Atomización es el acto y la consecuencia de atomizar. Este verbo, a su vez, puede referirse a propagar un líquido mediante la expulsión de gotas (pulverizar) o a segmentar una cosa en porciones muy pequeñas.
Por ejemplo: “La empresa presentó un nuevo dispositivo de atomización para facilitar las tareas de fumigación”, “La atomización de la fragancia se realiza automáticamente cada una hora”, “Los analistas consideran que la atomización del voto perjudicó a la oposición”.
La atomización aparece en múltiples contextos. Como sinónimo de pulverización, podemos hablar de atomización agrícola, que consiste en aplicar herbicidas, insecticidas u otros productos para proteger los cultivos. Gotas diminutas de los plaguicidas se esparcen, de este modo, sobre las tierras sembradas.
Proceso de atomización
Un proceso usado para la conservación de alimentos o para secar productos en muy poco tiempo también se conoce con el nombre de atomización. Con respecto al secado, se utiliza aire caliente en combinación con temperaturas bajas, de forma tal que los objetos pierdan su humedad lo más rápidamente posible.
Algunas de las aplicaciones de los secadores por atomización son la deshidratación de emulsiones y soluciones orgánicas o acuosas; la micronización, un proceso que consiste en disminuir el tamaño de las partículas; y la microencapsulación por medio de matrices sólidas de diversos productos. El volumen que resulta posible atomizar por unidad de tiempo varía de un dispositivo a otro; por ejemplo, podría tener un mínimo de 50 mililitros y un máximo de 1 litro por hora.
Como puede apreciarse, las aplicaciones de un equipo de secado por atomización son amplias. En términos más concretos, podemos decir que abarcan tareas propias de la industria alimentaria, como la deshidratación de levaduras, leche, cerveza, alimentos infantiles, tofu y suero, entre muchos otros, pero también la microencapsulación de aceite de soja usando una matriz de maltodextrinas o la micronización del almidón de maíz y de la lactosa.
Dispersión de elementos
También puede usarse la idea de atomización con referencia a una dispersión de elementos físicos o simbólicos. Una compañía que ofrece diferentes servicios puede apostar por la atomización de sus negocios, distribuyendo sus recursos en diversos sectores: una misma empresa, en este marco, puede brindar servicios de telefonía, conexión a Internet, televisión satelital, producción de contenidos y venta de equipamiento de telecomunicaciones.
Una táctica de este tipo puede resultar muy beneficiosa para compensar el mal rendimiento de un sector con el de los más fuertes a cada paso, pero también acarrea ciertos riesgos, como son la pérdida de definición en el mercado desde el punto de vista de los consumidores, sin contar el aumento de complejidad a nivel organizacional (tanto en el departamento contable como en el de investigación y desarrollo) y los potenciales conflictos legales (juicios por derechos de autor, restricciones para la distribución en algunas regiones).
Atomización en la economía y la política
La economía reserva un significado particular para el término atomización, ya que lo convierte en el rasgo principal de un mercado en el cual existan muchos vendedores y compradores (que ejercen las acciones de oferta y demanda necesarias para su subsistencia) pero ninguno de ellos tiene una posición preponderante; es decir que no hay un vendedor o un comprador cuyas decisiones puedan alterar el equilibrio del mercado.
En el terreno de la política, se habla de atomización del electorado cuando los votos se reparten entre muchos partidos. Supongamos que, en un país, durante muchas décadas el 90% de los votos se distribuyó entre el Partido Socialista y el Partido Liberal. Un año, sin embargo, ese mismo caudal de votos pasó a repartirse entre el Partido Socialista, el Partido Liberal, el Partido del Socialismo Revolucionario, el Partido del Pueblo y el Partido Comunista. Como se puede advertir, se produjo una atomización de los votos.