Del latín biblia, que a su vez deriva de un vocablo griego que significa «libros», el término biblia se refiere a la obra que reúne los conocimientos sobre una determinada materia. Por ejemplo: «El primer libro publicado por el doctor Mafoet es la biblia de la infectología moderna».
El uso más usual del concepto, de todas maneras, está vinculado a las Sagradas Escrituras, que son los libros canónicos del Tanaj (para la religión judía) y del Antiguo y Nuevo Testamento (para los católicos). En este caso, Biblia se escribe con mayúscula inicial: «Mi abuelo lee la Biblia todas las noches», «Debo comprar una Biblia para mi clase de catequesis».
La Biblia en el catolicismo y el judaísmo
Los católicos y los judíos creen que la Biblia transmite la palabra de Dios. Es importante tener en cuenta que el término se utiliza desde antes del nacimiento de Jesucristo. La Biblia habría sido traducida, ya sea completa o ciertos fragmentos, a más de 2.300 idiomas.
Los historiadores consideran que la Biblia fue escrita en diversas etapas entre el 900 a.C. y el año 100 de nuestra era. El Antiguo Testamento de los cristianos se refiere a aquellos libros escritos antes de Cristo; el Nuevo Testamento, en cambio, narra la vida, muerte y resurrección de Jesús.
Su relación con la realidad
Pese al carácter espiritual y simbólico de la Biblia, la arqueología ha confirmado diversos hechos narrados por las Sagradas Escrituras e incluso comprobado la existencia histórica de varios personajes bíblicos.
Sin embargo, pese a que millones de personas creen firmemente en todo lo planteado en la Biblia, muchos estudiosos han podido comprobar que de las historias que allí se cuentan pocas han sido realmente tales y se asemejan más a historias infantiles que resaltan la capacidad de imaginación y se apoyan en una creencia popular mágica que nada tiene que ver con la realidad.
El estudioso Víctor Claudín, en un extenso análisis sobre la falsedad de los conocimientos que aparecen en la sagradas escritura comienza con una frase de Da Vinci que dice: «La cegadora ignorancia nos confunde. ¡Oh, miserables mortales, abrid los ojos!» y posteriormente desarrolla claramente las razones por las cuáles la biblia no es creíble.
Los mandatos de la Biblia
Desde dentro la Iglesia se ve como un gran grupo de personas que buscan la justicia, que desean el bien y que están convencidas de que sólo en el cumplimiento de las normas pautadas en el libro sagrado podrán obtener la salvación. Sin embargo, en realidad se trata de una institución que basa su poder en un dogmatismo exagerado y la imposición de rigurosos mandatos para los que da en llamar sus hijos.
A lo largo de la historia la iglesia a tapado aquellas cosas de la historia que no deseaba que se supieran porque pondrían en peligro su rígido dominio sobre los pueblos; una de esas verdades ocultas es la que gira en torno al matrimonio que existió entre Jesús y María Magdalena; verdad que si se diera a conocer haría temblar el poder de la iglesia y probaría que la única forma de ser fiel a esa institución es a través de la negación y de la ceguera.
Una creación humana
Cabe mencionar que, todo lo que se enseña en el cristianismo como auténtico es una modificación de algún símbolo o creencia pagana que cuando se adoptó esta religión como oficial se fueron adaptando hasta formar un híbrido que, a diferencia del resto de las entonces existentes religiones, tenía un poder divino que podía ser utilizado en la tierra.
Todo esto nos llevaría a decir que la Biblia es un producto de los seres humanos y no de Dios, como se nos quiere hacer creer, una obra que contiene un alto contenido político que fue realizado para dejar constancia de cómo se vivía en aquella época y cuál era la forma que los poderes que gobiernan el mundo consideraban apropiado.
Es interesante señalar, por último, que la idea de biblia se usa más allá de la religión. En Bolivia, se conoce como biblia a una bebida alcohólica preparada con vino dulce, canela, azúcar y huevo.