Un sepulcro es una estructura que se levanta con el objetivo de dar sepultura a los restos de uno o más individuos. Es habitual que se construya con piedra y que se encuentre elevado de la superficie.
Cabe destacar que sepultura es el lugar donde se entierra un cadáver y el acto y resultado de sepultar (enterrar, sumergir). La idea de sepulcro también se puede vincular a los conceptos de lápida (una piedra con una inscripción) y tumba (el espacio donde se sepulta un cuerpo).
Todas estas nociones hacen que, en ocasiones, sepulcro, sepultura, lápida y tumba se empleen como sinónimos o, al menos, como términos semejantes. Los sepulcros suelen incluir relieves o figuras a modo ornamental y con fines rituales o espirituales.
El Santo Sepulcro
El sepulcro más famoso del mundo posiblemente sea el Santo Sepulcro, que se encuentra en la localidad de Jerusalén (capital de Israel). En este caso, se trata de un santuario levantado en el lugar donde se habría producido la muerte, el enterramiento y la posterior resurrección de Jesucristo.
Se dice que el Santo Sepulcro pertenecía a José de Arimatea, un discípulo de Cristo. Dicho sepulcro no fue utilizado hasta el fallecimiento de Jesucristo. Cuando un grupo de mujeres se preparaba para ungir sus restos con plantas aromáticas, descubrió que la piedra que tapaba el ingreso al nicho había sido movida y que el cuerpo de Jesucristo ya no se encontraba en el sepulcro.
Las mujeres que se habían reunido para ungir el cuerpo de Jesús eran María Magdalena; Salomé, madre de Juan y Santiago; y María de Cleofás, madre de Judas Tadeo y Santiago el Menor. La resurrección cuenta con varias versiones y esta es una de las más destacadas.
Por todo esto, el Santo Sepulcro es un lugar sagrado y muy importante para todas las vertientes del catolicismo. El origen de este santuario data del período comprendido entre los años 30 y 33, dado que sabemos la edad a la que murió Jesucristo. Esto lo vuelve más especial aún entre otros sitios de importancia para la religión cristiana, ya que se encuentra entre los que mejor pueden ubicarse en la línea de tiempo, algo que no ocurre muy a menudo.
La capilla en la que se halla el Santo Sepulcro tiene un nombre en griego que se traduce como resurrección, justamente debido a que en ese punto ocurrió la resurrección de Jesús, así como su muerte y su sepulcro. A su vez, todo se encuentra en la denominada «Rotonda», delante del coro de los griegos.
La sepultura de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla
Por otro lado se encuentra el sepulcro de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, conocidos también como los Reyes Católicos, el cual se encuentra en la provincia española de Granada, más precisamente en la Capilla Real, la cual forma parte de la Catedral, y fue fabricado en una clase de mármol especial, el de Carrara, que se extrae de los Alpes Apuanos.
El autor de este sepulcro fue Domenico Fancelli, un escultor originario de Italia que trabajó durante varios años en España. La Capilla Real, por su parte, la fundaron en 1504 los propios Reyes Católicos para que sirviese como panteón de la familia real. De hecho, dejaron expreso su deseo de ser enterrados en ese lugar. Al poco tiempo falleció Isabel, aunque Fernando vivió doce años más.
A pesar del deseo de los Reyes, sus restos no pudieron descansar en la Capilla Real hasta 1521. En un principio, sus cuerpos fueron sepultados en el convento granadino de San Francisco. En 1514, Fancelli recibió el pedido por parte del Conde de Tendilla de crear un sepulcro doble, y a ello se dedicó durante los siguientes tres años en Génova, hasta que lo trasladó a Granada para darle los toques finales.