Un somnífero es una sustancia que provoca sueño: ganas de dormir. El término, que puede usarse como sustantivo o como adjetivo, proviene del vocablo latino somnĭfer.
Inducir o mantener el sueño
Los somníferos pueden inducir o mantener el sueño. Se trata de fármacos psicotrópicos (producen un efecto en el sistema nervioso central, modificando sus funciones de manera temporal) e hipnóticos (dan sueño) cuyo consumo debe ser indicado por un médico o un farmacéutico, según el caso.
Diversos motivos pueden hacer que una persona tenga problemas para conciliar o conservar el sueño. Un especialista tiene que determinar cuál es la razón específica en el individuo y, a partir de ese diagnóstico, es posible que sugiera el uso de somníferos.
De todos modos, la utilización prolongada de somníferos puede causar tolerancia (van perdiendo eficacia a partir de un acostumbramiento del organismo). Además, cuando el sujeto suspende su ingesta, puede aparecer un síndrome de abstinencia e incluso derivar en la reaparición brusca del insomnio.
Para minimizar los riesgos y los efectos secundarios, es importante no mezclar somníferos con ciertas sustancias (como el alcohol) y no superar las dosis sugeridas. Por otra parte, hay que tener en cuenta que los somníferos generan somnolencia y sedación, por lo cual se debe tener cuidado si se realizan actividades luego de su consumo.
Alternativas naturales
Los médicos recomiendan realizar ejercicio físico durante el día, minimizar el estrés, prescindir de la cafeína y respetar un horario regular para irse a la cama como métodos para combatir el insomnio. La prescripción de somníferos es una alternativa adicional que exige responsabilidad en el paciente y un seguimiento profesional del tratamiento para que no surjan complicaciones.
Sobra decir que los seres vivos no necesitamos de forma natural ningún complemento farmacológico para conciliar el sueño, así como tampoco para el correcto funcionamiento de ninguno de nuestros órganos. Venimos preparados para llevar una vida equilibrada, pero para ello debemos respetar nuestra alimentación y nuestro ejercicio físico, algo que en la actualidad resulta especialmente difícil. De todos modos, debemos resaltar la importancia de probar dichos métodos antes de recurrir a los somníferos.
En definitiva, más allá de la existencia de somníferos de venta libre, siempre es recomendable consultar con un médico antes de tomar una decisión que apunte a modificar los patrones del sueño con fármacos.
Opciones de venta libre
Como mencionamos más arriba, no todos los somníferos deben ser recetados por un médico. A continuación, por lo tanto, veremos algunas de las opciones que podemos encontrar en las farmacias y comprar sin ninguna restricción. Comencemos por la difenhidramina, un antihistamínico sedante; si bien provee los efectos que promete, la somnolencia puede extenderse a lo largo del día, lo cual puede ser perjudicial para las tareas cotidianas y extremadamente peligroso al movernos por la vía pública. También puede provocar retención de orina, estreñimiento, visión borrosa y falta de producción de saliva.
Otro de los somníferos de venta libre más comunes es el succinato de doxilamina. Es del mismo tipo que el anterior y también comparte la mayoría de sus efectos secundarios, por lo cual deberíamos tomarlo con cautela. La melatonina, por otra parte, es una hormona que sirve para regular el ciclo del sueño. De acuerdo con algunos especialistas, es adecuado para quienes tardan demasiado en dormirse. Sus efectos secundarios incluyen somnolencia a lo largo de la jornada y dolores de cabeza.
Para quienes disfrutan de los beneficios naturales de las plantas para potenciar su salud, la valeriana es una de las más destacadas. En este marco, se puede consumir para conciliar el sueño con más facilidad. No existe unanimidad en la opinión científica con respecto a su efectividad, pero al menos no posee efectos secundarios, algo que la vuelve aparentemente inofensiva como somnífero.