Sujetar algo con firmeza (ya sea una idea, un organismo o un objeto) requiere fortaleza, tenacidad y concentración para no perder estabilidad ni el control de aquello que se sostiene.
Firmeza es un término que, según se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), posee varias acepciones.
En primer lugar se concibe a esta palabra como una cualidad asociada a algo estable o firme. También se la entiende como un rasgo distintivo de aquellos individuos rectos y tenaces que no permiten que nada ni nadie los domine ni derrumbe.
Se aprovecha esta noción en algunos territorios, asimismo, para dar cuenta del elemento o la joya que prueba una lealtad a nivel amoroso, mientras que en Uruguay y Argentina firmeza es el nombre de una danza de carácter tradicional (popular) que implica la participación de una pareja pero para efectuar sueltos, con movimientos independientes.
En el día a día, por otra parte, se emplea este vocablo para aludir a la tonicidad de la piel porque ella suele perder firmeza con el paso de los años; para describir el estado o la textura de alimentos y para figurar el grado de confianza ofrecido por una firma corporativa mediante el ratio de firmeza, por enumerar algunas posibilidades. Tampoco se puede pasar por alto que, con la intención de calificar los atributos de los productos destinados al descanso y el bienestar de la gente, es usual que se haga referencia a la firmeza de cada colchón (en relación a este punto hay que saber que se fabrican colchones blandos de firmeza baja, colchones de firmeza media y otros de mayor dureza cuya firmeza suele ser alta).
De vincularla a los seres humanos, la firmeza puede entenderse, analizarse y segmentarse en los grupos de firmeza a nivel físico, firmeza emocional y firmeza mental.
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ResumenQué significa actuar con firmeza
Actuar con firmeza significa avanzar por la vida con determinación, demostrando fuerza moral, constancia y entereza para proceder en función de intereses, ideales, sentimientos, creencias y principios personales sin condicionarse, limitarse ni declinar a raíz de una falta de respaldo o debido a opiniones o presiones externas. Un sujeto que cambia de parecer continuamente y no es estable en sus actos o decisiones, por ejemplo, no es constante ni firme, no ha aprendido a valorarse por eso modifica sus deseos o acciones buscando agrado o aprobación ajena y refleja temores, inseguridad y fragilidad.
Al cultivar la firmeza la persona se muestra inquebrantable en su obrar y se conduce con convicción, confianza y seguridad.
En el liderazgo, la firmeza debe ser marcada con límites que resulten oportunos y constancia en el accionar. El líder tiene que ser firme y ejercer autoridad pero no cerrarse al diálogo y no volverse frío ni insensible.
A nivel familiar, por ejemplo, la firmeza puede combinarse con el amor, la empatía, la paciencia y el respeto para educar a los niños del modo más amable posible mediante la denominada disciplina positiva.
Con firmeza, audacia, tenacidad y fuerza de voluntad, además, es posible conquistar objetivos, superar adversidades y alcanzar el éxito, ya sea en la esfera personal, social o profesional.
Ventajas y desafíos
Quien posee un carácter firme se beneficia con recursos emocionales que llevan a dicha persona a mantener una autoestima consolidada y a poder ejercer un rol de autoridad o un liderazgo teniendo y fijando límites con prudencia, claridad e integridad.
Cuando se consigue conservar la firmeza en todos los ámbitos y se refleja una evolución interna marcada por la resiliencia y la fuerza interior se gana autoconfianza. Se construye, de esa forma, una imagen de fortaleza, certidumbre, valores claros y capacidad de resolución.
Claro que es un auténtico desafío arribar a un equilibrio entre la firmeza y la flexibilidad. Tanto para la crianza de los hijos como para imponerse como líder es conveniente llegar a un balance entre ser coherentes, constantes y rigurosos pero sin transformarse en alguien insensible, autoritario, frío o violento.
Para tener músculos firmes hay que realizar con constancia ejercicios físicos de tonificación, así como para darle firmeza a la piel se aconseja adoptar hábitos saludables, alimentarse correctamente, hidratar la piel y aplicar cremas reafirmantes, por ejemplo.
Cómo cultivar la firmeza
El poder de decisión, el autocontrol y la óptima gestión de las emociones resultan claves para obtener firmeza mental.
La firmeza se cultiva aprendiendo a poner los límites que sean necesarios en pos de un buen y saludable fin; afrontando con entereza y coraje cada circunstancia compleja sin dejar de creer nunca en uno mismo; y comportándose con asertividad.
La firmeza de carácter es aliada del impulso de superación, del querer (y poder) seguir adelante sin bajar los brazos ni darse por vencidos. Es resistir tempestades con la esperanza y la convicción de ser capaces de salir airosos de situaciones difíciles.
En materia de liderazgo, la firmeza es una habilidad para la cual son esenciales las competencias de índole emocional. Debe acompañarse y desarrollarse junto a la humildad, la diplomacia, el autoconocimiento, la autodeterminación y el poder de escucha.
En un conflicto o en el marco de una negociación la firmeza es un valor de enorme relevancia porque, si se la despliega con respeto, astucia, claridad y sensatez, ayuda a inspirar respeto aún cuando no se logre (o se torne difícil) un acuerdo. No es recomendable en ningún caso entender que la violencia puede ser una solución y tampoco hay que creer que, en pos de garantizar la armonía y arribar a un arreglo entre posiciones contrarias, hay que ceder: el diálogo, la exposición educada de los principios o pareceres propios y la defensa categórica de los mismos, así como la habilidad para convencer y ganar una discusión con argumentaciones firmes, consistentes y válidas deben prevalecer siempre.
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