La reproducción sexual es la generación de un nuevo organismo mediante la combinación del material genético de dos individuos. Para llevarse a cabo se desarrolla un proceso complejo que se inicia con la meiosis.
Este tipo de reproducción es consumado por organismos eucariotas. Los animales y las plantas, por lo tanto, se reproducen de este modo.
La meiosis en la reproducción sexual
La meiosis en la reproducción sexual es imprescindible. En las gónadas, que son los órganos que producen las células sexuales o gametos, se concreta esta forma de división celular.
Con la meiosis, una célula diploide (que cuenta con dos series de cromosomas) registra dos divisiones consecutivas, con lo cual da lugar a la aparición de cuatro células haploides (con un único juego de cromosomas cada una). Es importante indicar que la meiosis implica dos divisiones celulares: la meiosis I y la meiosis II, en las cuales se pueden distinguir las fases denominadas profase, metafase, anafase y telofase.
Los gametos
Los gametos surgen de la meiosis de las células germinales. Se trata de células haploides que disponen del material genético que pasa de una generación a la otra; es decir, de los progenitores a los descendientes.
Si nos centramos en los seres humanos, especie que se procrea a través de la reproducción sexual, se requieren de gametos masculinos (los espermatozoides que se producen en los testículos) y gametos femeninos (los óvulos producidos en los ovarios). La fusión de estos gametos posibilita la formación del cigoto, también conocido como zigoto, huevo o cigota.
Los seres humanos y la reproducción sexual
La reproducción sexual en los seres humanos, por lo tanto, requiere de la fusión de un espermatozoide (que aporta el hombre) y un óvulo (que cede la mujer). Dicha unión recibe el nombre de fecundación. Así surge el cigoto, que presenta un genoma (secuencia completa de ADN) procedente de los dos progenitores.
En las personas, el método natural para lograr el embarazo que luego deriva en el nacimiento de un nuevo ser es la copulación. Los órganos reproductivos de ambos sexos están preparados para que, cuando los individuos alcanzan la madurez sexual, se produzca la fecundación interna en la mujer.
El aparato reproductor masculino, en este marco, se encuentra capacitado para la producción de semen, un fluido que contiene espermatozoides. El aparato reproductor femenino, en tanto, genera los óvulos y protege al descendiente desde su surgimiento hasta el parto.
En la copulación, el hombre introduce su pene erecto en la vagina de la mujer y, con el orgasmo, expulsa semen (lo que se conoce como eyaculación). El semen ingresa por la vagina y llega a las trompas de Falopio o el útero para que los espermatozoides puedan fertilizar al óvulo. Si la fertilización y la implantación se desarrollan con éxito, el útero alberga la gestación del feto durante nueve meses hasta el nacimiento del bebé, que sale a través de la vagina o se extrae mediante una intervención quirúrgica conocida como cesárea.
La infertilidad
Cuando un ser humano, un animal o una planta no pueden completar la reproducción sexual mediante el procedimiento natural, se habla de infertilidad o esterilidad. En las personas, se declara si una pareja no consigue que el embarazo llegue a término o no logra concebir a través de la copulación luego de un año de mantener relaciones sexuales regulares sin recurrir a métodos de control de la natalidad como el preservativo, la píldora anticonceptiva o el DIU (dispositivo intrauterino).
Frente a esta situación, la pareja puede apelar a la reproducción asistida. Este concepto alude a los procedimientos y las técnicas que reemplazan o facilitan los procesos de fecundación naturales.
Entre los recursos que pueden emplearse, se encuentra la inseminación artificial. En esta tarea se utiliza un instrumental específico para implantar los espermatozoides en las trompas de Falopio, el cérvix o el útero de la mujer.
Otra posibilidad es optar por la FIV (fecundación in vitro). En este caso, la fecundación se concreta afuera del cuerpo de la mujer y luego se transfiere el cigoto al útero.
Cabe destacar que se menciona como planificación familiar a la serie de prácticas que una pareja lleva adelante con el objetivo de tener, o no, descendencia. Puede incluir el empleo de métodos de contracepción, el uso de técnicas de reproducción asistida o la realización de un aborto inducido (la interrupción voluntaria del embarazo, una acción que es ilegal según el marco normativo de muchos países).
La reproducción sexual de las plantas
La reproducción sexual de las plantas, tal como sucede en las personas y en los animales, necesita de la fusión de un gameto masculino y un gameto femenino. En los vegetales, los órganos sexuales masculinos son los estambres, mientras que los órganos sexuales femeninos son los estigmas.
La unión de los gametos puede darse gracias a la intervención del viento, insectos u otros vectores. Estos agentes hacen posible la polinización, que implica la transferencia del polen (que contiene un gametofito masculino) desde el estambre hacia el estigma. Allí tiene lugar la fecundación de los óvulos de la flor, con un cigoto que combina las características genéticas de los progenitores y que termina dando lugar a la semilla.
El proceso que va desde la formación del embrión hasta el surgimiento de la planta se conoce como germinación. Para que pueda efectuarse, se necesitan ciertas condiciones de temperatura, la disponibilidad de agua y otros factores.
Se debe tener en cuenta que la reproducción en plantas puede realizarse de otras maneras, tanto de un modo sexual como a través de una reproducción asexual.