Apicultura es una noción que hace referencia a las actividades, los procesos y las técnicas vinculadas a la cría de los insectos conocidos como abejas. La apicultura se lleva a cabo con el objetivo de que las abejas se desarrollen y se reproduzcan para luego recolectar los productos que elaboran, como la miel.
El origen de la apicultura es muy remoto: de acuerdo a pinturas rupestres, se puede estimar que hace cerca de 8.000 años el hombre ya recolectaba la miel que producían las abejas. Se cree que los primeros esfuerzos para controlar a estos animales y apropiarse de sus productos fueron desarrollados en el periodo Neolítico.
Los enjambres de abejas viven en colmenas: en ellas, con cera, desarrollan los panales donde colocan la miel. En las colmenas es posible distinguir entre los zánganos, las abejas obreras y las abejas reinas, que se reparten las tareas de acuerdo a su condición. Los apicultores se encargan de controlar la población, alejando plagas y cuidando que los insectos no contraigan enfermedades.
Productos de la apicultura
El producto más importante para la apicultura es la miel. Se trata de un fluido que elaboran las abejas mediante secreciones de las plantas, excreciones de otros insectos y el néctar que tienen las flores, sustancias que procesan con su saliva. Los seres humanos utilizan la miel como endulzante.
La cera, los propóleos, el polen y la jalea real son otros productos que suelen recolectarse a través de la apicultura. Incluso se suele obtener la apitoxina, que es el veneno que segregan las abejas obreras para defenderse de amenazas y al luchar entre sí. Este veneno puede emplearse para aliviar ciertos síntomas de los trastornos de las articulaciones.
Algunas consideraciones
Aunque el término ganadería suele usarse en relación a especies animales como vacas, ovejas y cabras, también contempla el grupo de abejas que se crían a través de la apicultura. En este contexto, los expertos aseguran que es un de las pocas actividades de este rubro que les permite recuperar el capital invertido sin tener que salirse del propio ejercicio, y de hecho es una buena fuente de dinero para quienes se dedican a ella a tiempo completo.
Esto no significa que sea fácil o que su efecto sea instantáneo: convertirse en apicultor toma tiempo y mucha práctica. Si bien existen cursos de apicultura en el ámbito académico, muchas personas prefieren aprender esta disciplina de sus padres, a lo largo de gran parte de su vida, interiorizando los diversos conceptos de forma paulatina.
A pesar de que la apicultura sea una actividad con resultados económicos muy prometedores, no es la más popular, probablemente por el grado de dedicación y concentración que exige para dominarla. Por otro lado, se cree que los apicultores no suelen estar abiertos a compartir su experiencia con los demás, sino que tienden a ocultar sus técnicas y conocimientos de la competencia, e incluso la ubicación de sus colmenares por miedo a potenciales actos de vandalismo.
Consejos para dedicarse a la apicultura
Uno de los consejos generalizados para quienes desean iniciarse en el mundo de la apicultura es armarse de paciencia y estar dispuestos a aprender paso a paso. Con respecto al número de colmenas ideal para empezar, no debe ser muy alto ni tampoco uno solo: si son muchos, es muy probable perder el control, mientras que con uno solo no existe la posibilidad de resolver problemas con recursos de otro.
Desde el punto de vista de los animalistas, la apicultura es una forma más de maltrato animal, aunque no se encuentre al mismo nivel que las torturas que viven otras especies para que millones de personas lleven un plato de carne, un huevo frito y una taza de leche a sus mesas. Los apicultores, sobra decirlo, no están de acuerdo con esta acusación, e incluso muchos de ellos abogan por los derechos de los animales, en un mundo tan contradictorio como ellos.