Servicio al cliente es un concepto propio del ámbito de los negocios que engloba las políticas, acciones y disposiciones de una empresa respecto al trato y al contacto con los consumidores antes, durante y después de producirse una compra o contratación de prestación.
La plataforma o el soporte para brindar atención a los usuarios es necesario e importante porque demuestra interés, responsabilidad y compromiso a nivel corporativo en pos de una buena experiencia para los compradores.
El área de servicio al cliente aprovecha las redes sociales y otros recursos, como el correo electrónico de soporte, el chat en vivo y la atención telefónica, en su estrategia de ofrecer un servicio personalizado, ágil y directo. Se nutre, asimismo, de encuestas de satisfacción del cliente para ir midiendo el panorama y que, en base a esos parámetros, la compañía pueda modificar (o no perder de vista) aquello que atenta contra su imagen y pone en riesgo la confianza de la gente o profundizar y conservar los aciertos.
Bases del servicio al cliente
Las bases del servicio al cliente son competencias, habilidades y logros vinculados a la precisión, la rapidez, el respeto, la tolerancia, la empatía, la comunicación, la accesibilidad y la transparencia.
La capacitación del personal que se desempeña en el sector de atención al cliente es fundamental, pero de nada sirve instruir desde la teoría a los trabajadores si ellos carecen de sensibilidad y de paciencia, no saben controlar sus emociones o no ponen en práctica la modalidad de la escucha activa.
La formación en servicio al cliente tiene que apuntar, en todos los casos, a darle protagonismo a los consumidores. Debe ponerse el foco en qué pautas hay que seguir para garantizar la satisfacción del cliente y saber cómo conviene proceder ante usuarios difíciles o que evidencian un considerable nivel de enojo o fastidio. Claro que, si bien cada uno de los empleados debe entrenar su templanza y demostrar un buen manejo de la ira y el estrés en los diálogos e intercambios de mensajes con personas enfurecidas, indignadas o intolerantes, la conducta corporativa debe sustentarse en el compañerismo, la cooperación, la unión y el apoyo porque, en definitiva, de la vida real se desprende que no siempre el cliente tiene la razón.
La buena predisposición, el lenguaje positivo, el conocimiento del producto/servicio y la comunicación efectiva, igualmente, constituyen una fórmula imbatible para el equipo que, frente al público, se desenvuelve como cara o imagen de una firma.
Para que un emprendimiento o negocio prospere, en primer lugar, hay que captar clientela y tener el profesionalismo y la calidad suficientes como para fidelizarla. Consumar la retención de clientes es un desafío que no resulta imposible si se los cautiva con una prestación o un artículo de primer nivel y se les proporciona un gratificante servicio postventa. Hay que tener en cuenta que, cuando la experiencia de compra o de contratación es satisfactoria, se incrementa la posibilidad de ganar la lealtad del cliente.
Con este objetivo cumplido, toda empresa crece en prestigio, posicionamiento, planificación financiera y rentabilidad.
Dando un trato personalizado, implementando programas de lealtad (o de fidelización), fomentando un lazo emocional entre los consumidores y una marca, mejorando continuamente y retribuyendo la confianza de los usuarios se influye positivamente en la clientela, inspirándola a recomendar a la compañía entre amigos o familiares y a elegirla a lo largo del tiempo.
Tecnología destinada a la atención al consumidor
Aunque se sigue dependiendo del recurso humano para entablar un vínculo entre empresa y comunidad, cada vez hay más tecnología destinada a la atención al consumidor.
Hacer uso de la inteligencia artificial, por ejemplo, transmite innovación, ayuda a reducir costes y, mediante chatbots, asegura que se ofrezca asistencia permanente de manera full time con un servicio 24/7.
La adopción de un sistema de software para la gestión de relaciones con el cliente (CRM), la activación de un correo electrónico de soporte, la asistencia remota y la automatización de diferentes tareas enriquecen al área de atención al usuario.
Independientemente de la modernización asociada a la comunicación (incluso cada vez es más usual la habilitación de un número de WhatsApp para recibir consultas, pedidos, sugerencias, etc), es recomendable que las empresas demuestren flexibilidad en cuanto a cambios de mercadería, reembolsos o garantías y asuman con responsabilidad y seriedad el servicio de envíos y entregas, por ejemplo.
Medir y mejorar el servicio al cliente
Cuando se trata de medir y mejorar el servicio al cliente, el conocimiento, la atención y el esfuerzo tienen que orientarse a técnicas de recopilación de datos, a interpretación de estadísticas y a acciones planificadas y ejecutadas eficientemente que reflejen cambios positivos.
Analizar reseñas y testimonios de los clientes y responderlos con cortesía; no ignorar los mensajes de quejas y reclamaciones; saber qué resultados arrojan las encuestas y las escalas de nivel de satisfacción de los consumidores y estudiar cada una de las métricas de servicio al cliente son prácticas que le proporcionan a jefes, ejecutivos y dueños de empresas un pantallazo real y valioso acerca de cómo va marchando el negocio.