Habilidades blandas son todas aquellas aptitudes y destrezas que le facilitan a alguien los vínculos humanos y, por lo tanto, contribuyen a su crecimiento personal y a su buen desenvolvimiento a nivel social, familiar o laboral/profesional.
Se trata de recursos individuales que conviene desarrollar, estimular, potenciar y aplicar para favorecer la toma de decisiones, la resolución de conflictos y las interacciones con distintos individuos en diversos ámbitos, por ejemplo.
Estas competencias son sumamente valoradas al momento de asignar un puesto de trabajo, en especial si se trata de áreas focalizadas en la atención, el servicio o la orientación al cliente.
Ejemplos de habilidades blandas
Una vez que se tiene en claro qué y cómo son las habilidades blandas es sencillo identificar ejemplos de ellas.
De querer ejercer un gran liderazgo, por indicar un caso puntual, es esencial demostrar empatía. Esto se traduce en la capacidad para ponerse en el lugar del prójimo y llegar a comprenderlo reconociendo y respetando las emociones ajenas. La empatía es fundamental para la inteligencia emocional.
Con poder de adaptabilidad y una creatividad inagotable, en tanto, se consigue un óptimo desempeño en el trabajo en equipo y, en caso de obstáculos, es posible proponer alguna solución creativa de problemas.
Actuar con tacto y sensibilidad, afrontar la vida con optimismo, el saber escuchar, demostrar compromiso, responsabilidad y entusiasmo en todo momento y lugar, así como emplear el don de la paciencia y valerse de la curiosidad para aprender y evolucionar son otras muestras de adquisición y aprovechamiento de numerosas habilidades blandas.
Desarrollo y aplicación
Para favorecer el desarrollo y poder aplicar habilidades blandas en diferentes ámbitos se recomienda alcanzar un considerable nivel de autoconocimiento y profundizarlo con el objetivo de aprovechar fortalezas y mejorar los puntos débiles.
Buscar siempre un feedback constructivo y tenerlo en consideración, aceptar con humildad las críticas o las sugerencias entendiéndolas como motores de cambios positivos y entrenar las habilidades blandas desde la autorreflexión y una mentalidad de crecimiento son acciones que ayudan a progresar en materia de habilidades blandas.
En el mercado laboral actual, al momento de determinar ascensos o reconocer liderazgos se valora la puesta en práctica de habilidades blandas vinculadas a la expresión, la comprensión y las relaciones con los demás. La comunicación efectiva, la asertividad y la sensibilidad interpersonal son destrezas que dan ventaja y marcan la diferencia entre unos empleados y otros.
De querer facilitar procesos de organización y planificación, en tanto, hay que lograr una óptima gestión del tiempo. Son aliados de este desafío las alertas y los recordatorios (que pueden tener efectos sonoros como sucede con una alarma o ser, simplemente, mensajes escritos con función de «ayuda memoria»), los calendarios, las libretas o aplicaciones de telefonía celular para realizar anotaciones y tener hábitos o rutinas que respeten un orden de prioridades.
Tipos de habilidades blandas
Es importante tener en cuenta que las habilidades blandas se distribuyen en una amplia variedad de categorías.
Una clasificación general permite distinguir entre habilidades de comunicación; habilidades de autogestión y autoconocimiento; habilidades asociadas a la resolución de problemas y al pensamiento crítico; y habilidades interpersonales. Otro estilo de tipificación le da visibilidad a grupos como los de las habilidades de orden emocional y las habilidades cognitivas.
Todas son necesarias y útiles para desenvolverse dentro de la sociedad, pero unas se emplean más que otras de acuerdo al terreno en el cual se las despliegue.
Dentro de estos conjuntos figuran, además de las habilidades blandas enumeradas líneas arriba, la resiliencia (precisa para adaptarse a cada situación y sobreponerse a las dificultades), el pensamiento innovador (útil para resolver problemas de gran complejidad de modo creativo y novedoso) y la proactividad (necesaria para demostrar voluntad e iniciativa propia para asumir un rol activo y anticiparse a los hechos sin esperar a que ellos sucedan).
Importancia
Las habilidades blandas son importantes en todas las etapas de la vida. Gracias a ellas, niños, jóvenes y adultos logran relacionarse bien con su entorno, acumulan herramientas para enfrentar y resolver dificultades y pueden adaptarse fácilmente a diferentes grupos o circunstancias.
Por ello conviene estimular y entrenar las habilidades blandas desde edad temprana. Los niños deben ser formados con buenos valores y aprender a vincularse a partir del respeto y la consideración hacia el prójimo. Los adultos de sus círculos íntimos deben darles el ejemplo actuando con empatía, enseñarles el valor de la colaboración y conducirlos por un camino marcado por la honradez, la ética, la integridad y la tolerancia.
Dedicar tiempo a cultivar habilidades blandas también constituye una inversión a corto, mediano o largo plazo, según cada caso, ya que el avance de la tecnología y la modernización transforma actividades, técnicas y equipamientos. Para poder estar preparados, ser competitivos y adaptarse de la mejor manera posible al mercado laboral que se vislumbra hay que potenciar el espíritu creativo, capacitarse continuamente, alcanzar un buen dominio del lenguaje y transmitir confianza y seguridad en uno mismo, por ejemplo.