La ósmosis es un proceso físico-químico que hace referencia al pasaje de un disolvente, aunque no de soluto, entre dos disoluciones que están separadas por una membrana con características de semipermeabilidad. Estas disoluciones, por otra parte, poseen diferente concentración.
Es en el griego donde podemos encontrar el origen etimológico del término ósmosis, también aceptado como osmosis. En concreto, se puede establecer que el mismo procede de la palabra osmosis, que está formada por dos partes bien diferenciadas: osmos, que significa «impulso», y el sufijo -sis, que puede traducirse como «acción».
Desarrollo de la ósmosis
Una membrana semipermeable es aquella que contiene poros de dimensión molecular. Como el tamaño de estos poros es muy reducido, sólo pueden atravesar la membrana las moléculas más pequeñas, no así las de mayor tamaño.
Esto quiere decir que, si una de estas membranas se encarga de separar un líquido y de dividirlo en dos particiones, se producirán diversos fenómenos que se explican a partir de las nociones de potencial electroquímico y difusión simple.
El primer concepto está vinculado a que, al sumar el potencial de los componentes de una solución, el resultado será superior al de los componentes químicos de cada uno de ellos. Debido a esta falta de equilibrio, las partículas solventes fluirán hacia la zona que tenga menor potencial, algo que se conoce como presión osmótica mensurable. El solvente, por su parte, se dirigirá rumbo al soluto para conseguir un equilibrio del potencial o para lograr que la presión hidrostática pueda equilibrar la presión osmótica.
Clasificación según el tipo
Más exactamente podemos determinar que existen dos clases de ósmosis claramente diferenciadas. Así, en primer lugar, hallamos el llamado fenómeno de la ósmosis directa, que es aquel proceso de tipo natural que tiene lugar en todas las células vivas y su resultado es que se consiga la extracción de agua pura del medio ambiente.
Y luego, en segundo lugar, nos encontramos con la ósmosis inversa. Esta no es un fenómeno fruto de la naturaleza sino que es un proceso creado por el propio ser humano y que consiste en “darle la vuelta” al anterior tipo de ósmosis. De ahí que el fin que persigue es conseguir agua purificada tomando como punto de partida un área de agua salada o impura.
La manera de alcanzar dicho objetivo es impulsando la presión para que se produzca así el paso del agua a través de lo que es un membrana semipermeable. Y todo ello en sentido contrario al que tiene lugar de manera natural.
Cabe destacar que aquellos medios acuosos que evidencian una separación por la presencia de una membrana semipermeable pueden clasificarse de distinto modo según su concentración. Cuando el medio presenta una concentración de solutos reducida respecto a otros, se lo menciona como hipotónico. En cambio, cuando dicha concentración es elevada, recibe el calificativo de hipertónico.
Hay que considerar que una molécula de agua pasa del medio hipotónico al hipertónico, generando un incremento de la presión sobre el lado de la membrana de la zona hipotónica. Eso es lo que se conoce como presión osmótica. Gracias al proceso se termina igualando el gradiente de concentración y se alcanza el equilibrio isotónico.
Ejemplos de ósmosis
Entre los ejemplos que podemos establecer para comprender el proceso de la ósmosis inversa se encuentran algunos tan sencillos como el que se utiliza para concentrar el suero del queso o quitarle el alcohol a la cerveza, así como el agua que se emplea para el riego.
Supongamos que se extrae una hoja de acelga de una planta. La hoja se terminará secando debido a la deshidratación. Sin embargo, si se coloca dicha hoja seca en un recipiente con agua, se logrará nuevamente su hidratación en virtud de la ósmosis. Así, la hoja de acelga recuperará su textura original.
Es importante destacar que la ósmosis es un fenómeno que tiene una gran importancia en la fisiología de las células de los seres humanos y de los animales. La membrana celular es semipermeable: en un medio hipotónico, el agua ingresa a la célula, incrementando su volumen y provocando una caída en la presión osmótica del interior. Hay, por lo tanto, una hinchazón de la célula. En cambio, en un medio hipertónico, el agua sale de la célula, crece la presión osmótica y se reduce el volumen celular. Esto lleva a la plasmólisis, con la membrana separándose de la pared celular.
Para evitar cualquier trastorno, la osmorregulación es clave. También llamada regulación osmótica, la osmorregulación es un proceso activo que hace posible mantener la presión osmótica en el nivel adecuado. No se puede obviar que las reacciones del metabolismo se desarrollan en un ambiente líquido y que necesitan que las concentraciones relativas de solutos y agua no vayan más allá de determinados límites. Con la osmorregulación, pues, se mantiene la homeostasis del organismo.
El concepto, por otra parte, se utiliza para nombrar a la influencia recíproca que se registra en los individuos que forman parten de un mismo grupo.