La transformación digital es el proceso que se lleva a cabo para la adopción de nuevas tecnologías. El concepto alude al conjunto de medidas que se aplican con dicho objetivo, reorientando el funcionamiento de una empresa o institución.
Antes de avanzar con la definición, es importante indicar que una transformación es una modificación o una conversión. El adjetivo digital, en tanto, se refiere en este caso a aquello que produce, muestra, traslada o guarda información a través de una combinación de bits.
Qué es la transformación digital
La transformación digital es un cambio que se concreta en una organización cuando comienzan a utilizarse recursos informáticos y tecnológicos para optimizar su gestión. La noción se vincula a una modificación integral, que abarca a la totalidad de las áreas de la entidad, y no a la incorporación aislada de algunas nuevas capacidades.
La manera en que se plasma la transformación digital puede variar. En algunos casos, la incorporación de tecnologías pueda implicar la reformulación de toda la producción, mientras que en otras compañías se modifican las interacciones con clientes y proveedores, las comunicaciones internas, la cadena de suministro, etc.
Para que sea posible la transformación digital, antes deben completarse otros pasos. Resulta imprescindible, ante todo, garantizar la accesibilidad digital: es decir, que los recursos estén disponibles y al alcance.
Por otra parte, es necesaria la alfabetización digital para que la transformación se concrete y rinda frutos. Si los miembros de la organización no saben utilizar las herramientas (y carecen, por lo tanto, de competencias digitales), los procedimientos en cuestión no podrán ser modificados.
Las herramientas más importantes
Existen numerosas herramientas y tecnologías que propician la digitalización. La computación en la nube, por ejemplo, es clave ya que permite a la empresa almacenar datos online y acceder a ellos desde cualquier lugar.
Los dispositivos móviles, por supuesto, también son relevantes en una transformación digital debido a que posibilitan la comunicación y la conexión permanente y facilitan el teletrabajo. Asimismo, hay una amplia variedad de aplicaciones móviles que pueden aportar soluciones en distintos ámbitos.
Los drones, la impresión 3D y la inteligencia artificial son otros recursos cada vez más utilizados para la transformación de procesos empresariales. También ha crecido el uso de la realidad virtual (VR), la realidad aumentada (AR) y la robótica.
El machine learning, el big data, la blockchain y la Internet de las cosas (IOT), asimismo, suelen formar parte de la reestructuración de una empresa que se orienta a lo tecnológico. Trabajar en la gestión del cambio es trascendental para minimizar los inconvenientes.
La transformación digital en la vida cotidiana
La transformación digital ya puede advertirse en la vida cotidiana. Ya es usual que una persona interactúe con chatbots o asistentes virtuales para hacer consultas y recibir información, por mencionar una situación frecuente.
Comprar productos vía comercio electrónico (e-commerce) es otra acción diaria. Muchos individuos, en este marco, reciben ofertas y promociones a través del e-mail marketing.
Numerosas empresas, por otro lado, gestionan sus actividades con un software de ERP. Estos programas integran todas las operaciones corporativas.
Es posible mencionar a las redes sociales como parte de la transformación digital cotidiana. Los usuarios pasan varias horas al día conectados a plataformas como Facebook, Instagram y Twitter, ya sea para informarse, trabajar, entretenerse o estar en contacto con amigos y familiares.
Las videollamadas y conferencias virtuales y el consumo de entretenimiento digital (en plataformas como Netflix o Amazon Prime, por ejemplo) integran la rutina actual de millones de hombres y mujeres. Incluso la salud puede cuidarse a distancia consultando a profesionales gracias a la telemedicina.
Desafíos a superar
La transformación digital, sobre todo pensada a gran escala como un proceso de cambio social, debe superar diversos desafíos. El principal reto posiblemente sea la llamada brecha digital, que hace mención a la desigualdad que existe en el acceso y/o la utilización de la tecnología entre distintos grupos sociales.
Si una persona no tiene conexión a Internet en su casa, no puede hacer uso de la mayoría de las herramientas que mencionamos a lo largo de este artículo. Esto la deja en una posición desfavorable frente a quienes sí pueden conectarse en su hogar.
Otra dificultad que debe enfrentar la transformación digital es el ciberdelito. Con millones de personas conectadas de forma permanente a la Web y usando todo tipo de dispositivos electrónicos, se multiplican las posibilidades de que se cometa un delito virtual.
Frente a este panorama, planificar la ciberseguridad es una necesidad. Desde un individuo hasta una compañía multinacional, pasando por un emprendimiento digital, todo aquel que utiliza recursos de esta clase debe contar con mecanismos de protección como antivirus y firewalls, además de tomar medidas para reducir los riesgos (como no utilizar la fecha de cumpleaños como password y no abrir archivos adjuntos que llegan en un correo electrónico de un remitente desconocido).
Las autoridades, en este contexto, tienen que encargarse de la regulación de la privacidad y garantizar los derechos digitales de los ciudadanos. Después de todo, puede considerarse el mundo virtual como un reflejo de la sociedad.