Los calefactores eléctricos portátiles son muy accesibles y prácticos.
Un calefactor es un dispositivo que se emplea para calentar el aire, es decir, un aparato de calefacción. En este caso, el término se usa como sustantivo. Por otra parte, su acepción como adjetivo hace referencia a aquello que calienta, que traslada calor a un cuerpo propiciando un incremento de su temperatura.
TemasFuncionamiento
Los calefactores (también llamados estufas en algunas regiones) funcionan generando un flujo de aire caliente a partir de una fuente de calor. Existen múltiples tipos de calefactores de acuerdo a cómo producen el calor: pueden funcionar con leña, gasolina, carbón, gas o electricidad, por mencionar algunas posibilidades.
Calefactor eléctrico
El calefactor eléctrico recurre a la energía eléctrica para producir energía calorífica, pudiendo apelar al efecto Joule o al efecto Peltier. Tiene resistencias eléctricas que se calientan cuando pasa la corriente eléctrica a través de ellas. Esta energía térmica se irradia hacia el ambiente para calentar el espacio circundante.
Los calefactores eléctricos tienen sus orígenes en el siglo XIX con el descubrimiento de la resistencia eléctrica. Con el avance de la tecnología y el desarrollo de dispositivos de calefacción más eficientes, estos aparatos se han vuelto populares debido a su facilidad de uso y versatilidad. Son ampliamente utilizados en hogares, oficinas y espacios pequeños debido a su conveniencia y bajo coste inicial.
Cabe mencionar que los calefactores eléctricos son una opción ecológica si la electricidad utilizada proviene de fuentes renovables. Sin embargo, si es generada por combustibles fósiles, como el carbón o el gas natural, su impacto ambiental puede ser considerable, contribuyendo a las emisiones de gases de efecto invernadero y al cambio climático.
Calefactor a leña
El calefactor a leña funciona a partir de la incineración de madera. El proceso de combustión hace que la madera alcance temperaturas muy altas e irradie calor al espacio circundante a través de la radiación y la convección.. El humo que se genera, a su vez, es desechado para que no quede en el ambiente.
Los calefactores a leña han sido utilizados desde tiempos ancestrales y han sido una fuente tradicional de calefacción en muchas regiones. Aunque su popularidad ha disminuido en áreas urbanas debido a las restricciones ambientales y el énfasis en opciones más limpias, aún son apreciados en zonas rurales y lugares donde la leña es un recurso económico y disponible.
Pueden tener un impacto ambiental negativo debido a las emisiones de partículas finas, gases tóxicos y CO2 liberados durante la combustión de la madera. Esto contribuye a la contaminación del aire y puede afectar su calidad y la salud respiratoria de las personas.
Calefactor a gas
El calefactor a gas dispone de una válvula principal y de otras que están vinculadas a cada uno de sus quemadores. Así puede regularse la cantidad de gas que se envía al quemador mediante una perilla: a mayor cantidad de gas, mayor llama y más calor liberado. Lo que permite la perilla es controlar el nivel de gas que llega a los quemadores, lo cual repercute en la llama y el calor que se libera.
Gas natural y propano son los dos tipos más usados por los calefactores.
Estos aparatos emplean una llama de gas (generalmente gas natural o propano) para generar calor. El gas es quemado en una cámara de combustión y el calor resultante se distribuye al ambiente a través de un sistema de ventilación. Los calefactores a gas han sido utilizados durante décadas y su popularidad se debe a su eficiencia y capacidad para calentar rápidamente espacios grandes. Son comunes en hogares, edificios comerciales e industriales que cuentan con una infraestructura de gas.
Nótese que pueden tener un impacto ambiental significativo debido a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros contaminantes liberados durante la combustión del gas. Sin embargo, en comparación con los calefactores a leña, suelen ser más limpios y eficientes.
