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Para los secularistas, las actividades y cuestiones de índole estatal tendrían que desarrollarse al margen de los lineamientos de una religión (independientemente del credo).
Secularismo es un término que, hasta el momento, no figura en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Sí, de todos modos, es un vocablo empleado con cierta frecuencia en medios de prensa y publicaciones varias.
De acuerdo a su uso práctico, esta palabra refiere a un estilo de organización o un principio que se caracteriza por mantener a la religión o a doctrinas de fe y espiritualidad alejada de interpretaciones y medidas sobre asuntos sociales y cívicos. Desde la perspectiva de aquellos que promueven el secularismo, es fundamental adoptar esta corriente para que en todo país haya una buena convivencia entre individuos no creyentes y sujetos que difieren entre sí en materia religiosa.
No hay que pasar por alto que los gobernantes que abrazan el secularismo persiguen el objetivo de generar condiciones para que el Estado resulte neutral respecto a las creencias de cada integrante de la población, promoviendo la igualdad y la libertad de los ciudadanos.
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Fundamentos y ejemplos del secularismo
Según surge de ejemplos cotidianos, el secularismo tiene abordajes y alcances en las esferas de la cultura, la política y de la vida comunitaria.
La separación Iglesia-Estado es una de las bases o consecuencias del proceso de secularización que puede llegar a experimentar una determinada sociedad. En ese escenario, ni un Gobierno puede influir o intervenir en cuestiones religiosas y, al mismo tiempo, la Iglesia como institución no debe implicarse en temas públicos. En pos de lograr esta división se va tras la consolidación de un Estado aconfesional o de un Estado laico. Cabe resaltar que en un Estado secular, desde su posición de neutralidad religiosa, da espacio a la libertad de culto.
La secularización de un Estado es una intención característica del laicismo. Esta última noción, dice la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, da cuenta de la independencia o autonomía de un Estado o población en relación a cualquier clase de religión organizada. De la mano de la secularización, por profundizar en este tema, gobiernos laicos pueden avanzar en acciones de expropiación de bienes pertenecientes a la Iglesia (o poder religioso imperante) y oponerse a que en la administración pública se permita la participación eclesiástica.
Es interesante señalar que en un país en el cual se gobierna con neutralidad respecto a la fe de los ciudadanos (para que los habitantes hagan uso a conciencia de la libertad religiosa) no se otorgan subvenciones ni privilegios estatales en beneficio de entidades vinculadas a un determinado credo. También en este marco se establece un sistema estatal de educación laica para igualar a todos los estudiantes y ofrecer contenidos pedagógicos cimentados en la reflexión humana y las contribuciones científicas, no en creencias ni tradiciones nacidas de la confianza en lo sobrenatural, la espiritualidad o la fe.
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Un Estado que adopta al secularismo como sistema o estructura respeta y defiende la libertad de credo, la tolerancia religiosa y la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos.
Variedades
A lo largo de la Historia, el secularismo se ha ido manifestando o plasmando de diferentes formas. Se fueron reconociendo, así múltiples modelos y tradiciones.
Muchos autores y pensadores, además, aportaron sus miradas, interpretaciones y definiciones.
George Holyoake, por ejemplo, fue un editor británico del cual, más allá de remarcarse su agnosticismo, se recuerda su concepción menos cruda del secularismo. En su opinión, ateísmo era un concepto muy estricto, por eso apeló a la idea de secularismo para proponer un estilo de vida que no impugne ni rechace a las religiones animando la cooperación y tolerancia entre devotos pero priorizando una organización y regulación secular.
Los debates sobre ciencia y religión, en tanto, llevaron a Barry A. Kosmin a distinguir entre secularismo blando (que defiende el liberalismo, la tolerancia y la neutralidad) y secularismo duro (postura que intenta negar los mandatos religiosos). En este mismo sentido ganan notoriedad las categorías de secularismo débil y secularismo fuerte.
Es enriquecedor, de igual manera, conocer las particularidades del secularismo cultural, del secularismo político y del secularismo moderno para poder identificar cada uno y diferenciarlos entre sí.
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La educación secular o laica es un modelo de enseñanza que no se respalda en principios religiosos ni transmite contenidos que tengan relación con la fe ni con los diferentes credos existentes.
Efectos del secularismo
El secularismo no está exento de críticas, plantea desafíos y continuamente se analiza, pero no por eso se le dejan de reconocer las consecuencias, tanto positivas como negativas, que posee.
Entre los efectos positivos que se desprenden de la secularidad, indican los estudiosos en el tema, figura la valoración de la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos independientemente de la fe que profesen. Un Estado guiado por los lineamientos del secularismo positivo respalda a todos los credos, por agregar otra precisión.
La postura secular, en territorio occidental, engloba tres asuntos: la separación iglesia/Estado, la igualdad ante la ley y la libertad religiosa.
Claro que, como contrapartida, hay puntos negativos o desventajas. En ocasiones pueden surgir conflictos y reclamos por parte de ciertos devotos o grupos religiosos convencidos de no sentirse respetados ni acompañados en sus creencias y actividades. No es extraño tampoco que haya tensión entre el poder religioso y el poder político.