Clorato es un término que proviene de cloro (el elemento químico de símbolo Cl y número atómico 17). Se denomina clorato a la sal del ácido clórico.
El cloro es un gas tóxico que se utiliza sobre todo para desinfectar el agua. Al oxácido del cloro se lo llama ácido clórico: esto quiere decir que el ácido clórico es un ácido cuya composición incluye oxígeno, además de hidrógeno y de otro elemento.
Características de un clorato
Retomando la idea de clorato, se trata de una sal, lo cual supone que se obtiene al reemplazar los átomos de hidrógeno que están presentes en el ácido (en este caso específico, en el ácido clórico) por radicales básicos.
Los cloratos no se hallan en la naturaleza. Estas sales evidencian una elevada inestabilidad y presentan una gran capacidad de oxidación. Por otro lado, cabe destacar que un clorato es una sal inorgánica.
Contaminante de los alimentos
El clorato es un residuo que, en el proceso de cloración del agua para su potabilización, surge como subproducto. También se emplea como plaguicida y en la desinfección de varios productos alimenticios.
Los restos de clorato que quedan en los alimentos se consideran contaminantes. Por eso los productores deben realizar análisis que sirvan para confirmar si el nivel de los cloratos se encuentra por debajo del máximo permitido por la ley.
La Unión Europea (UE), por ejemplo, regula la cantidad autorizada de clorato según el producto. Las mediciones se realizan en miligramos por kilogramo (mg/kg).
Es interesante señalar que la presencia de cloratos en los alimentos siempre es una consecuencia del accionar humano. Cuando se utilizan como plaguicidas, pueden llegar por el suelo o por el agua a las plantas que se cultivan.
Otros usos del clorato
Los cloratos pueden destinarse al desarrollo de diferentes procesos en la industria. Se usan en la fabricación de pirotecnia y explosivos y como combustible de los cohetes, por mencionar algunas posibilidades.
Los fósforos o cerillas también pueden incluir clorato. En este caso, suele colocarse una cantidad acotada de clorato de potasio en la cabeza del utensilio: con la fricción, el fósforo rojo de la cabeza de la cerilla se convierte de manera parcial en fósforo blanco debido al calor, y este fósforo blanco lleva a cabo una reacción con el clorato, liberando la energía que permite encender el implemento.
Distintos tipos
Como ya indicamos, no existe un único clorato, sino que se pueden reconocer múltiples tipos. El mencionado clorato de potasio se forma mediante la unión del catión potasio y el anión clorato.
El clorato de sodio, en tanto, se aprovecha como herbicida y como blanqueador, mientras que el clorato de amonio sirve para fabricar explosivos. Si nos centramos en el clorato de bario, puede detectarse en los productos pirotécnicos.
Cada uno de estos cloratos provoca distintas reacciones negativas en la salud. La ingesta de clorato de sodio puede derivar en una falla multiorgánica por su poder oxidante; si lo que se ingiere es clorato de bario, las consecuencias más frecuentes son las náuseas, la diarrea y los vómitos.