La raíz etimológica de antibiograma posiblemente se encuentre en el vocablo francés antibiogramme. Este término, a su vez, es un acrónimo de antibiotique (que puede traducirse como “antibiótico”) y el sufijo -gramme (es decir, “-grama”).
Para comprender la noción de antibiograma, por lo tanto, es importante prestar atención a los componentes del concepto. Un antibiótico es una sustancia que está en condiciones de eliminar o de detener el desarrollo de determinados microorganismos capaces de producir enfermedades. La terminación -grama, en tanto, hace alusión a algo gráfico o escrito.
Qué es un antibiograma
Se llama antibiograma a una prueba de laboratorio que se lleva a cabo para conocer cuál es la sensibilidad de un microorganismo frente a un antibiótico. En este punto es importante mencionar que un microorganismo, también llamado microbio, es un organismo unicelular de tamaño diminuto que solo puede verse a través de un microscopio.
Lo que permite un antibiograma es descubrir qué tan resistente o sensible es el microorganismo al accionar del antibiótico. Por lo tanto, el estudio mide la susceptibilidad del patógeno. También se llama antibiograma al resultado del procedimiento.
Cabe destacar que los antibióticos pueden actuar de dos maneras. Las sustancias bacteriostáticas interrumpen el desarrollo de los microorganismos, mientras que las sustancias bactericidas provocan su muerte.
Un recurso que salva vidas
Los antibióticos pueden ser producidos por un ser vivo, con lo cual se califican como naturales. Otra posibilidad es que sean elaborados por síntesis (antibióticos sintéticos) o a partir de la alteración química de un compuesto de origen natural (antibióticos semisintéticos).
Gracias al descubrimiento y la fabricación de antibióticos, se redujo la mortalidad vinculada a distintas infecciones. A su vez, muchos patógenos, con el tiempo, lograron incrementar su capacidad de resistencia ante estos productos.
Retomando la idea de antibiograma, esta prueba brinda información sobre la reacción del microorganismo a un antibiótico. Así se puede determinar cuál es el tratamiento adecuado para un paciente que padece una determinada infección, ya que se sabe qué antibiótico resulta efectivo contra el microbio en cuestión.
Dicho de otro modo: si un antibiograma revela que un antibiótico P tiene efectividad ante un microorganismo X, pero que un antibiótico S no logra inhibir el crecimiento del microbio ni eliminarlo, el tratamiento indicado por el médico debe basarse en el suministro del antibiótico P.
Cómo se realiza un antibiograma
El antibiograma se indica para determinar la probabilidad de que un antibiótico específico sea apto para contrarrestar el desarrollo fúngico o bacteriano que causa una infección. Para realizar la prueba, se necesita tomar una muestra del foco infeccioso y cultivarlo de forma específica a fin de establecer cuál es el hongo o la bacteria que está provocando la infección.
Dependiendo del tipo de infección, puede tratarse de un cultivo de orina, un cultivo de heces o de otro tipo. Lo que se hace es aislar a los patógenos e identificarlos a través de pruebas moleculares, enzimáticas o bioquímicas. Si los patógenos detectados no son aquellos cuya respuesta a los tratamientos estándares ya se sabe que es positiva, se hace el antibiograma para estudiar la susceptibilidad de cada tipo de hongo o bacteria encontrado en la muestra a diferentes antibióticos.
Hay que tener en cuenta que, en el caso de los virus, el análisis de la sensibilidad a los antibióticos se desarrolla de un modo diferente y no suele mencionarse como antibiograma.