1
Cabe destacar que existen diferentes puertos USB de acuerdo a la velocidad de transferencia que soportan, siendo el USB 3.1 el más rápido hasta hace algunos años. La mayoría de los dispositivos actuales han adoptado esta versión, aunque otros, por cuestiones económicas, continúan confiando en la generación anterior (2.0).
El puerto USB 3.1 ofrece una mejora considerable en cuanto a la velocidad, ya que supera a su antecesor casi veinte veces, permitiendo transferencias de hasta 10 Gbps (giga bits por segundo), lo cual equivale aproximadamente a pasar el contenido de dos CDs por segundo de un dispositivo a otro. Este estándar, así como el 3.0, que brilló en su momento por sus 5 Gbps de velocidad, es absolutamente retrocompatible en su formato original, caracterizado por el conector azul.
El puerto USB y la retrocompatibilidad
La retrocompatibilidad es un factor muy importante en el mundo de la informática y la electrónica en general, ya que los usuarios suelen invertir grandes cantidades de dinero para mantenerse al día; si las compañías ignoraran dicha realidad y lanzaran productos incompatibles entre sí cada año, sería equivalente a obligar a sus consumidores a comprarlos para no quedarse atrás, lo cual resultaría en la pérdida de su confianza y respeto.
Pero la retrocompatibilidad no siempre es posible, y cada tanto es necesario que las empresas adopten nuevos y revolucionarios formatos para ofrecer a sus usuarios productos verdaderamente innovadores y beneficiosos para ellos. Éste parece ser el caso del conector USB-C, que se apoya en la especificación 3.1 pero tiene el objetivo de dejar atrás el gran número de conectores que hay en el mercado, que genera muchas confusiones a los consumidores.
El puerto USB-C se caracteriza por tener un conector pequeño, lo que permite su uso en cualquier dispositivo. Además, es capaz de trasmitir cualquier tipo de señal, desde datos hasta energía; por ejemplo, hay ordenadores portátiles que ya no requieren de un puerto especial para el cargador, porque aprovechan el USB-C. En el caso de los teléfonos móviles y las tabletas, dado que USB-C soporta hasta 100W de potencia, es posible cargar varios a la vez.