La energía es la capacidad de generar movimiento o lograr la transformación de algo. En el ámbito económico y tecnológico, el término hace referencia a un recurso natural y a los elementos asociados que permiten hacer un uso industrial del mismo.
Por ejemplo: «El país tiene serios problemas de energía por la falta de inversiones», «Gómez es un jugador de mucha energía, capaz de cambiarle la fisonomía al equipo», «En la última semana, ya se ha cortado la energía tres veces».
Cabe destacar que en el latín es donde nos encontramos el origen etimológico de la palabra energía. Más exactamente lo hayamos en el término energīa, el cual a su vez, según se ha determinado, procede de la palabra griega ένέρϒεια.
La energía según la física
Para la física, la energía es una magnitud abstracta que está ligada al estado dinámico de un sistema cerrado y que permanece invariable con el tiempo. Se trata de una abstracción que se le asigna al estado de un sistema físico. Debido a diversas propiedades (composición química, masa, temperatura, etc.), todos los cuerpos poseen energía.
Pueden detallarse diversos tipos de energía según el campo de estudio. La energía mecánica, por ejemplo, es la combinación de la energía cinética (que genera a partir del movimiento) y la energía potencial (vinculada a la posición de un cuerpo dentro de un campo de fuerzas). La energía térmica, la energía química, la energía nuclear y la energía radiante son otras clases de energía.
Un recurso natural
Entendida como un recurso natural, la energía no es un bien por sí misma, sino que es que un bien calificado como intermedio, ya que posibilita la satisfacción de ciertas necesidades cuando se produce un bien o se oferta un servicio.
La energía también puede clasificarse según fuente. Se llama energía no renovable a aquella que proviene de fuentes agotables, como la procedente del petróleo, el carbón o el gas natural. En cambio, la energía renovable es virtualmente infinita, como la energía eólica (generada por la acción del viento) y la energía solar (vinculada a la radiación del sol).
Energía y contaminación
Hoy en día, ante la concienciación que, poco a poco, está tomando la sociedad de lo imprescindible que es que acometamos la protección del medio ambiente, se está produciendo un gran auge de las mencionadas energías renovables. Y es que la utilización de ellas contribuye a que dejemos de explotar otras fuentes que contaminan, que perjudican enormemente al entorno natural y como consecuencia también a nosotros y a nuestro propio bienestar.
La base del uso de estas energías renovables es que se aprovechan fuentes naturales inagotables, como sería el caso de la luz del Sol. De la misma forma apuesta también por una energía que es capaz de regenerarse de modo natural y que, por tanto, no causa ningún daño a la ecología.
Así, por ejemplo, en cada vez más hogares se está llevando a cabo la instalación de paneles solares con los que se recoge esa luz que desprende el astro y la misma se aprovecha para iluminar cualquier estancia de la vivienda con lo que se disminuye de manera considerable el empleo de la energía eléctrica.
El cuidado del planeta
El cuidado del planeta es favorecido cuando se apela a una energía limpia o energía verde. Así se clasifica a aquella que no genera contaminación en su proceso productivo ni tampoco deja residuos. Es importante tener en cuenta que una energía limpia no necesariamente es renovable, mientras que una energía renovable puede ser contaminante.
La energía geotérmica, la energía de biomasa y la energía de los océanos son energías limpias. En este punto, hay que introducir el concepto de energía sostenible para continuar con el análisis.
Se dice que una energía es sostenible cuando es renovable y su producción, además de ser limpia, no requiere de acciones que afectan al medio ambiente o atentan contra las perspectivas de las generaciones futuras. Si pensamos en la energía hidroeléctrica, puede mencionársela como una energía límpia debido a que no implica la generación de gases de efecto invernadero; sin embargo, la construcción de una represa provoca grandes cambios ambientales, con lo cual esta energía puede no resultar sostenible.
La explotación industrial de la energía
La explotación industrial de la energía comprende diversos procesos, que varían de acuerdo a la fuente empleada. Puede mencionarse, por ejemplo, la extracción de la materia prima (como el petróleo que se obtiene de los pozos), su procesamiento (en el caso del petróleo, su refinamiento) y su transformación en energía (por combustión, etc.).
La generación de energía a gran escala apunta a satisfacer la demanda de las personas. Se busca, de todos modos, fomentar el ahorro de energía y la eficiencia energética para evitar el colapso del sistema y para minimizar el impacto ecológico.
No se puede dejar de mencionar que la producción de energía, cuando se explotan combustibles fósiles, genera emisiones de CO2 e incide en el cambio climático ya que incentivan el calentamiento global. Los ciudadanos, por lo tanto, deben ser conscientes sobre el consumo de energía.
Acuerdos internacionales
Existen diversos acuerdos internacionales que apuntan a combatir el calentamiento global y que, en este marco, contemplan la implementación de diversas políticas energéticas. El Protocolo de Kioto, por ejemplo, entró en vigencia en 2005 y su primer periodo de compromiso expiró a fines de 2012. Desde 2016, en tanto, está en vigor el Acuerdo de París.
Esta clase de instrumentos pretenden minimizar la huella de carbono, indicador que refleja las emisiones de gases de efecto invernadero.