Rabia es un término que tiene su origen etimológico en el vocablo latino rabies. Se trata de una enfermedad de tipo viral que sufren ciertos animales y que puede contagiarse al ser humano o a otras especies a través de una mordida, ya que el virus se inocula mediante la saliva.
La infección de la rabia es provocada por una familia virósica conocida como Rhabdoviridae. Una vez que el organismo es infectado, el animal comienza a desarrollar una inflamación del encéfalo que lleva a la muerte en la amplia mayoría de los casos.
Transmisión de la rabia
Expandida en todo el mundo, la rabia puede presentarse en animales domésticos como los perros. Si un canino rabioso muerde a un hombre, el contacto entre la saliva del animal y la herida abierta del ser humano hace que el virus ingrese al organismo humano.
Además de los perros, otros vectores de la rabia son los murciélagos, los gatos, los lobos, los mapaches y los hurones. El síntoma más habitual de la rabia es la secreción continua y copiosa de saliva.
Los síntomas
El afectado por la rabia puede experimentar además fiebre, fatiga, dolor de cabeza, náuseas, problemas para deglutir, agresividad, convulsiones y alucinaciones. Una vez producido el contagio, los síntomas pueden demorar hasta trescientos días en aparecer.
Por otro lado, es importante señalar que los primeros síntomas también pueden aparecer entre las tres y ocho semanas del contagio. Uno de los signos a los cuales debemos estar atentos para saber si nuestro perro ha adquirido esta enfermedad es la alteración de su comportamiento: animales agresivos pueden volverse mansos, y viceversa. También es común que se aíslen y que se muestren muy nerviosos. En etapas avanzadas se espera una hipersensibilidad a la luz y el ruido, tal y como les ocurre a las personas que sufren de migrañas.
Cabe destacar que, para evitar la propagación de la rabia, lo habitual es que las autoridades desarrollen campañas de vacunación para perros y gatos, que son los animales domésticos más populares. Esta vacuna protege al animal del virus y, por lo tanto, también a los seres humanos.
La rabia como enojo
Rabia también es un término que se utiliza para nombrar al enojo o la furia. En este caso, puede usarse para describir una amplia gama de intensidades de enfado, que van desde una molestia moderada hasta la ira descontrolada; en el primer caso es posible encontrarla en oraciones que exageren las sensaciones del emisor, como ser «Me da mucha rabia que no me responda, así que lo voy a sorprender en la puerta de su casa», mientras que en el segundo puede haber violencia física excesiva, como se muestra en la oración «Lo golpeó con rabia, hasta provocarle un desmayo».
Una diferencia básica entre el enfado y la rabia es el tiempo de desarrollo de cada uno. El enfado suele surgir espontáneamente ante una situación o acción considerada molesta o poco adecuada en un contexto determinado; es una reacción casi instantánea a las cosas que no nos gustan o que nos incomodan. La rabia, por su parte, puede aparecer como resultado de haber experimentado varios sucesos difíciles de tolerar, como si se tratase de una acumulación de enfados.
Por ejemplo, si una persona no soporta que la llamen de una determinada manera y un compañero de trabajo lo hace constantemente para molestarlo, es probable que las primeras veces se enfade, que exprese su descontento y que la escena no pase a mayores; sin embargo, dependiendo de su temperamento, pasado un tiempo puede que su enojo se convierta en rabia y que actúe de forma descontrolada, agrediendo física o verbalmente al otro con una intensidad aparentemente desproporcional, aunque en realidad no lo sea.