La cultura organizacional es un concepto que hace referencia a los valores, las normas y las prácticas que caracterizan a una organización (una empresa, una institución u otra entidad). Puede asociarse esta noción a un modo de actuar o a una filosofía.
Esta cultura organizacional se forja y a la vez se refleja a partir de las acciones y las actitudes de los recursos humanos de la corporación. Sus componentes son simbólicos y se plasman en las diferentes actividades de la compañía, contribuyendo al desarrollo o fortalecimiento de una identidad corporativa.
Características de la cultura organizacional
Las características de la cultura organizacional son rasgos que definen la identidad de la organización. Se trata de elementos vinculados a la visión de los directivos de la empresa, que a través de su liderazgo buscan trasladarlos a la dirección, la gestión y la administración de la corporación.
El comportamiento organizacional, de este modo, está estrechamente relacionado con la cultura corporativa. La estructura organizativa, la organización del trabajo y el propio desarrollo de las actividades deben basarse en dicha cultura, que brinda un sustento para la toma de decisiones.
Puede afirmarse que la cultura organizacional se instituye a partir de determinadas premisas que los directivos (actuales o pasados) establecieron o desarrollaron en sus quehaceres profesionales. Esos preceptos se consideran válidos, útiles o recomendables para resolver conflictos en la integración interna y problemáticas de adaptación al entorno.
La cultura organizacional, por lo tanto, se considera adecuada para guiar la conducta de los miembros de la organización, logrando que la suma de esas partes funcione como un todo eficiente. Por eso estos valores y prácticas se enseñan a los nuevos integrantes, quienes deben adoptarlos.
Clasificación según el tipo
La cultura organizacional puede clasificarse como débil o fuerte según su acepción por parte de los miembros de la entidad. Cuando los valores no convencen ni atraen a los trabajadores, la cultura corporativa es débil.
En estos casos, los directivos tienen que tratar de imponerlos ya que no se produce una asimilación natural. El control que debe realizar la gerencia, por otro lado, tiene que ser exhaustivo debido a que, de lo contrario, las actividades pueden no enmarcarse en lo pretendido.
Distinto es lo que sucede cuando el personal adopta las creencias, las tradiciones y las reglas con convencimiento. La cultura organizacional fuerte ayuda a que la estrategia sea respetada y a que la dinámica del grupo sea fluida, lo que facilita la consecución de objetivos.
Los efectos de la cultura organizacional
Los efectos de la cultura organizacional son internos y externos. En el entorno laboral, cumple un rol preponderante a la hora del reclutamiento y la retención de talento: cuando los valores de los recursos humanos coinciden con la cultura corporativa, se fortalece el compromiso y se reducen las renuncias. También incide en el estilo de liderazgo que ejercen los directivos.
A nivel externo, la cultura organizacional influye en la relación con los proveedores y los clientes. La oferta de productos y servicios, las campañas publicitarias y la gestión de la imagen corporativa son algunas de las cuestiones que se enlazan al plano cultural de la empresa.
Es importante indicar que la cultura organizacional no es inmutable. Aunque conserva una esencia, debe adaptarse a las condiciones que plantean el mercado e incluso la sociedad. Si se mantiene sin cambios, lo más probable es que pierda pertinencia y ya no pueda cumplir su misión, con lo cual la flexibilidad y la adaptabilidad son claves.
Organigrama y normas
El organigrama y las normas de una compañía también hacen a la cultura organizacional. En este marco, lo cultural se vuelve concreto y específico y puede consultarse en documentos o publicaciones.
El organigrama establece cómo es la jerarquía de mando, ubicando a cada miembro de la organización en su puesto correspondiente y estableciendo cómo se entablan los vínculos internos. Esto permite asignar obligaciones y responsabilidades.
La cultura organizacional, asimismo, incluye las normas que los trabajadores están obligados a respetar. Por lo general estas pautas precisan reglas de convivencia y fijan límites éticos. Dependiendo de cada empresa, en ocasiones se determinan sanciones para quienes no cumplen con las disposiciones.
Implementación de una cultura organizacional
Cuando la cultura organizacional no está definida o no puede reconocerse, se deben llevar a cabo una serie de pasos que hagan posible su implementación. La primera fase requiere realizar una evaluación para trazar el perfil de la firma.
Luego deben identificarse los valores que sirven de guía, que tienen que estar en concordancia con el negocio. Hecho esto, es imprescindible comunicar la visión o filosofía a modo de resumen de la cultura corporativa.
El bienestar de los trabajadores
No se puede dejar de mencionar que la cultura organizacional debe contemplar el bienestar de los trabajadores. Y no solo esto: tiene que aportar a ese bienestar.
El equilibrio trabajo-vida es un factor cada vez más relevante para las empresas y los recursos humanos. El diseño de espacios laborales amigables y la posibilidad de desarrollar el teletrabajo son cuestiones que deben observarse.
La cultura organizacional también tiene que contemplar beneficios y compensaciones que incrementen la satisfacción y la motivación de los empleados. El reconocimiento a una evaluación del desempeño positiva es otro punto que debe considerarse.