La palabra bacteria proviene de un término griego que significa «bastón». Se trata de un microorganismo unicelular procarionte que puede provocar enfermedades, fermentaciones o putrefacción en los seres vivos o materias orgánicas.
Por tratarse de células procariotas, carecen de núcleo u orgánulos internos. Por otra parte, aunque el término proviene de bastón, las bacterias pueden tener forma de barra, esfera o hélice.
Clasificación de las bacterias de acuerdo a su forma
Las bacterias se pueden clasificar en diversos grupos partiendo de un criterio distinto. Así, por ejemplo, si partimos de lo que es su forma nos encontramos con el hecho de que existen cuatro tipos claramente delimitados:
Bacilos. Son las bacterias que se definen por ser alargadas y porque tienen la posibilidad de ser curvas o rectas. De la misma forma, hay que subrayar el hecho de que pueden contar o no con flagelos.
Leptothrix. De gran tamaño son las que se enmarcan bajo esta denominación y tienen como principal seña de identidad que pueden presentar filamentos llamados tabicados.
Espirilos. En este caso bajo dicha categoría se incluyen las bacterias que tienen una apariencia curva helicoidal.
Cocos. Las bacterias que reciben dicho nombre son aquellas que poseen forma redondeada y cuentan con la posibilidad de que pueden presentarse aisladas, en pares o bien en forma de cadena arracimada.
Otros tipos
Además de todo lo expuesto tenemos que subrayar también el hecho de que las bacterias pueden clasificarse también en base a lo que es su respiración. En este caso, podríamos realizar dos grandes grupos: las aerobias, que son las que hacen uso del oxígeno, y las anaerobias, que no utilizan aquel sino otros elementos tales como el carbonato, por ejemplo.
En tercer lugar podemos determinar que las bacterias se pueden clasificar igualmente teniendo en cuenta lo que es su necesidad de crecimiento. Un hecho este que daría lugar a encontrarnos con dos tipos de bacterias: las heterótrofas (parasitarias, de putrefacción, simbióticas…) y las autótrofas (fotosintetizantes, quimiosintetizantes…).
Las bacterias pueden vivir en cualquier hábitat; incluso algunas especies sobreviven en el espacio exterior. Estas características convierten a las bacterias en el organismo más abundante del mundo: pueden convivir 40 millones de células bacterianas en apenas un gramo de tierra.
Bacterias beneficiosas
El cuerpo del ser humano alberga unas diez células bacterianas por cada célula humana. El sistema inmune permite que la mayoría de las bacterias sean inofensivas o, incluso, beneficiosas (ayudan a la digestión, por ejemplo). Sin embargo, ciertas bacterias pueden causar enfermedades de gravedad como la tuberculosis, la lepra y el cólera.
Las bacterias ayudan en la producción de queso, manteca y yogur, cumplen funciones de importancia en la fabricación de ciertos medicamentos y colaboran en el tratamiento de aguas residuales. También se emplean para el curtido de cueros y el curado de tabaco.
Estudio científico
La disciplina encargada del estudio de las bacterias se conoce como bacteriología. Se trata de una rama de la microbiología, la ciencia que se dedica a estudiar los microorganismos. Bacteriología y microbiología pertenecen al campo de la biología.
Estos campos científicos han avanzado gracias a los adelantos tecnológicos, aunque se estima que conocemos apenas el 1% de los microbios de la biosfera.