Un disacárido -término que procede del vocablo inglés disaccharide– es un carbohidrato que se compone de dos monosacáridos. Esta definición, como se puede advertir, nos exige saber qué son los carbohidratos y qué son los monosacáridos para comprender la noción de disacárido.
Los carbohidratos, también llamados hidratos de carbono o glúcidos, son sustancias orgánicas compuestas por oxígeno, hidrógeno y carbono. Los dos primeros elementos mencionados aparecen en proporción de dos a uno. La función de los carbohidratos es promover la obtención y el almacenamiento de energía, en especial para su uso en el cerebro y el sistema nervioso. Una enzima denominada amilasa permite que su molécula se descomponga y pueda ser usada como combustible por nuestro cuerpo.
Un monosacárido, por otra parte, es un azúcar cuya descomposición en otro más simple mediante la hidrólisis (el desdoblamiento molecular por intermedio del agua) no resulta posible. Se conoce también con el nombre de azúcar simple y tiene entre tres y siete átomos de carbono, y esta cantidad es crucial a la hora de nombrarlo. El sufijo usado en su nomenclatura es -osa, tal como se puede apreciar en el caso de la glucosa, la fuente más importante de energía para las células.
Qué son los disacáridos
Los disacáridos, en definitiva, son hidratos de carbono cuya composición presenta dos azúcares que forman parte del grupo de los monosacáridos. Existen diversos disacáridos según sus componentes y el tipo de unión que los vincula.
La lactosa, por ejemplo, es el disacárido formado por la unión de los monosacáridos galactosa y fructosa. Este disacárido se encuentra en la leche que producen los animales mamíferos. Las personas cuyo organismo no logra asimilar el disacárido en cuestión de manera adecuada padecen el trastorno que se conoce como intolerancia a la lactosa.
Otro disacárido muy común es la sacarosa, compuesto por moléculas de los monosacáridos glucosa y fructosa. La sacarosa es el producto que conocemos como azúcar de mesa o azúcar común, el cual se usa a diario en casi todo el mundo, ya que se trata del edulcorante más popular, empleado para endulzar todo tipo de comidas y bebidas.
Características de la sacarosa
En términos más técnicos, podemos decir que la sacarosa está formada por alfa-glucopiranosa y beta-fructofuranosa, lo cual se puede advertir en su nombre químico, alfa-D-Glucopiranosil – (1→2) – beta-D-Fructofuranósido. Estos dos monosacáridos que la forman se unen a través de un enlace de tipo O-glucosídico, que también es dicarbonílico, dado que el enlace alfa lo integran los dos carbonos reductores. El enlace es hidrolizado por la enzima llamada sacarasa o invertasa (este último nombre se debe a que la sacarosa hidrolizada es un azúcar invertido). Su fórmula química, por otro lado, es C12H22O11.
Este disacárido no puede actuar como reductor sobre los reactivos de Fehling (una disolución descubierta en 1849 que se usa para determinar los azúcares reductores) y Tollens (un complejo acuoso que suele presentarse como nitrato y se usa para detectar aldehídos en ensayos cualitativos).
Con respecto a las características físicas de este disacárido, su cristal es transparente y cuando la luz provoca una difracción múltiple en un conjunto de cristales se percibe de color blanco.
Volviendo a su función para endulzar los alimentos, la sacarosa se puede encontrar tanto en la denominada caña de azúcar, de la cual representa un 20% de su peso total, y en la remolacha azucarera, en una proporción aproximada del 15% de su peso. En la miel de abeja también podemos encontrar una cantidad importante de sacarosa.
Disacáridos con dos moléculas del mismo monosacárido
Cabe destacar que algunos disacáridos están compuestos por dos moléculas de un mismo monosacárido.
Eso ocurre con la celobiosa, la maltosa y la trehalosa, que se forman con la unión de moléculas de glucosa de acuerdo a diferentes clases de enlaces.