Tranquilidad es un estado que el ser humano consigue estando internamente sereno en un marco apacible. Un entorno tranquilo transmite paz, así como estar en armonía con uno mismo y alcanzar un sano equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu genera bienestar y plenitud.
La tranquilidad es primordial y beneficiosa en cada etapa de nuestra existencia. Los bebés y los niños la necesitan para crecer y desarrollarse con contención emocional, seguridad y calma; a los jóvenes los ayuda a no desbordarse en periodos de crisis en los cuales los atormenta el nerviosismo o la ansiedad y a los adultos les permite combatir el estrés y preservar la salud mental.
Por fortuna existen múltiples fuentes de tranquilidad, razón por la cual cada sujeto tiene la posibilidad de buscarla y conseguirla de numerosas maneras en función de sus preferencias, necesidades y estilo de vida.
Espacios de tranquilidad
Es sumamente valioso y enriquecedor tener espacios de tranquilidad a diario. En un mundo que nos empuja a seguir un ritmo vertiginoso para hacerle frente a compromisos, responsabilidades y obligaciones cotidianas parece imposible apretar el freno y encontrar instantes de sosiego.
Pero sí hay que aprender a desconectarnos por un rato de todo aquello que nos pesa, estresa o preocupa y disfrutar ratos de ocio reservando momentos para el tiempo libre, el esparcimiento y el relax sin estar pendientes de ningún dispositivo tecnológico.
Para minimizar el riesgo de padecer enfermedades es vital el descanso, por ejemplo. Dormir mal es perjudicial: de acuerdo a investigaciones científicas, un nivel insuficiente de horas de sueño se asocia a una mayor chance de desarrollar problemas crónicos de salud. Lo aconsejable es descansar bien por las noches, asegurando, al menos, siete horas seguidas de sueño profundo y reparador. Durante el día, de ser posible, hay que permitirse una siesta breve para recargar energía y sentirnos mejor.
Tanto en esas instancias de descanso como cada vez que experimentamos agotamiento, hartazgo y nerviosismo, la quietud y el silencio resultan ideales. Claro que no se trata de frenar el mundo o «bajarle el volumen» a todo lo que nos rodea: los sonidos de la naturaleza, por señalar un caso específico, no solamente son maravillosos sino que también provocan sensaciones agradables y dan bienestar.
También la música, siempre y cuando se elijan canciones que nos estimulen positivamente o nos transmitan paz, es una compañía extraordinaria.
Es interesante tener presente que, además de momentos reservados para recuperar el equilibrio, es posible crear rincones dentro del hogar que se destinen a ejercicios o a acciones que alivien y calmen. Los individuos creyentes pueden armar una especie de altar o de sector religioso con imágenes y velas donde poder entregarse en cuerpo y alma a la oración o, independientemente de la fe, es aconsejable encender incienso o colocar una lámpara de sal en algún ambiente.
Opciones para promover la relajación
Opciones para promover la relajación hay muchas. Elegir entre una u otra dependerá de varios factores: disponibilidad horaria, ubicación geográfica, acceso (o no) a determinados recursos o conocimientos, intereses personales, etc.
Hay quienes se tranquilizan y distraen paseando en bicicleta o leyendo un libro, mientras que otra gente apela a prácticas como el yoga, el mindfulness o la meditación.
Existen, asimismo, tantos amantes del amanecer como del atardecer para la contemplación de un paisaje o de las tonalidades del cielo. Los gustos son variados y cada rutina o plan es bienvenido cuando se trata de ir en busca de una mejoría mental, física, de ánimo o de salud.
Es válido y respetable que, para despejarse y serenarse, a unos les alcance con tomar un té y darse un baño caliente antes de ir a la cama y que otros organicen vacaciones en algún lugar alejado del bullicio y de los ruidos urbanos a fin de desestresarse y recuperar fuerzas para seguir enfrentando los desafíos cotidianos de la mejor manera posible.
Una caminata en soledad por el campo o por alguna zona no tan transitada, deleitarse haciendo o apreciando arte, dar un paseo al aire libre permitiendo que el viento nos despeine o practicar algún deporte son otras alternativas con poder revitalizante que poseen la capacidad de hacer bien.
Terapias que contribuyen a alcanzar la tranquilidad
En la actualidad se llevan a cabo diversas terapias que contribuyen a alcanzar la tranquilidad. En este marco, cuando el estrés agobia y se vuelve urgente ocuparse de conseguir paz interior y serenar la mente, los ejercicios de respiración profunda y los masajes son un excelente punto de partida.
De querer mejorar el estado de ánimo, bajar los niveles de ansiedad y fortalecer la memoria, por ejemplo, la musicoterapia puede ser una gran ayuda. La aromaterapia, en tanto, resulta recomendable en casos de insomnio, cuadros depresivos, nerviosismo y dolores, entre otras problemáticas, ya que aprovecha los beneficios de los aceites esenciales para estimular reacciones positivas en el organismo.