El desapego es un concepto gestado a partir de la idea de desapegar, verbo que da cuenta de un desprendimiento, distanciamiento o alejamiento en materia de interés o afecto.
Aquellos que recomiendan poner en práctica el desapego en la realidad cotidiana aseguran que se vive mejor, con más libertad y con menos cargas si uno no desarrolla apego emocional. El no «atarse» a vínculos ni a objetos y el aprender a soltar el pasado y a todo aquello que no contribuye a generar tranquilidad y plenitud en el presente, dicen los defensores del desapego, lleva a una mejor adaptabilidad y a ganar independencia, por ejemplo.
Para conseguir autonomía emocional, señalan los especialistas en emociones, conductas y pensamientos, conviene, en primer lugar, fortalecer el autoestima, tener motivaciones personales, trabajar la aceptación, conocerse internamente y alcanzar un equilibrio tanto mental como afectivo para que los estímulos externos no repercutan ni condicionen – seria ni profundamente – las decisiones, los sentimientos o las acciones individuales.
Características del desapego
El desapego a nivel de lazos humanos, esos que se forjan entre parientes, amistades y seres queridos, no debe interpretarse como una muestra de desamor, desafecto o desinterés, sino como la decisión y la voluntad de formar relaciones que se basen en la comprensión mutua, el respeto, la tolerancia y la libertad.
Desde la perspectiva de determinados credos, doctrinas religiosas y corrientes espirituales, el desapego es el camino, o la solución, para abrazar el bienestar espiritual, la paz interior y la serenidad en todos los aspectos. Por ello, en el hinduismo se alienta a vivir el aquí y el ahora (es decir, el momento presente) con responsabilidad y una actitud activa sin destinar energía al apego por las cosas materiales, además de animar a despojarse de preocupaciones y pensamientos concernientes al pasado o al futuro. El budismo, en tanto, entiende que resulta esencial incorporar el desapego (no aferrándose a nada ni a nadie) y cultivar la gratitud si se anhela la felicidad sin ataduras ni condicionamientos.
Ventajas y desventajas
Reunir el coraje suficiente para modificar conductas, hábitos y estilos de vida en pos de un desapego que lleve a romper cadenas y a lograr un cierto distanciamiento de seres, situaciones o elementos para poder esclarecer ideas y pensar con objetividad es parte de un proceso largo y, casi siempre, complejo y difícil.
Para avanzar por la senda del desapego se requiere voluntad, determinación, valentía, constancia y paciencia porque así como hay ventajas también van apareciendo obstáculos y desventajas.
Esta práctica, consideran quienes la proponen a escala mundial porque están convencidos de los beneficios que aporta, es un gran recurso para afrontar, comprender y sobrellevar pérdidas; ayuda a no temerle a la soledad; permite despojarse de vínculos tóxicos o dañinos y atrae felicidad.
El desapego, de acuerdo a los lineamientos teóricos, promueve la autenticidad y estimula a liberarse de ataduras que sólo provocan sometimiento, dependencia, presión y frustración cada vez que no se cumplen las expectativas propias o ajenas.
Este concepto no implica tener que renunciar a todos los vínculos y bienes materiales, sino que empuja a tomar conciencia del modo en el cual uno se relaciona con el propósito de entender que se vive mejor, y más livianos, cuando se carece de la obligación, la necesidad o el mandato de tener que (o querer) controlar y poseer lo máximo posible.
Claro que conviene llegar a un equilibrio para obtener un desapego saludable, ya que un exceso en la intención de lograr un desprendimiento material o de confiar en la autosuficiencia puede generar consecuencias negativas. No es bueno llegar al límite del aislamiento social ni optar por cerrarse en uno mismo sin poder establecer o mantener vínculos personales, manifestar emociones, etc.
Los seres humanos no somos robots: si bien es aconsejable llevar una vida sencilla, apacible y sin ataduras, también hay que mostrar empatía y compromiso a nivel colectivo y satisfacer necesidades básicas.
Clases de desapego
Existen múltiples clases de desapego. Aprender a reconocer en qué consiste cada uno favorece las elecciones y las decisiones orientadas a qué hacer para intentar vivir mejor y en plenitud.
El desapego emocional, concretamente, se trabaja esforzándose en marcar distancia y separarse lo máximo posible respecto a lazos y situaciones. No se trata de insensibilidad ni de frenar (o anular) emociones, sino que la propuesta es impedir que el estado de ánimo o las disposiciones personales estén dominados por lo que uno siente, además de alentar el disfrute y el aprovechamiento del presente sin necesitar la aprobación o la reacción de alguien para ser feliz.
El desapego digital, en tanto, alude a una práctica necesaria en tiempos de tanta dependencia tecnológica. El objetivo de esta estrategia no es renunciar por completo al uso de dispositivos electrónicos, sino darse un respiro para cuidar la salud mental minimizando los niveles de estrés y ansiedad que se disparan, por ejemplo, cuando se vive pendiente de las comunicaciones virtuales, las publicaciones en redes sociales, las notificaciones del teléfono móvil, etc.
El desapego de las expectativas, el desapego de los resultados y el desapego material son otras categorías que llaman a apaciguar al ego, a no vivir pendientes del qué dirán y a no apegarse a cosas, ideas, ilusiones, personas o esperanzas, entre otras.