El término plancton, que proviene del vocablo griego planktón, alude al grupo de organismos vegetales y animales de tamaño minúsculo que flotan en agua dulce o salada, siendo desplazados de forma pasiva por la corriente. Cuando el plancton está formado sobre todo por plantas, se habla de fitoplancton; de lo contrario, se trata de zooplancton.
El fitoplancton, por lo tanto, se compone de organismos vegetales que habitan en mares o en cuerpos de agua dulce. Al igual que las plantas que se encuentran sobre la superficie terrestre, el fitoplancton desarrolla la fotosíntesis: es decir, pueden generar materia orgánica a partir de la materia inorgánica utilizando la energía del sol. De hecho, en este proceso, el fitoplancton absorbe una gran cantidad del dióxido de carbono generado por el ser humano y libera oxígeno.
Los organismos que integran el fitoplancton son autótrofos ya que no se alimentan de otros seres vivos, sino que sintetizan las sustancias que necesitan partiendo de elementos inorgánicos. Las algas protistas y las cianobacterias componen este grupo.
Como se expresa en los párrafos anteriores, el fitoplancton tiene una gran importancia biológica; sin embargo, también puede causar trastornos ecológicos. Si la temperatura es favorable y se acumula un excedente de nutrientes en el agua, se genera el bloom o florecimiento del fitoplancton, que se multiplica hasta hacer que el agua se vuelva verdosa. A medida que los nutrientes se van agotando y los organismos que forman el fitoplancton comienzan a morir de forma masiva, el agua se torna marrón y se contamina a partir de la descomposición de estos seres. Este fenómeno provoca la llamada marea roja: las toxinas de las algas afectan a las almejas, los mejillones y otros moluscos que, si son ingeridos por las personas, producen intoxicaciones.
En los últimos años, el fitoplancton se ha incorporado en la cocina, del mismo modo que muchos otros ingredientes que hasta hace unas décadas habrían parecido imposibles de usar para la elaboración de comida. Dado el sinfín de propiedades beneficiosas para nuestro organismo, muchos lo llaman la «leche materna de la madre tierra».
Esta variante del plancton marino contiene una cantidad de nutrientes muy favorable para nuestra salud, y en términos científicos se denomina ALPHA3 CMPES. Es importante señalar que no consiste simplemente de cualquier tipo de fitoplancton marino recogido al azar, sino de una selección de determinados organismos que han sido calificados aptos para nuestro consumo. Más específicamente, se trata de unas doscientas especies de microorganismos, que los peces también aprovechan para alimentarse.
Uno de sus rasgos más característicos es que sus células tienen un recubrimiento de sílice: casi todos los demás vegetales están recubierto de celulosa. Gracias a este detalle, nuestro organismo puede absorber de forma más eficiente sus nutrientes, invirtiendo menos energía en el proceso. El fitoplancton tiene un gran porcentaje de los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para funcionar de forma adecuada.
Entre su considerable aporte en minerales, vitaminas, proteínas e hidratos de carbono, podemos decir que el fitoplancton es un alimento muy completo para nosotros. Otro de sus puntos fuertes es el hecho de tener una composición celular sencilla, gracias a lo cual el organismo no debe esforzarse mucho para reconocer los nutrientes y asimilarlos.
Incluir fitoplancton en nuestra dieta también nos ayuda a depurar el organismo con mayor efectividad, gracias a los denominados diatomeas, que sirven como filtros para limpiar la sangre de las toxinas. Por lo general, el volumen de fitoplancton que se recomienda en la ingesta diaria es muy pequeño, para que actúe a modo de complemento en nuestra nutrición. Si bien un ser humano podría mantenerse perfectamente a base de este alimento, por varias razones, tanto culturales como económicas, no es normal usarlo como única fuente de comida.