La transpiración es el acto y el resultado de transpirar. Esta acción (transpirar), en tanto, consiste en exudar: hacer que un líquido salga por las grietas o los poros de un cuerpo.
En el caso del ser humano, la transpiración o traspiración es un mecanismo de enfriamiento corporal que consiste en la secreción de sudor a través de las glándulas sudoríparas. El sudor es un fluido transparente que presenta características químicas similares a las de la orina. Hay animales, como los cerdos y los perros, que no transpiran y apelan a otros recursos.
Cuando la temperatura es muy elevada, en definitiva, una persona comienza a transpirar. La transpiración también aparece si el individuo está realizando una actividad física intensa o incluso cuando siente miedo, ya que se produce una excitación del sistema nervioso simpático.
La sudoración suele generarse en las axilas, en las palmas de las manos, en los pies y en el rostro. Si la transpiración implica una secreción excesiva de sudor, se trata de un trastorno conocido como hiperhidrosis.
Dado que la transpiración es potencialmente diferente en cada individuo, no siempre es fácil detectar un caso de hiperhidrosis. Por esta razón, los profesionales de la salud indican que debemos acudir a su consulta si a la sudoración se suma un dolor en el pecho, angustia, aislamiento social, náuseas o una sensación de aturdimiento. En pocas palabras, si en lugar de ser un fenómeno natural comienza a interferir en nuestra vida cotidiana, seguramente se trate de un problema.
En una situación normal, recién cuando la temperatura del cuerpo supera un cierto nivel las glándulas sudoríparas se activan y entonces comienza la transpiración. Sin embargo, en un caso de hiperhidrosis focal primaria, la más común de todas, los nervios que deben mandar señales a las glándulas sudoríparas entran en un estado de hiperactividad que se desvincula de la temperatura corporal. Esto se vuelve peor si la persona se estresa o se pone muy nerviosa.
No hay una causa bien definida para esta clase de hiperhidrosis, aunque se cree que puede ser hereditaria, dado que es común que se presente en más de un miembro de una misma familia.
Por otro lado, si la transpiración en exceso se da como resultado de una enfermedad, entonces se habla de hiperhidrosis secundaria, y se trata de la clase menos común. A diferencia de la focal primaria, que se advierte sobre todo en las manos, los pies y, en algunos casos, el rostro, la secundaria puede afectar todo el cuerpo. Entre los trastornos que la pueden desencadenar destacan los siguientes:
* diabetes;
* la menopausia (en particular, durante los sofocos);
* algún problema que afecte las glándulas tiroideas;
* deficiencia de azúcar en sangre;
* ciertas clases de cáncer;
* un ataque al corazón;
* infecciones;
* problemas en el sistema nervioso.
La hiperhidrosis secundaria también puede surgir a causa de la acción de ciertos fármacos, o bien de la abstinencia de los medicamentos analgésicos conocidos con el nombre de opioides. Este problema de salud puede derivar en una infección en la piel, además de impactar de manera considerable en la vida social.
Es importante mencionar que la transpiración escasa también se constituye como un problema de salud: la anhidrosis. Esta afección puede resultar peligrosa debido al sobrecalentamiento del cuerpo.
El olor característico de la transpiración, por otra parte, se debe a la combinación del sudor y las bacterias que se encuentran en la piel. Para minimizarlo, además de ducharse con frecuencia, es posible utilizar desodorantes y productos antitranspirantes.
La transpiración de las plantas, por último, es el proceso que desarrollan los vegetales para la expulsión de vapor de agua. Esto se realiza mediante los estomas y las membranas que se hallan en células superficiales.