Un recurso es un medio de cualquier clase que permite conseguir aquello que se pretende. Un material, por otra parte, es algo perteneciente o relativo a la materia (resulta opuesto, por lo tanto, a lo espiritual).
Los recursos materiales, en definitiva, son los medios físicos y concretos que ayudan a conseguir algún objetivo. El concepto es habitual en el ámbito de las empresas y de los gobiernos.
Por ejemplo: “Tenemos grandes profesionales en este hospital, pero nos faltan recursos materiales”, “La compañía ha realizado una gran inversión para renovar los recursos materiales”, “Cuando los recursos materiales son escasos, hay que agudizar el ingenio y redoblar los esfuerzos”.
Tipos de recursos materiales
En la actividad cotidiana de una empresa, se pueden distinguir entre distintos tipos de recursos, tales como las materias primas, las instalaciones, las maquinarias y el terreno. Gracias a estos bienes tangibles, es posible manufacturar los productos o desarrollar la infraestructura necesaria para prestar sus servicios, dependiendo de su actividad.
Existen otros tipos de recursos de gran importancia para la operatoria de una empresa; ellos son los técnicos (como las patentes o los sistemas), los financieros (dinero en efectivo, créditos) y los humanos (las personas que trabajan en la organización).
La importancia de la gestión eficiente
El éxito de cualquier organización depende de la correcta gestión de todos los tipos de recursos mencionados. Es importante señalar que para el correcto funcionamiento y desarrollo de una empresa, es necesario que exista un equilibrio entre las proporciones de sus recursos, dado que el exceso puede ser tan contraproducente como la escasez.
Por lo general, la mejor forma de potenciar los recursos materiales es a través de inversiones que permitan renovarlos y actualizarlos. En el caso de los recursos humanos, en cambio, su gestión es más compleja e implica múltiples variables.
El reciclaje de los recursos materiales
Gracias al reciclaje es posible convertir recursos materiales usados, que en otros casos serían considerados meros residuos, en nuevos y útiles productos. Al llevar los objetos de vidrio, metal o papel, entre otros, a los puestos de recogida, se da comienzo a un proceso que genera un gran número de recursos ambientales y financieros, y que afecta positivamente la vida en sociedad.
Algunos de los beneficios de esta práctica son:
* la protección y ampliación de puestos de trabajo relacionados con la fabricación y el crecimiento de la competitividad;
* la reducción del número necesario de vertederos y de la incineración de basura;
* un menor grado de contaminación, por no necesitar un volumen tan grande de materiales vírgenes para las fábricas;
* un importante ahorro energético;
* un descenso considerable en la emisión de gases de efecto invernadero, reduciendo asimismo el cambio climático;
* la menor necesidad de explotar los recursos naturales, tales como el agua, los minerales y la madera;
* un mayor respeto para con el medio ambiente y, por consiguiente, por las próximas generaciones.
Recogida y aprovechamiento
En cada comunidad, el proceso de recogida de material reciclable puede variar, pero existen cuatro formas que suele adoptar: los contenedores de distintos colores, presentes en la vía pública; centros que se dedican exclusivamente a esta tarea; puestos que ofrecen algún tipo de recompensa a quienes acercan sus desechos; diversos programas y campañas que intentan concienciar acerca de los beneficios de la renovación de recursos.
De todos modos, el paso siguiente es el mismo para cualquier material reciclable que haya sido entregado en alguno de los sitios mencionados: se lo lleva al depósito correspondiente, para clasificarlo y transformarlo en nuevos materiales y bienes de consumo.
Es importante recordar que al comprar un producto reciclado aumenta la demanda de fabricación respetuosa con el medio ambiente, reforzando así la necesidad de las empresas de escoger materiales y energías renovables para sus procesos.