El vocablo griego anakárdion llegó al bajo latín como anacardus. Ese es el antecedente etimológico más cercano de anacardo, término de nuestra lengua que hace referencia a diferentes especies de árboles tropicales.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), estos árboles comparten características como el hecho de tener fruto comestible y flores de tamaño reducido. Además es frecuente que se empleen en cuestiones medicinales. Es interesante señalar que también se llama anacardo específicamente al fruto de estos ejemplares.
El Anacardium occidentale
Por lo general se llama anacardo a la especie de nombre científico Anacardium occidentale. Otras denominaciones coloquiales de este árbol son cajú, cayú, castaña de cajú, nuez de la India, caguil, cajuil, merey, pepa y marañón.
El naturalista francés André Thevet (1516–1590) fue quien bautizó a esta planta como anacardium (anacardo) por la forma de su fruto, similar a un corazón dado vuelta (ana puede traducirse como “hacia arriba” y cardium, como “corazón”).
Cajú, por otro lado, es una palabra que proviene de las lenguas tupíes, más precisamente de acaiú o acajú, que alude a aquello que produce nueces. Los conquistadores europeos, al llegar al actual territorio de Brasil, se sorprendieron por las propiedades nutritivas que presentaban los frutos de este árbol.
Es importante mencionar que el anacardo es nativo de América del Sur y de Centroamérica. Habrían sido los portugueses quienes, tras conocer a la especie en el continente americano, llevaron sus semillas a la India, desde donde se produjo la expansión.
Características del anacardo
El anacardo puede medir hasta unos diez metros de altura. Presenta un tronco irregular, hojas alternas y flores amarillentas o verdosas.
En cuanto al fruto, se puede distinguir entre la semilla o nuez (el fruto propiamente dicho) y el pseudofruto. El fruto real, que contiene la semilla, presenta apariencia de riñón y se destaca por su dureza.
Usos de las distintas partes del árbol
Las partes del anacardo son aprovechadas de diferentes formas. La madera sirve para producir mangos de herramientas, mientras que la corteza se emplea en el curtido de pieles y se destina a usos medicinales ya que se le atribuyen propiedades para el tratamiento de hemorragias, infecciones y problemas estomacales.
El tronco, por otra parte, segrega una resina que se usa a modo de goma. De todas maneras, el fruto es el componente más utilizado: con él se producen bebidas, jaleas, mermeladas y, si está maduro, incluso se lo consume fresco.
Es habitual que la semilla o nuez del anacardo sea sometida a un procesado de secado. Así se logra la neutralización de ciertos compuestos que resultan irritantes. Además se facilita la extracción de la cáscara. El fruto seco es reconocido por su sabor y su textura.
Propiedades del anacardo
Las semillas del anacardo contienen zinc, hierro, magnesio, varias vitaminas, hidratos de carbono y aminoácidos. Por eso su inclusión en la dieta suele resultar positiva.
Al tener antioxidantes, el anacardo ayuda a impedir el envejecimiento prematuro. El ácido oleico, por otro lado, contribuye al buen funcionamiento cardiovascular.
Fortalecer el sistema inmunológico, los huesos y el cabello es otro beneficio derivado del consumo de anacardo.