La transcripción puede consistir en tomar nota de algo que escuchamos o leemos.
El término transcripción, también aceptado como trascripción, procede del vocablo latino transcriptio. Así se denomina al acto y la consecuencia de transcribir: copiar lo que está escrito en una parte en otra diferente; representar elementos o signos de distinta clase a través de un sistema de escritura; o adaptar a un instrumento la música creada para otro u otros.
TemasEscribir lo leído
La idea de transcripción muchas veces se utiliza para nombrar a la acción de escribir en una hoja aquello que se leyó en un libro, una pizarra, etc., o que se escuchó. Por ejemplo: “Me llevó tiempo, pero pude realizar la transcripción de todo lo que anotó el profesor en el pizarrón durante su clase”, “Anoche vi un programa de cocina muy bueno donde prepararon fideos aunque no alcancé a realizar la transcripción de la receta para elaborarlos en casa”, “Mi jefe me pidió que le envíe por correo electrónico la transcripción de la última asamblea”.
Los estudiantes se apoyan en la transcripción para tener un registro de lo aprendido en cada lección, de manera que puedan repasarlo para potenciar el aprendizaje. Las reuniones de trabajo de ciertas empresas exigen la transcripción de las conversaciones para dotarlas de un carácter oficial y poder revisarlas más adelante.
En música
En el terreno de la música, la transcripción implica trasladar una expresión para pasarla de un código a otro sin modificar su esencia. De esta manera su contenido puede ser reinterpretado y comprendido aunque haya sido creado hace siglos, con un sistema de notación muy diferente al que usamos en la actualidad. Esto es necesario y muy frecuente al estudiar piezas muy antiguas, tanto como lo es en la literatura cuando pretendemos leer obras que fueron escritas en castellano antiguo. Las piezas folclóricas y las que no tenían una versión escrita oficial, porque se transmitían oralmente, son las que se suelen transcribir.
En este ámbito también se entiende por transcripción a la acción de tomar una pieza escrita y adaptarla para que sea interpretada por otro instrumento. Por ejemplo: adaptar la parte de la orquesta para volverla posible de tocar en el piano. En este caso sí existe una reescritura, una serie de alteraciones que son más evidentes, pero se mantiene el objetivo de conservar la esencia de la obra. Debemos entender que una orquesta puede contar con muchas familias de instrumentos, cada una con su pentagrama, y que un pianista no podría ejecutarlos todos simultáneamente. Además, hay cuestiones estilísticas que son propias de cada instrumento, arreglos o «efectos» que no son posibles en todos, por lo cual es necesario escoger los más adecuados.
Lo mismo se puede hacer entre un instrumento y la voz (aunque ésta también se considera un instrumento) o viceversa. No es raro encontrar piezas que fueron escritas para violín y piano, por ejemplo, con versiones arregladas especialmente para que la parte del violín la ejecute una soprano, ya sea con letra o en forma de vocalización. Esto puede dotar una obra de nueva vida y llevarla a un público diferente, además de permitirles a los músicos explorar nuevas formas de ejecutarla.
Una forma de transcripción musical consiste en adaptar piezas antiguas a la notación actual.
En biología
Para la biología, la transcripción es uno de los pasos que se llevan a cabo en la expresión genética o génica. Concretamente alude al copiado de una secuencia de ácido desoxirribonucleico (ADN) en una secuencia de ácido ribonucleico (ARN).
La expresión genética consiste en traducir la información que contiene el ADN de los genes en la composición de proteínas. En el marco de la transcripción, se recurre a la enzima que se conoce como ARN polimerasa para copiar la secuencia de ADN en una secuencia de ARN. El ARN, a su vez, luego actúa como intermediario en la transferencia de la información del ADN a la proteína.
