Ambrosía es una sustancia alimenticia que ingieren los dioses. Ésta es la primera acepción que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario. Esta palabra tiene su origen en la antigua mitología griega: proviene de ambrotos (ἄμβροτος), que significa «inmortal» o «divino», y está relacionada con la noción de la «comida de los dioses«.
Un manjar divino
La ambrosía es la bebida y la comida de las divinidades. A lo largo de la historia se asoció la ambrosía al correlato divino de la miel y el aceite, por ejemplo. En la mitología griega, se creía que la ambrosía les otorgaba inmortalidad y fuerza sobrenatural a los dioses olímpicos. Se decía que sólo ellos y los seres divinos podían consumirla, y que confería a quienes la probaban una naturaleza eterna.
El término ambrosía también se utilizaba para referirse a un néctar divino asociado con la misma idea de inmortalidad y exquisitez. A menudo, se describe como una sustancia dorada y celestial con propiedades divinas. Con el tiempo, se ha utilizado en contextos más generales para referirse a cualquier alimento o bebida excepcionalmente delicioso y apreciado: un manjar de gusto delicado o algo que deleita al espíritu.
Leyenda de su origen
Una leyenda cuenta que, en sus orígenes, Ambrosía era una ninfa hecha de madera. Al quedar en medio de un enfrentamiento entre el dios Dioniso y Licurgo de Tracia, falleció y se convirtió en una vid. Luego las palomas comenzaron a llevar la comida de la enredadera (la ambrosía) al monte Olimpo, donde era degustada por los dioses.
Hay relatos que cuentan que la ambrosía confirió la inmortalidad a dichos dioses. También se dice que la fuerza vital de ellos procede del consumo de estos alimentos.
Nombre de postres
Ambrosía incluso es el nombre de distintos postres. En Estados Unidos una ambrosía se prepara con crema de leche (nata) o crema agria, yogur, coco, mandarina y piña. En Argentina, la receta consiste en una mezcla de yemas de huevo, azúcar y almendras trituradas.
La planta
La planta ambrosía es conocida científicamente como Ambrosia, y pertenece a la familia de las Asteraceae, que incluye a numerosas especies de plantas con flores. El género comprende alrededor de 40 especies diferentes que se distribuyen principalmente en América del Norte, aunque algunas especies también se encuentran en otras partes del mundo.
Una especie notable dentro de este es Ambrosia artemisiifolia, conocida como ambrosía común o de hojas de ajenjo. Esta planta es originaria de América del Norte y se ha naturalizado en otras regiones del mundo, incluyendo Europa, Asia y África. La ambrosía común es considerada una especie invasora en muchos lugares debido a su capacidad para colonizar rápidamente áreas disturbadas y competir con otras plantas nativas.
La ambrosía es una planta anual que puede alcanzar alturas de hasta 2 metros. Tiene hojas alternas, finamente divididas y con forma de plumas, que se asemejan a las hojas del ajenjo (de ahí su nombre específico artemisiifolia, que significa «similar a Artemisia»). Las flores son pequeñas y verdosas, agrupadas en espigas o inflorescencias al final de las ramas. La polinización de la ambrosía se realiza principalmente a través del viento, ya que produce una gran cantidad de polen altamente alergénico.
La ambrosía es conocida por su capacidad de liberar gran cantidad de polen. En algunas personas, esto puede causar reacciones adversas, como ser rinitis alérgica, conjuntivitis, asma y otros trastornos respiratorios. Por esta razón, la planta es considerada una importante fuente de alergias estacionales en ciertas áreas. Además de su impacto en la salud humana, la ambrosía también puede tener efectos negativos en la agricultura. Su rápida propagación y competencia por los recursos pueden reducir el rendimiento de los cultivos y afectar la biodiversidad de los ecosistemas nativos.