Electricidad es un término que tiene su origen etimológico en el elektron, traducible como «ámbar». Partiendo de dicho vocablo, quien acuñó el concepto fue el científico inglés William Gilbert. En el siglo XVI, Gilbert habló de «eléctrico» para mencionar los fenómenos de cargas de atracción que ya habían descubierto los griegos.
La electricidad es una propiedad física manifestada a través de la atracción o del rechazo que ejercen entre sí las distintas partes de la materia. El origen de esta propiedad se encuentra en la presencia de componentes con carga eléctrica negativa (el electrón) y otros con carga positiva (el protón).
La electricidad, por otra parte, es el nombre que recibe una clase de energía que se basa en dicha propiedad física y que se manifiesta tanto en movimiento (la corriente) como en estado de reposo (la estática). Como fuente energética, la electricidad puede usarse para la iluminación o para producir calor, por ejemplo.
Generación de electricidad
No sólo el hombre genera electricidad manipulando distintos factores: la naturaleza produce esta energía en las tormentas, cuando la transferencia energética que se produce entre una parte de la atmósfera y la superficie del planeta provoca una descarga de electricidad en forma de rayo. La electricidad natural también se halla en el funcionamiento biológico y permite el desarrollo y la actividad del sistema nervioso.
Más allá de estos fenómenos naturales, el ser humano se ha dedicado a generar electricidad para poner en marcha todo tipo de máquinas, artefactos y sistemas de transporte.
Un elemento imprescindible
Como decíamos, hoy la electricidad es fundamental pues gracias a la misma llevamos a cabo un sinfín de tareas y tenemos posibilidad de disfrutar de aplicaciones que nos facilitan y hacen mejor nuestra calidad de vida. Así es que tenemos iluminación y podemos hacer uso de una serie de dispositivos tales como lavadoras, heladera o frigoríficos, televisores, computadoras (ordenadores) y sistemas de aire acondicionado, entre otros electrodomésticos y artefactos.
Está claro, por tanto, que la electricidad se ha convertido en un elemento indispensable, lo cual ha traído consigo graves consecuencias. La necesidad que tenemos de la energía eléctrica para desarrollar nuestro día a día ha supuesto que la misma se tenga que producir masivamente para satisfacer la demanda que existe en todo el mundo, un hecho que perjudica al medio ambiente.
Por ello, en la actualidad se están desarrollando una serie de proyectos e iniciativas de diversa índole con el objetivo de utilizar los recursos naturales existentes para generar dicha electricidad sin dañar nuestro entorno. Así, por ejemplo, se puede recurrir a un panel solar que capta la energía de los rayos solares para poner en funcionamiento desde las bombillas o lámparas de un hogar hasta un sistema de climatización.
La conducción de electricidad
Cabe destacar que se conoce como conductividad eléctrica a la capacidad que tiene un material de posibilitar que la corriente de electricidad pase a través de su superficie. La facultad contraria, que aparece cuando los electrones son resistentes al movimiento de la corriente, se conoce como resistividad.
Un conductor eléctrico, por lo tanto, es aquel material que, cuando está en contacto con un cuerpo cargado de electricidad, propicia la transmisión eléctrica hacia la totalidad de su superficie. El cobre y el aluminio están entre los conductores más usados.
Resulta interesante indicar que la resistencia es la oposición que se ejerce ante la movilidad de los electrones. Se trata, pues, de una dificultad que aparece para el avance de la corriente. Así como los conductores tienen la propiedad de superar esa resistencia para transportar la electricidad, los aislantes se destacan por impedir el paso.
Conceptos importantes
Es importante conocer varios conceptos que están relacionados con la electricidad. Uno de ellos es voltio: así se denomina a la unidad de fuerza electromotriz y potencial eléctrico que equivale a la diferencia que existe entre el potencial de dos puntos de un elemento conductor, donde circula una corriente constante de un amperio, cuando la potencia que se disipa entre dichos puntos es igual a un vatio.
El voltaje, en este marco, es la cantidad de voltios que tiene incidencia en un sistema o dispositivo. A su vez, los sistemas y dispositivos funcionan con una cierta cantidad de amperios (una unidad de intensidad eléctrica), conocida como amperaje.
El voltaje con que se lleva a cabo la transmisión eléctrica o la que hay entre dos electrodos o polos recibe el nombre de tensión. Si es menor que 1000 voltios, se habla de baja tensión; de lo contrario, de alta tensión.
La idea de potencia, por otra parte, alude a la cantidad de energía que se consume o produce por unidad de tiempo. De este modo, se asocia al nivel de electricidad que la fuente de alimentación transmite al dispositivo que la utiliza en un determinado intervalo.
La impedancia, en tanto, hace referencia al vínculo entre la tensión alterna que se aplica a un circuito y la intensidad de la corriente que se produce, cuya medición se realiza en ohmios. Cuando un circuito con inducción sin resistencia ofrece impedancia, se la menciona como reactancia.