La teonomía se asocia a la sabiduría de Dios.
Teonomía es un término que no forma parte del diccionario elaborado por la Real Academia Española (RAE). En la etimología de este sustantivo encontramos al vocablo griego theos, que alude a la comprensión de lo divino mediante la razón; y al elemento compositivo -nomía, un sufijo que refiere a un conjunto de normas.
TemasSabiduría divina
La idea de teonomía, por lo tanto, puede hacer mención a la conceptualización y al análisis de las reglas o los preceptos de Dios. La noción también se vincula a un movimiento religioso y político que aspira a gobernar aplicando las enseñanzas que se encuentran en la Biblia.
En un sentido amplio, la teonomía implica recurrir a la sabiduría divina para atender las problemáticas sociales. Siguiendo con este pensamiento, dicha sabiduría está plasmada en las Sagradas Escrituras.
Para la teonomía, los problemas sociales y económicos tienen su base en problemas de valores (morales). La guía moral de los seres humanos, en este marco, es el texto de la Biblia. Por eso seguir las enseñanzas de este libro es, de acuerdo a la teonomía, el camino para la solución de los retos que aparecen en una sociedad.
Leyes basadas en la Biblia
De esta manera, la teonomía propone que las leyes sean un reflejo o una adaptación de los principios divulgados en la Biblia. Así, mientras más próximas se encuentren las normativas civiles de las instrucciones divinas, más justas y éticas serán las reglas que regulen los asuntos públicos y la convivencia entre las personas.
En la práctica, la teonomía deriva en una doctrina política conservadora. Sus defensores creen que solamente los cristianos deben acceder a los puestos de mando de un gobierno, para que se encarguen de su administración según las leyes bíblicas.
Objetivos de la teonomía
Entre los objetivos de la teonomía que han señalado los muchos autores especializados en esta disciplina, podemos destacar los siguientes tres, que en parte han sido anticipados más arriba:
* la creación a nivel universal de repúblicas teocráticas que respondan a los preceptos bíblicos;
* dejar fuera de la ciudadanía y del voto a todos los habitantes que no profesen el cristianismo;
* que el Estado aplique la ley de la Biblia.
De ser aplicadas estas metas en el mundo, los resultados incluirían la prohibición de ciertas libertades que las sociedades modernas llevan décadas luchando por conseguir, como ser la sexual (que cada ser humano puede vivir su sexualidad y su orientación sexual sin restricciones, sin tener que dar explicaciones o sufrir consecuencias por ellas). Pero también actitudes que consideramos incorrectas o faltas de ética, como el adulterio, recibirían penas extremas, como la muerte.
Uno de los objetivos de la teonomía es que las leyes divinas rijan el Estado.
Tampoco sería posible la diversidad de religiones si tan sólo una de ellas asumiera el poder del Estado, y del mismo modo estarían terminantemente prohibidas las imágenes de ídolos o el uso de los personajes bíblicos en contenidos de tono humorístico. Todo esto y mucho más se volvería ilegal. Claro que no todos los autores defienden estos castigos tan severos ante los actos antes mencionados; tal es el caso del escritor estadounidense Joel McDurmon, quien se opone a la pena de muerte ya que no lo considera acorde con las características del pacto actual.
Otros, como el crítico y polemista JD Hall, señalan negativamente la postura de McDurmon y quienes la compartan, argumentando que no se trata de una que refleje de manera fiel los principios de la teonomía. De acuerdo con el filósofo estadounidense Greg Bahnsen, quien vivió entre los años 1948 y 1995, tanto los funcionarios como los votantes deberían regirse por las leyes de Dios. En otras palabras, solamente las leyes para las que Dios impuso sanciones deberían formar parte de los programas de gobierno.
