La sociolingüística es la disciplina que se dedica al análisis de la lengua en su contexto social. Por lo tanto, vincula los fenómenos lingüísticos con factores de la sociedad, tanto individuales como colectivos.
Si bien se suele reconocer la independencia y la metodología propia de la sociolingüística, hay estudiosos que consideran que su separación de la lingüística carece de sentido ya que la lengua es un sistema de comunicación social y el hecho lingüístico siempre se da en el marco de la sociedad. De todos modos, la sociolingüística se orienta específicamente a la influencia que las variables derivadas del uso tienen sobre la lengua.
Historia de la sociolingüística
La historia de la sociolingüística comenzó formalmente en 1952, cuando el concepto fue acuñado por Haver Cecil Currie en un texto de su autoría. Para entonces distintos autores ya habían expresado su rechazo a pensar la lengua como un sistema independiente de la sociedad y de los hablantes.
Recién en 1964, a partir de diversos congresos y conferencias que contaron con la participación de expertos en lingüística, semiótica, antropología y sociología, emergió la sociolingüística como una disciplina autónoma. Ese desarrollo inicial se dio sobre todo en América del Norte (a partir de trabajos de expertos estadounidenses y canadienses) y en Gran Bretaña.
Uno de los pioneros de la sociolingüística fue William Labov, quien se opuso a la postura de Noam Chomsky de centrar la lingüística en un hablante ideal que integra una comunidad homogénea. Para Labov, las competencias sociolingüísticas surgen a partir de la relación entre la competencia (lo interno de la lengua), la actuación (su exteriorización) y los factores sociales. Como resultado de este vínculo se produce la variación lingüística.
Sus clasificaciones
La sociolingüística puede clasificarse de distintos modos según su orientación y su objeto de estudio. Se habla de sociolingüística empírica para aludir a la recopilación de los datos, mientras que la sociolingüística teórica se orienta al análisis de esos datos recolectados.
Otra clasificación distingue entre la microsociolingüística (que examina cómo se secuencian los enunciados y la ejecución de los actos de habla) y la macrosociolingüística (orientada a la planificación de la lengua, la actitud lingüística y la elección de un idioma o un dialecto en el marco de un grupo donde existe el bilingüismo o el multilingüismo).
En el terreno de la macrosociolingüística puede verse con claridad cómo la lengua es influenciada por factores sociales. Lenguaje y clase social mantienen un vínculo estrecho, al igual que lenguaje y etnia. Cuando conviven varias lenguas en un mismo territorio, es frecuente que exista una discriminación lingüística ya que se establece un determinado prestigio de lenguaje. Dicho proceso es conocido como diglosia.
En España, por ejemplo, según la región puede haber una competencia entre el español y lenguas como el vasco, el gallego y el catalán. En otras naciones, existen estereotipos lingüísticos que pesan sobre los hablantes de lenguas indígenas. En todos estos contextos, puede haber un planeamiento de lenguaje a nivel colectivo y una selección de la lengua a utilizar por parte de los individuos que está dada por los condicionamientos sociales.
La sociolingüística y la enseñanza de idiomas
La enseñanza de idiomas es un asunto de interés para la sociolingüística. Los expertos han investigado cómo se lleva a cabo una adquisición de segunda lengua, teniendo en cuenta la incidencia del contexto social en esta clase de procesos.
La sociolingüística está asociada a la didáctica ya que en la generación y en la recepción de enunciados intervienen elementos sociolingüísticos. De hecho, se sostiene que quienes aprenden una segunda lengua tienen que adquirir los conocimientos indispensables para desarrollar su competencia sociolingüística y así estar en condiciones de usar el idioma en su faceta social. Dicho de otro modo: la enseñanza debe contemplar las cuestiones sociolingüísticas para que la instrucción le permita al estudiante comunicarse mediante el idioma aprendido.
Por supuesto, la propia relevancia que se le otorga a la enseñanza de idiomas en la actualidad tiene que ver con factores sociales. Se considera que, en el mundo de hoy, no alcanza con dominar la lengua materna sino que resulta valioso ser bilingüe o plurilingüe.
La preponderancia cultural y económica hace que idiomas como el inglés, el chino, el alemán, el italiano, el portugués y el francés sean los más estudiados. Se entiende que estar en condiciones de comunicarse a través de esas lenguas ayuda a conseguir mejores empleos, por ejemplo.
La variación
Como ya indicamos, la variación lingüística es uno de los conceptos trascendentales en la sociolingüística. La expresión alude a las distintas maneras de expresar una misma noción en el marco de un idioma.
Esto supone que diferentes personas pueden optar por formas disímiles para comunicar un mismo concepto. Incluso una persona puede variar de estilo de habla o registro de lenguaje de acuerdo a la ocasión.
Supongamos que un joven desea narrar un cierto acontecimiento que vivió en la calle. Cuando se lo cuenta a sus amigos, usa un lenguaje coloquial con elementos de la jerga que comparte con ellos; al transmitirle los hechos a sus padres, en cambio, su lenguaje oral se modifica. A su vez, cuando habla de la experiencia con su jefe, hace uso de otros términos y construcciones lingüísticas, pero siempre refiriéndose a la misma situación.
El cambio de lenguaje puede estar dado por la semántica, la sintaxis, la fonética u otras variables. Esa variación lingüística estudiada por la sociolingüística supone un desafío a la hora de la traducción, ya que la interpretación debe asociarse al contexto.