El brillo es la luz emitida o reflejada por un cuerpo. El término puede referirse al flujo luminoso emitido o a la claridad de los colores. Por ejemplo: «¡Mira el brillo de esa joya! Es espectacular», «Esta mañana enceré el piso para que tenga más brillo», «Voy a aumentar el brillo del televisor ya que no puedo ver con claridad».
Por lo general se asocia el brillo a un objeto que es nuevo o que está limpio y reluciente. Un automóvil 0 km tiene brillo: no presenta las manchas, los raspones y los rayones que se generan con el uso. A medida que pase el tiempo, el vehículo perderá ese aspecto brillante.
Brillo de la pantalla
En el caso de las pantallas, generalmente asociamos el término brillo a la propiedad de la imagen que nos permite ver con mayor claridad los objetos, aunque las tecnologías modernas han vuelto más complejo este concepto.
Uno de los problemas de aumentar el nivel de brillo en un televisor convencional es que los colores comienzan a perder intensidad y a verse «lavados»; en pocas palabras, se acercan más al blanco, algo que de ninguna manera ocurre en la vida real. Sin embargo, empresas como Samsung se esmeran año a año por conseguir que sus paneles permitan la menor pérdida de color a pesar del incremento del brillo, algo que puede apreciarse en la serie denominada QLED.
El concepto en la astronomía
En el campo de la astronomía, el brillo se asocia a la luminosidad. Se llama luminosidad a la propiedad física que alude a la cantidad de energía que emite un cuerpo celeste por unidad de tiempo. De acuerdo a la distancia a la que nos encontremos del cuerpo en cuestión, percibiremos un mayor o menor brillo. El brillo superficial, por su parte, es el brillo aparente de una galaxia o de otro objeto astronómico con una extensión considerable.
La idea de brillo también puede hacer mención al modo en que interactúa la luz con la superficie de un mineral. Este brillo depende de la absorción de los colores por parte del mineral y de su índice de refracción.
El brillo simbólico
Brillo, por último, se usa simbólicamente para nombrar al lucimiento o el éxito de alguien o de algo: «El brillo del tenista suizo se mantuvo inalterable durante casi una década», «En un encuentro sin brillo, el equipo alemán se impuso al conjunto italiano por 1 a 0», «El crítico afirmó que los espectadores se sorprenderán por el brillo del joven actor en su nueva película».
El brillo de una persona siempre es su aspecto más destacable, aunque éste no siempre se combine con una personalidad sana. De hecho, las personas más brillantes suelen ser las más infelices a causa de sus dificultades para ser comprendidas por los demás. Detrás de muchos genios del arte y las ciencias hay seres que no soportan la vida, que se sienten atrapados en una historia de la cual deben ser los protagonistas a pesar de no haber tenido la posibilidad de escoger este rol. Podríamos decir, de forma figurada, que la magnitud de brillo siempre es directamente proporcional a la de sombra.
Claro que está en manos de la sociedad encaminar de modo adecuado y constructivo a los niños brillantes, para evitar que consideren sus talentos una tortura de la cual no pueden escapar. Los padres y familiares más cercanos son los primeros que deberían notar el brillo en estos individuos tan especiales, pero es más frecuente que los docentes tengan las herramientas para hacerlo. Por esta razón, las escuelas deberían estar preparadas para enseñar a cada persona la mejor manera de aprovechar su propio potencial, en lugar de darles a todos el mismo contenido.