Un instrumento musical es un elemento diseñado especialmente con el objetivo de generar, a través de él, una o más tonalidades (o tonos) que, al combinarse, produzcan música.
Hay que tener en cuenta que, aunque es posible hacer sonidos con una amplia variedad de productos cotidianos, el concepto de instrumento musical se reserva a los objetos elaborados con algún sistema resonante y mecanismos para su vibración con los cuales se apunta a lograr una composición musical armoniosa.
Cabe destacar que estos artículos de gran relevancia para los artistas que se dedican a la creación sonora existen desde la antigüedad y, a lo largo de la Historia, han ido transformándose, evolucionando, diversificándose y alcanzando diferente utilidad (rituales, cacería, ceremonias, danzas) o valor de acuerdo a la cultura o comunidad que los ha ido aprovechando.
Instrumentos musicales antiguos
Entre los instrumentos musicales más antiguos de los cuales se tiene registro aparecen la flauta (utilizando para su fabricación huesos de distintas especies de animales) y el órgano hidráulico (invento que llegó a tener notoriedad en espectáculos, funciones teatrales, presentaciones públicas, etc). Resulta interesante mencionar, asimismo, que algunos pueblos se comunicaban con cuernos extraídos a integrantes de la fauna local a la hora de enviarse mensajes vinculados a los operativos de caza.
Excavaciones arqueológicas en la vieja Ur, en tanto, dejaron al descubierto desde liras, címbalos (platillos) y arpas hasta una flauta de carácter doble fabricada en plata, un sistro y una serie de pipas también confeccionadas con plata que bien podrían considerarse como las predecesoras de la actual gaita.
El tambor de hendidura, la maraca, la trompeta primitiva, el laúd, las castañuelas y el xilófono son otros de los instrumentos musicales más arcaicos. Algunos, como los casos del cárnix y el aulós, han dejado de producirse y usarse con el correr de los años.
Clasificación
Los instrumentos musicales pueden clasificarse teniendo en cuenta su origen, los materiales que los componen, su antigüedad, la función que cumplen o por el modo en el cual se produce el sonido haciendo uso de ellos.
Así, entonces, adquieren relevancia los instrumentos musicales rítmicos como lo es, por citar un ejemplo a modo orientativo, la batería; los armónicos (como el acordeón y el piano) y los melódicos (como la voz humana). No hay que perder de vista que existen algunos que se encuadran en más de una categoría, tal como sucede con el violín, un instrumento musical melódico que, en el marco de una orquesta, se destaca con una función armónica.
Más extendida a nivel general es la segmentación que los divide en los grupos de cuerdas, percusión, viento y electroacústicos.
Integran la familia de los cordófonos los instrumentos en los cuales los sonidos se generan mediante las vibraciones de una cuerda (o más) que resulta amplificada a través de una caja de resonancia.
Modificando la longitud de una cuerda vibrante se ajusta la afinación, así como cambiando la tensión o la densidad lineal se llega al tono pretendido. Los objetos musicales con diapasón, concretamente, son ajustados desde la zona vibratoria para poder tocarse y sonar correctamente.
Mientras que unos cordófonos son de cuerdas frotadas sin trastes (como el contrabajo y la viola), otros son de cuerdas frotadas con trastes (la zanfona o zanfoña, por ejemplo).
Con ayuda de una púa, un plectro o de los dedos de la mano, por otra parte, es posible puntear o pulsar las cuerdas de los instrumentos de cuerdas pulsadas. En este conjunto se distinguen elementos con y sin mástil, con y sin teclado y con y sin trastes: mandolina, ukelele, guitarra eléctrica, clavecín…
El quijongo y el dulcimer, en cambio, son de la familia de las cuerdas percutidas.
Entre los aerófonos (basados en la vibración del aire) se consigue un timbre fuerte, potente, con instrumentos de viento diseñados en metal como el trombón y la tuba. Más melodioso y suave es el timbre de los aerófonos de madera como la flauta dulce y el oboe.
Están, además, los membranófonos (de percusión de membrana) que resultan percutidos con escobillas de metal, baquetas o manos y los idiófonos (campana, claves, triángulos).
Aprender a conocer y a tocar instrumentos musicales
El interés artístico o una simple curiosidad pueden impulsar a alguien a querer aprender a conocer y a tocar instrumentos musicales más allá de las lecciones básicas que se pueden recibir en los niveles de educación inicial, primaria y secundaria.
Hay personas autodidactas que adquieren saberes acumulando teoría y evolucionan musicalmente a partir de muchas horas de práctica y dedicación en un plano informal, mientras que otra gente que anhela conseguir una técnica adecuada y desplegar todo su potencial como artista en vistas a forjar una trayectoria profesional sólida invierte en lecciones o clases, cursos, seminarios y se capacita continuamente para brillar al frente del instrumento musical que más pasión le provoque.
No alcanza con saber diferenciar entre instrumentos de viento, percusión o cuerda. Tampoco es suficiente con tener en claro qué es y cómo es una nota musical ni con tener el don de reconocer cada uno de los instrumentos musicales que intervienen en una canción.
Para tocar bien un instrumento hay que prepararse considerando desde la grafía musical (interpretar el pentagrama, comprender una partitura o tablatura) hasta la posición corporal más apropiada a adoptar, entre otras cuestiones.