Coaching es un proceso interactivo que permite a un coach (entrenador) asistir a su coachee (el cliente que percibe el coaching) a conseguir lo mejor de sí mismo. El coach, por lo tanto, contribuye a que la persona pueda llegar a una determinada meta a través de la utilización de sus habilidades y recursos propios de la manera más eficaz.
El concepto, que proviene del verbo inglés coach («entrenar»), no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE) pese a su uso extendido en nuestro idioma. Su esencia implica suponer que el coachee ya dispone del conocimiento para solucionar todos aquellos asuntos con los que debe lidiar. Lo que debe hacer el coach, por lo tanto, no es enseñar algo nuevo, sino mostrar al coachee el camino para aprender de aquello que alberga en su interior.
El concepto
El coaching, en definitiva, apuesta por el aprendizaje experiencial. Se busca que el individuo, mejorando su autoconocimiento y adquiriendo ciertos hábitos, logre cumplir sus aspiraciones personales, consiguiendo su empoderamiento y gozando de bienestar.
El coach como facilitador debe ejercer una consejería que contribuya al desarrollo personal del coachee. Éste, a su vez, tiene que adoptar una escucha activa y asumir la responsabilidad de su autodesarrollo para iniciar el proceso de cambio que le permita avanzar en la solución de problemas. La motivación, en este marco, es indispensable para la transformación personal y la mejora continua.
Proceso de coaching
El primer paso de un proceso de coaching consiste en que el coachee observe y analice su conducta y pensamientos, para después lograr que tome conciencia sobre los efectos de sus decisiones. Saber qué se busca (o sea, definir el establecimiento de metas), determinar cómo dirigirse hacia ese objetivo y evaluar periódicamente el camino elegido para ratificar o modificar las actuaciones son otros pasos necesarios.
En los últimos años ha experimentado un gran auge y desarrollo la puesta en marcha del coaching como recurso de capacitación y desarrollo. De ahí que actualmente existan muy diversos tipos del mismo. Entre ellos se encuentra, por ejemplo, el llamado coaching coactivo, que es aquel que se centra de manera fundamental en la relación que se establece entre el entrenador y el propio cliente.
Otra de las clases es el coaching estructural, que se identifica porque se basa en la utilización de diversas culturas milenarias -como puede ser la egipcia- y distintas tendencias filosóficas -como la constructivista- para conjugarlas con los avances más actuales en ramas de nuestra sociedad.
Mejorar la calidad de vida
Otro de los tipos de coaching más significativos es el conocido como coaching de vida, que, a su vez, es uno de los más solicitados por la población que se embarca en este tipo de proceso. En concreto, bajo esta denominación se incluyen una serie de actuaciones con las que se persigue básicamente que el cliente-entrenado consiga un amplio desarrollo de habilidades que le permitan mejorar en su vida.
Con dichas habilidades lo que logrará será dar un paso positivo y firme en ámbitos tan personales como el estado físico o las relaciones sentimentales.
Pese al auge del coaching a nivel corporativo y en la administración de empresas, no son pocos quienes critican este método de autoaprendizaje ya que consideran que carece de una metodología concreta. Es difícil estimar qué conocimientos tiene el coach y qué grado de conocimiento se alcanzará ya no existen certificaciones de coaching ni regulaciones aceptadas a nivel internacional.
Coaching y mindfulness
El coaching muchas veces se asocia a la atención plena o conciencia plena (mindfulness). Esta noción refiere al estado de la mente que permite mantenerse atento, de forma intencional y consciente, a todo lo que sucede en el presente sin rechazar ni juzgar las experiencias.
Tanto el coaching como el mindfulness tienen que ver con la autorreflexión. La finalidad de estas técnicas es que el sujeto deje atrás las creencias limitantes y que, mediante la disciplina personal, potencie su inteligencia emocional y adquiera recursos para la toma de decisiones, entre otras cuestiones.
La combinación de coaching y mindfulness es habitual cuando se pretende propiciar un cambio organizacional. Los ejecutivos deben desarrollar las habilidades necesarias para construir un liderazgo transformacional, lograr una comunicación efectiva con los recursos humanos y optimizar las dinámicas de grupo. En este contexto, el directivo debe estar dispuesto a una retroalimentación constructiva que sirva para explotar el potencial del trabajo en equipo y para que la gestión de conflictos ofrezca buenos resultados.
Desarrollo artístico
El coaching también es importante en el terreno del arte. En este marco podemos destacar su inclusión en el programa televisivo musical llamado «La Voz».
En él, diversos cantantes con experiencia y con gran relevancia en el panorama mundial ejercen labores de coaching y mentoría con jóvenes promesas que, por encima de cualquier cosa, quieren dar a conocer su música y su talento.
Coaching ejecutivo
El coaching ejecutivo es un recurso que apunta a optimizar el rendimiento profesional. Se trata un entrenamiento que permite a los directivos reforzar aptitudes y habilidades para mejorar la dirección o gestión de una empresa.
El periodista argentino Andrés Ferraro es un profesional con experiencia como coach ejecutivo, coach ontológico, media-coach, consultor y formador. A lo largo de su carrera trabajó más de 25 años en medios de comunicación como Radio América, Continental, Rivadavia y América TV.
Consultamos a este experto para conocer cuáles son, desde su perspectiva como comunicador y capacitador, las claves del coaching ejecutivo:
El coaching ejecutivo tiene varios ejes que van desde establecer objetivos claros y específicos hasta la creación de confianza, fomentar el autoconocimiento, y por supuesto, seguir mejorando las habilidades de liderazgo.
No es solamente para ejecutivos, el trabajo del coach está centrado también en los grupos de trabajo y en la gestión de los equipos. Por eso es muy importante trabajar sobre la confianza y el autoconocimiento. Un grupo trabaja con un mismo objetivo aunque los miembros estén en distintos países o locaciones, la base está en eso: objetivos claros y medibles y las personas. Por eso, me animo a decir que las habilidades de liderazgo son para todos, no solo para quienes encabezan grupos o áreas de trabajo. Todos son líderes en su lugar, incluso líderes de su propia vida. Nada menos.
Una de las cosas que entiendo es muy importante, más allá de ajustar estrategias, es la de desafiar creencias limitantes. Y por supuesto eso va conectado con el desarrollo de la gestión de emociones y la inteligencia emocional.
¿Se puede fallar o errar en algo? No es lo ideal, pero puede pasar. ¿Y entonces? ¿Los KPIs? ¿Las ventas? ¿Las inversiones? Los accionistas y nosotros como grupo de X área, ¿qué hacemos? ¿Cómo lo vivimos? ¿Qué aprendimos? ¿Podemos modificar algún punto para mejorar el proceso?
Todas estas son preguntas que suelen salir en el trabajo con la gestión de equipos. El coaching hace preguntas y las respuestas hay que gestionarlas y buscarlas en uno y en las personas que están compartiendo con nosotros.
Comunicar para liderar, ahí va la clave de crecimiento tanto personal como corporativo o en grupos de trabajo. Es la herramienta más poderosa a nuestro alcance: la comunicación efectiva aplicada al liderazgo. Ese es nuestro trabajo.
Andrés Ferraro