El compromiso social es la responsabilidad que asume un individuo o una organización de buscar el bien común. Se trata de una obligación moral que lleva a actuar en beneficio de la comunidad, privilegiando lo colectivo sobre lo particular.
De este modo, el compromiso social se refleja en el activismo, el voluntariado y la filantropía, por ejemplo. También puede asociarse el concepto a la participación ciudadana en política, el trabajo de las ONG (organizaciones no gubernamentales) y la responsabilidad social corporativa.
Importancia del compromiso social
El compromiso social consiste en el desarrollo de acciones guiadas por la empatía y el deber comunitario. Estos esfuerzos resultan imprescindibles para hacer frente a los múltiples desafíos cotidianos que afectan tanto a grupos específicos como a la humanidad en su conjunto.
Quienes están comprometidos con la sociedad intentan impulsar el desarrollo sostenible, defender los derechos humanos y fomentar el acceso a la educación, por mencionar algunas posibilidades. La lucha contra la pobreza es otra de las motivaciones del compromiso social, que suele buscar la inclusión social de los desfavorecidos.
Ese compromiso es necesario en los gobiernos, las asociaciones comunitarias, las empresas y los movimientos sociales, pero también en cada persona. Objetivos como la conservación de la biodiversidad, la reducción de la desigualdad, la igualdad de género y la protección del patrimonio cultural solo pueden conseguirse con la intervención y el aporte de todos los ciudadanos.
Valores y habilidades
La noción de compromiso social se vincula a distintos valores y actitudes. El respeto, la tolerancia y la solidaridad son motores que activan y guían la voluntad de ayudar al prójimo y de construir una comunidad con justicia social.
Estas metas demandan un trabajo comunitario. Se requiere de una mente abierta para aceptar las diferencias y generar consensos: la transformación solamente puede darse cuando el compromiso social es compartido y cada individuo puede anteponer el propósito grupal a su visión.
No obstante, más allá de las buenas intenciones, los cambios duraderos y a la largo plazo únicamente pueden propiciarse con un trabajo a base de conocimientos técnicos y científicos. Hay procedimientos y estrategias de intervención que, para plasmarse, exigen habilidades y saberes que se obtienen a partir del estudio y la investigación.
Dicho de otras maneras, todos los seres humanos pueden (y deben, de acuerdo a una perspectiva ética) actuar por el bien colectivo. Pero para que ese compromiso social provoque una transformación profunda y sostenible en el tiempo tiene que canalizarse del modo adecuado. Además de la formación de los ciudadanos se precisan liderazgos positivos e instituciones que funcionen como instrumentos útiles para el bienestar comunitario.
Ejemplos de compromiso social
Tomemos el caso de una joven que, conmovida por la pobreza que existe en su ciudad y con la intención de fomentar la integración social, decide poner en marcha un emprendimiento social. La muchacha comienza a elaborar galletas y contrata a personas que están en situación de calle para que se encarguen de su comercialización en la vía pública. Esta emprendedora cumple con todos los requisitos formales en cuanto a la bromatología en la producción y respeta los derechos del trabajador con salarios dignos y acatando las normas. Gracias a su compromiso social, la mujer impulsa la economía solidaria y lucha contra la discriminación, dándoles una oportunidad de progreso a quienes carecen de hogar.
Otro ejemplo de compromiso social podemos encontrarlo en un grupo de activistas que, preocupados por la sustentabilidad ambiental, deciden realizar una acción comunitaria que apunta a fomentar el reciclaje y el consumo responsable. En este contexto desarrollan campañas de concienciación sobre energías renovables, reducción de huella de carbono, conservación de océanos y mares y otras temáticas que hacen al cuidado del medio ambiente.
El compromiso social también aparece en una familia que trabaja para la protección de los animales, fomentando la adopción responsable de mascotas y solventando gastos de alimentación y veterinaria de perros y gatos callejeros.
Este compromiso incluso puede advertirse en el activismo digital de aquellos internautas que defienden el derecho a la información y la libertad de expresión con una participación activa en las redes sociales.
Ayuda en emergencias
Aunque es posible enumerar múltiples ejemplos cotidianos, tal vez el mecanismo más notorio de compromiso social se da cuando se produce una catástrofe. Al estallar un conflicto bélico, por mencionar un caso, es habitual que pronto se envié ayuda humanitaria a la zona. Esto revela el compromiso de las autoridades gubernamentales y la comunidad internacional, pero también de individuos que hacen aportes a bancos de alimentos y prestan ayuda de otras formas para asistir a las víctimas.
Si se produce un terremoto o una inundación, por otro lado, generalmente se organizan campañas solidarias para reunir ropa, alimentos no perecederos, pañales y otros elementos de primera necesidad. Ese compromiso social nace del dolor que genera ver el sufrimiento causado por los fenómenos en cuestión.
Si bien esta asistencia es indispensable, lo ideal es que el compromiso social sea permanente y no esté sujeto a la coyuntura o a contingencias. Como indicamos más arriba, la verdadera transformación social requiere la participación y el esfuerzo de cada ser humano en pos de una mejora global.