Ciudades sostenibles son aquellas urbes en las cuales se persiguen y procuran el bienestar social y el progreso económico sin poner en jaque a los recursos naturales y tratando de provocar el menor impacto posible en el medioambiente.
En estos entornos urbanos de carácter sostenible se apunta a asegurar los derechos de los ciudadanos sin que ello represente perjuicios para la naturaleza.
El desarrollo sostenible y la resiliencia urbana son parte de las bases de este modelo de planificación territorial que aspira a conseguir un equilibrio armonioso entre la protección del entorno natural, la inclusión social y el desarrollo económico.
Elementos y criterios claves para lograr ciudades sostenibles
Para lograr ciudades sostenibles hay elementos, componentes y criterios que resultan clave en las etapas de planificación, diseño y ejecución de medidas y obras.
Es necesario, por ejemplo, conocer las bondades de la llamada infraestructura azul y verde e implementar sus lineamientos. Apostar por la energía renovable y aspirar a la eficiencia energética, así como instaurar condiciones que contribuyan a la equidad social, son otros principios a considerar.
En las ciudades sostenibles, además, se le da relevancia a los espacios verdes, a la economía circular y a una eficiente gestión de residuos.
Orientar los esfuerzos en pos de la mitigación o la reducción de emisiones de gases contaminantes a través de políticas y herramientas tecnológicas también es fundamental para que una urbe sea sostenible.
Desafíos y soluciones
Aquellas naciones dispuestas a generar ciudades sostenibles saben que se trata de un plan repleto de beneficios pero que no es sencillo de llevar a la práctica. Esta clase de proyecto ambicioso que implica una profunda transformación urbana supone ocuparse de idear y organizar territorios en los cuales hay muchos problemas por resolver y desafíos que superar.
El crecimiento demográfico, la continua expansión urbana, la contaminación ambiental, la infraestructura obsoleta, la desigualdad social y el avance del cambio climático, por ejemplo, obligan a buscar las soluciones más convenientes posibles, pero requiere un trabajo simultáneo e interdisciplinario. Sin dudas, es una misión compleja que demanda tiempo, voluntad, responsabilidad, inversión y creatividad, pero si la decisión política es firme, no es imposible cumplir los objetivos de adoptar modelos urbanísticos sostenibles.
Es imprescindible, para mejorar significativamente tanto la calidad de vida de los ciudadanos como la realidad medioambiental, hacer una óptima gestión de los recursos; educar y concientizar a la gente acerca de la importancia de no malgastar ni derrochar agua; y fomentar la participación ciudadana a fin de conseguir que los individuos se involucren en debates vinculados a la movilidad, la vivienda, la educación y el ambiente.
Resulta interesante saber que la sostenibilidad es uno de los pilares de las ciudades inteligentes. Se llega a ellas desde la innovación y el aprovechamiento de la tecnología para dar respuesta a problemáticas cotidianas referidas a las dinámicas urbanas y a los servicios públicos, por ejemplo. Según destacan aquellos que impulsan el modelo de smart-cities, invirtiendo en herramientas tecnológicas es posible, entre otros logros, ordenar y controlar el tráfico en grandes urbes, instalar sistemas eficientes y ecoamigables de iluminación y hacer una gestión de residuos inteligente a fin de ahorrar recursos y tiempo en base a contenedores y camiones de recolección equipados con GPS.
Beneficios de vivir en ciudades sostenibles
Los puntos positivos que se desprenden de una ciudad sostenible son múltiples y variados. Hay beneficios en materia ecológica, a nivel económico, en el plano de la salud y hasta en cuanto al paisaje.
La salud pública se favorece cuando se le da a la infraestructura verde el valor que merece. La abundancia de áreas recreativas al aire libre ricas en vegetación, el arbolado urbano, los jardines verticales y los espacios públicos ornamentados con flores y arbustos naturales son necesarios para conservar la biodiversidad y contribuir a la mitigación del cambio climático. Con este escenario se gana en seguridad hídrica, se reducen en líneas generales los niveles de estrés y en paralelo crece la sensación de bienestar, la mayoría de la gente alcanza un mayor grado de atención o concentración y la calidad del aire evidencia un gran progreso.
Al haber menos contaminación gracias al transporte sostenible y al usar más eficientemente los recursos naturales, por agregar precisiones, se mantiene a resguardo la naturaleza y la población en su conjunto vive mejor.
Los ecosistemas, en este marco, se fortalecen y las comunidades van demostrando resiliencia al adaptarse y sobreponerse a dificultades o a fenómenos que les quitan confort o representan una amenaza para su estilo de vida.
Los gastos cotidianos se reducen, de igual modo, cuando se tienen a disposición ciclovías, áreas de peatonalización o bicisendas para desplazarse por zonas urbanas de manera segura utilizando medios de transporte no contaminantes. La filosofía del reciclaje y la reutilización de productos también ayuda a ahorrar y deriva en una reducción de desechos.