Redimir es una noción que procede de redimĕre, un vocablo latino. El verbo permite referirse a la acción de liberar a alguien de un sufrimiento o de un castigo. También puede utilizarse para hacer referencia al hecho de adquirir o recuperar algo que se había perdido o se encontraba embargado.
Lo habitual es que el concepto se vincule con una recuperación, con algo que permite dejar atrás un problema o una experiencia o nueva situación que permite reponerse de un paso en falso.
Ejemplo de redimir
Tomemos un ejemplo para explicar este concepto. Un trabajador que se queda dormido y llega a su puesto de trabajo con un retraso de dos hora, posiblemente provocará una reacción de enfado por parte de su jefe. Esto podría traerle una serie de consecuencias poco agradables.
Una forma en la que el empleado podría subsanar su falta podría ser no tomarse su hora de almuerzo, manteniéndose en su puesto laboral; otra forma podría ser quedarse después del horario en el que generalmente abandona su puesto de trabajo para cumplir con la cantidad de horas por las cuales se halla contratado. Son tan sólo dos ejemplos de las formas en las que dicho empleado podría redimirse frente a los ojos de su empleador.
El sustantivo de redimir es redención, cuya definición en el diccionario de la RAE es «acción y efecto de redimir».
Redención en la religión católica
Dentro del rito de la religión católica el término redención tiene una acepción específica. Se define así al gesto que tuvo Jesucristo, considerado por la Iglesia el Hijo de Dios, al ofrecer su vida para la salvación de la humanidad. Dicho gesto consistió en permitir que le asesinaran clavándolo en la cruz después de haberlo sometido a una serie de dolorosas torturas. Se cree que a través de su muerte, Jesucristo ofreció a la humanidad la posibilidad de alcanzar el Reino de los Cielos; es decir, la vida eterna.
Se cree que a través de su padecimiento Jesucristo permitió que los seres humanos pasaron de la esclavitud del pecado a la libertad otorgada por convertirse en hijos de Dios. Se cree también que cuando Cristo vino al mundo había una difundida conciencia pagana en él; la corrupción moral era una de las constantes en las sociedad y que por eso era necesario realizar un cambio que hiciera posible la rehabilitación.
Aunque en la religión judía se cree que la redención puede alcanzarse a través de una vida santa siguiendo el designio de los profetas; la religión cristiana afirma que el verdadero redentor es Cristo Jesús que, como dice la teoría cristiana «fue crucificado por nosotros, sufrió bajo Poncio Pilatos y fue sepultado«.
Redimir y la satisfacción de Cristo
Existe otro concepto ligado al de redención en la religión cristiana que es el de satisfacción de Cristo. Hace referencia al perdón total de la deuda que los seres humanos tenemos con Dios, (asumida el día del nacimiento con el pecado original) a través de la muerte y resurrección de Cristo, que implica una reparación de la identidad espiritual de cada persona para que sea capaz de alcanzar la paz eterna.
Este concepto se encuentra mencionado en un popular pasaje del libro de Isaías donde se describe al siervo de Yahveh, que viene a ser Jesucristo, también conocido como el Mesías, que es castigado por su padre a causa de los pecados de toda la humanidad, y que ejecuta con paciencia y amor dicho sacrificio.
En el rito cristiano se suele decir que Cristo cargó con las iniquidades de la humanidad sobre sus hombros (de ahí el claro símbolo de la cruz) y que a través de su oblación le ofreció la paz al mundo entero, pagando así con su vida todos los errores de la humanidad.