Se denomina espesor al grosor de un elemento: es decir, a qué tan grueso, abultado o ancho es. La idea de espesor también puede vincularse a la condensación o la densidad de una sustancia.
Por ejemplo: “La cantidad de minutos que la preparación debe estar en horno depende del espesor de la carne”, “Las obras incluyen la construcción de veredas de 10 centímetros de espesor”, “Mi peluquero me recomendó una crema para que la cabellera no pierda espesor”.
El espesor es una característica muy importante en distintos contextos. Una pared, por citar un caso, será más o menos resistente, y tendrá mayor o menor capacidad aislante, de acuerdo con su espesor. Por su espesor, por otra parte, un panel de vidrio puede resistir, o no, vientos intensos.
Conocer el espesor de un colchón también es muy importante, ya que el grosor de este producto incide en la calidad del descanso. El espesor, además, debe vincularse al tipo de base escogido.
En el contexto de la gastronomía, el espesor es clave para determinar los tiempos de cocción. Una masa gruesa requiere más tiempo de cocción que una masa fina; el espesor incluso incide en el producto final, ya que ciertas recetas requieren una masa delgada para resultar agradables al masticar.
Según los ingredientes y la cocción, por otro lado, se puede lograr que una salsa tenga un espesor determinado. En este marco, por ejemplo, la cantidad de harina y de leche que se utilice hace que la salsa blanca (o salsa bechamel) resulte más o menos espesa.
El espesor de la salsa es una de sus propiedades menos atendidas por las personas con pocos conocimientos culinarios, dado que su forma básica se asocia con el tomate en un estado casi líquido, un diente de ajo, orégano y sal. Sin embargo, dado que existe un sinfín de recetas de salsa que, a su vez, se deben combinar con muchos platos de diferentes características, no es correcto asumir que este componente de la comida siempre debe ser de consistencia ligera.
Una de las ventajas de espesar una salsa es que le da un mejor aspecto y, por lo tanto, también mejora la presentación del plato en general. Cuando la dejamos demasiado líquida puede dar la sensación de no haber quedado bien cocida o de tener una cantidad de agua superior a la necesaria; por el contrario, un buen espesor habla de un control sobre los ingredientes y la cocción.
Por otro lado, una salsa con un espesor adecuado puede ser consumida sin la ayuda de otros productos, como ser el pan, muy útil en ciertos casos por su capacidad de absorción. Dependiendo de la receta, corregir una salsa demasiado líquida puede ser fácil o difícil; en algunos casos, incluso es posible hacerlo una vez cocida, justo antes de servirla.
El ingrediente por excelencia para espesar una salsa es la harina. Esto es una buena noticia para cualquier amante de la cocina, ya que se trata de un producto económico y muy común. Además de su precio y fácil acceso, la harina ofrece un beneficio clave en este contexto: no altera el sabor de la mezcla. Claro que no debemos excedernos en la cantidad, y tampoco debemos permitir que se formen grumos, para lo cual es necesario revolver a cada paso.
Por otro lado tenemos la maicena, un alternativa que actúa de forma instantánea, por lo cual no es necesario disolverla como la harina. Mientras la salsa se encuentra hirviendo en el fuego, debemos agregar maicena hasta conseguir el espesor deseado. Una tercera opción es el pan rallado, ideal para cremas, salsas de setas y sopas, entre otras recetas; dado que absorbe rápidamente el líquido, puede sacarnos de apuros sin mucho esfuerzo.
